jueves, 23 de agosto de 2018

¿Dónde está Dios?

¿Dónde está Dios?

                   "Hier begegne ich meinen Zweifeln an Gott und meinem  Misstrauen gegenüber Menschen", 
     
   
                                         “Aquí encuentro mis dudas hacia Dios 
                                            y mi desconfianza hacia los hombres,”

dijo Heiko Maas, actual ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno Alemán. ¿Dónde? En el KZ Auschwitz, campo de exterminio instalado por el gobierno Nazi alemán durante la Guerra WW II.
Origen y causas de este crimen monstruoso han sido investigados y difundidos en el mundo entero. ¿Impedirá eso la repetición de tales masacres bajo circunstancias y condiciones distintas en el tiempo actual? No soy capaz de responder esa pregunta. 
Quiero dirigir mi reflexión en otra dirección, menos histórica, más filosófica: 
¿Habrá una causa escondida detrás de todo el desastre que no debemos tocar? ¿Está vedada por un secretismo indulgente? Estoy convencido que el rechazo del monstruoso crimen con un enfado moral no es suficiente.
He encontrado una fuente que revela algo de esa dimensión escondida y que compagina la duda que el ministro públicamente confesó recientemente.


En el “Diario de un escritor” de 1876 Fiodor Dostojevski describe la impresión que tuvo al encontrarse en Inglaterra con sectas cristianas modernas:

“El oficio que se realiza en la iglesia es impresionante, ricos ornamentos, sahumerio flotante, ambiente exaltado, profunda concentración durante las oraciones. Textos bíblicos son declamados, todos llegan y besan el libro sagrado. Se observan llantos, lágrimas.
Sin embargo, ¡esa iglesia es de ateos! Ninguno de los que aquí rezan creen en Dios. ¿Por qué entonces besan la Biblia? ¿Por qué lloran sobre la Sagrada Escritura?
Es porque después de renegar de Dios empiezan a adorar al ‘Hombre’, endiosan y veneran a la ‘Humanidad’. El sentido del libro se perdió, sólo la proyección social – ‘los beneficios’ – se quedó en esa iglesia de los ateos.”[i]

Me impresiona profundamente esta observación que el escritor Dostojevski redactó una generación antes a los eventos dramáticos del siglo XX. 
Es probable que la reflexión  de Dostojevski explique esa observación del triunfo de los sectarismos, desde el nazismo y el estalinismo hasta las variantes modernas populistas que están de moda y el número infinito de  reconvertidos, bautizados con el dogma de misterio etiquetado por una nueva imagen de Dios.
Con este ‘dios reconvertido’, recibido con beneplácito y personalizado… reducido a autor de bendiciones o castigos, todo es posible y practicable. Se volvió una figura ‘light’. Esa lección nos la enseña la experiencia reciente histórica y nos da una advertencia cuando andamos sobre las vías modernas del nuevo milenio. 
Creo que el ministro Maas da en el clavo. Auschwitz es un símbolo drástico de esa modernidad: todo es posible cuando el hombre, su mente angosta, se vuelve dios. Auschwitz es mucho más que una catástrofe histórica reciente, es la perversión más espantosa de la modernidad, su extrema culminación, a la que estamos enfrentados. 
La masa  no sabe nada de eso, siempre estará ausente de la dimensión de su real existencia, vive colaborando. Por eso es esencial la ‘desconfianza’ de todo lo que los hombres planean e intentan; y más cuando es con fanatismo – que es la fe del ignorante.
.¡No confiemos! es la única seguridad que hay.

 Redacción: friedrichmanfredpeter  agosto  2018
    Edición: anavictoria



[i]Walther Rehm, Experimentum Medietatis, München 1947, p. 75.

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