“Sólo quede un símbolo:
Quod elixum est ne asato.
No aséis lo que está cocido.”
Antonio Machado, Proverbios y Cantares XXII.
Oh, sabio Maestro, ¿debería estar inscrita esa insignia sobre la torre repleta de libros innecesarios?, ¿no son ellos en su gran mayoría productos asados o recocidos, refritos de históricos platos que una vez fueron exquisitos?
Todos estamos de pie sobre los hombros ajenos, se dirá; todos somos paseantes sobre caminos diseñados por mayores y estos a su vez hicieron lo mismo. Cierto.
Antonio Machado vio el triunfo de unos y la derrota de otros, estos otros eran los suyos; entre los dos dejaron atrás paisajes de muerte. Y tanto para los unos como para los otros se trataba de “recalentar comida” utilizando las formas de ideas del pasado: ni unos eran cristianos de verdad, ni los otros fueron libertadores. Inscritas en sus idearios vivieron creencias de segunda mano.
Católicos raquíticos y reaccionarios contra doctrinarios violentos y sectarios, una larga tradición era esa recalentar platos ya cocinados. Las promesas multicolores de libertades no son la Libertad.
La Libertad o Freiheit o Liberté tiene un origen y este origen está inscrito en el mismo comienzo de la especie humana. Sólo los hombres son capaces de elegir, sólo a ellos corresponde la responsabilidad por lo elegido. Todo lo que hacemos o lo que dejamos de hacer tiene consecuencias y por ello tenemos que estar dispuestos a pagar. La tendencia es suavizar eso. Subjetivizar o relativizar méritos o culpas son hechos comunes.
¿No aprobamos con gusto lo que nos sirva? Mientras, negamos este mismo placer a los otros. ¿Qué quedó?
Franco ganó y Antonio murió de una pulmonía desterrado en el exilio francés y sabía: “Mucha sangre de Caín tiene la gente labriega.”
¿Y nosotros? Sabemos que somos provisionales, nada más que eso.
friedrichmanfred y anavictoria febrero 2020
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