¡ACUMULÉMOS!
“Taler, Taler, Du musst wandern
Von der einen Hand zur andern.
Oh
wie herrlich, oh wie schön, ist des Talers Wiederseh´n.”
Canción infantil alemana.
“Moneda, moneda, tienes que
caminar de una mano a la otra.
¡Oh, qué precioso,
oh qué bello es si te vuelvo a ver.”
La
popular tonada unida a un juego de niños alemanes, esconde un saber secreto
sobre ciertos movimientos financieros actuales. “¿Qué saben los niños de
eso…qué van a saber sobre economía?” Puede contestarme la lectora o el lector de este
texto.
Pues la intuición no es privilegio de mentes ilustres, sino la reserva inicial de
todos los que vivimos tocando el “Taler”
(moneda, medida del penique, un duro, un
centavo… en dólar, euro o peso colombiano); de todos los que tratamos de
entender qué nos sucede como sociedad hoy por hoy.
Tal
vez, Karl Marx se inició así –en un juego- para dedicarse durante toda su vida
a la reflexión sobre los movimientos del Taler
para encontrarle un nombre idóneo: “DAS KAPITAL”; “el capital”, nombre que define un movimiento,
un proceso circulatorio de una mano a la otra, una metamorfosis en continuada y
permanente evolución y no involución.
La
siguiente lectura me ayuda a entender
porque es actual, moderno, iluminante:
“Der Wert äuft hier verschiedene Formen,
verschiedene Bewegungen, in denen er sich erhält und sich zugleich verwertet
vergrössert. (----) Es ist klar, dass trotz aller Wertrevolutionen die
kapitalistische Produktion nur so lange existiert und existieren kann, als der
Kapitalwert verwertet wird. (----) Erleidet der gesellschaftliche Kapitalwert
eine Wertrevolution, so kann es vorkommen, dass sein individuelles Kapital ihr
erliegt und untergeht.”
El valor del capital atraviesa distintas formas, elabora metamorfosis en
las que se mantiene mientras, a la vez, aumenta valor y volumen. (…) Está claro: mientras
existen “revoluciones de valor”
la producción capitalista sólo subsiste si el valor inicial del capital logra
ser renovado. (…) Cuando el valor inicial del capital sufre una “revolución de valor
sucede, a
menudo, que un capital individual se agota y se hunde.
El capital recorre una cadena de transformaciones coherentes y condicionadas las unas por las otras,
una serie de metamorfosis que representan otras tantas fases o etapas de un
proceso total. En cada una de estas
fases, el valor del capital reviste formas distintas a la que corresponde una distinta función especial. En
este recorrido, el valor desembolsado no sólo se mantiene sino que crece,
aumenta en magnitud. Por último, en la etapa final recobra la misma forma que
presentaba al comenzar el proceso en su conjunto. Este proceso, en su conjunto,
constituye un proceso cíclico.”
Karl Marx, Das
Kapital – tomo 2
Sabemos que el capital circula cada vez más rápidamente. Desde el año 1960 hasta 2005 la velocidad de compraventas en la bolsa de Wall Street se ha multiplicado por diez. Y eso es sólo el comienzo: las transferencias bancarias se realizan -a nivel mundial- con la velocidad de la luz. Ninguna mano sería capaz de atrapar estos Taler. Esa velocidad lleva un nombre actualizado: el turbocapitalismo. Para transacciones ya no hay límites de sistema, sólo hay intervenciones externas, controles estatales, etc. Estos controles son poco eficaces porque existen vías intransparentes para eludirlas.
La transformación de capital mercancía en dinero se realiza en la misma forma: velozmente. El consumidor está habituado a comprar inclusive sin dinero y muchos objetos así comprados aterrizan en rincones de su vivienda sin encontrar jamás un uso; así lo documentan los libros nunca leidos que sobran en las editoriales, los Cds jamás escuchados o los electrodomésticos instalados o arrinconados, pero jamás usados. Es posible, adelantar con la compra una mercancía aun no producida, porque comprar es veloz; mientras, producir aún necesita su tiempo. Un proceder así constituye un grave problema, es igual a un automóvil sin frenos… seguramente se estrella. Consumir hoy… pagar mañana, tal es considerado algo normal. Todo eso expone un sistema - que depende de la reproducción de capital invertido - a la amenaza de una crisis en permanente.
Resulta, además, que los ambientes sociales y personales se separan cada vez más. “Progreso” se llama este proceder cuando se analiza en términos personales, pero… ello significa alto riesgo en sentido social. Cada vez más personas no experimentan este tipo de progreso realmente como un adelanto; la pregunta que está en el aire es si realmente, textualmente, nos volveremos más “ricos” al tiempo que avanza el giro de la circulación más y más rápido. Ya hemos dejado atrás aquella idea decimónica de que el futuro se pueda considerar como una simple y espontánea continuación del presente. Esperamos inovación diariamente. La economía gobernada por el computer decide lo que es rentable y lo que no lo es. Quedar atrás, perdidos entre crisis y crisis constituye hoy en día un precio inevitable que la sociedad tiene que pagar. “La crisis limpia y purifica los mercados”, se dice. Así, opinan: se cura el sistema capitalista y él sólo …encuentra los remedios. Y de esta forma las revoluciones de valor, en términos de Marx, son saludables para el conjunto: ¡Que se aproveche el más listo! Así funciona el sistema.
Resultado es, que los riesgos de colapso serán cada vez más trasladados del presente hacia el futuro, hacia aquellos que aun no nacieron, encimado sobre una naturaleza ya ahora sobrecargada y explotada. Combinando este autoengaño con el engaño de elementos humanos aun nonatos, se logra establecer lo que según la observación de un ojo crítico, analítico, lector de Marx, precisa de una profunda corrección de base.
Los niños de la canción suelen salir corriendo cuando el Taler queda pegado en las manos escogidas por azar. Al portador de este Taler le corresponde salir corriendo y atrapar a otros. Un juego infantil, un juego más serio espera la sociedad occidental capitalista.
¿Quién lo ganará?
friedrichmanfredpeter marzo de 2017
anavictoriaoeding edición
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