jueves, 18 de septiembre de 2014

Ich rief den Teufel / Al diablo lamé

Heinrich Heine
Ich rief den Teufel, und er kam,
Und ich sah ihn mit Verwund'rung an.
Er ist nicht häßlich und ist nicht lahm,
Er ist ein lieber, scharmanter Mann,
Ein Mann in seinen besten Jahren,
Verbindlich und höflich und welterfahren.
Er ist ein gescheuter Diplomat,
Und spricht recht schön über Kirch' und Staat
Blaß ist er etwas, doch ist es kein Wunder,
Sanskrit und Hegel studiert er jetzunder.
Sein Lieblingspoet ist noch immer Fouqué[1].
Doch will er nicht mehr mit Kritik sich befassen,
Die hat er jetzt gänzlich überlassen
Der teuren Großmutter Hekate[2].
Er lobte mein juristisches Streben,
Hat früher sich auch damit abgegeben.
Er sagte, meine Freundschaft sei
Ihm nicht zu teuer, und nickte dabei,
Und frug: ob wir uns früher nicht
Schon einmal gesehn beim span'schen Gesandten?
Und als ich recht besah sein Gesicht,
Fand ich in ihm einen alten Bekannten.


>Llamé al diablo y este se presentó/ Lo miré extrañado/
Feo no es, ni cojo/ Es un hombre simpático/
En sus mejores años/ Educado, cortés y experimentado/
Un perfecto diplomático/ Alabando la iglesia y el estado/
Un poco pálido/ Pero nada extraño/
Estudia ahora el sánscrito[3]/ Hegel[4]y Fouqué sus preferidos/
Ya no quiere practicar la crítica/ Lo dejó a la abuela Hekaté/
Alabó mis actividades jurídicas/ Fue leguleyo como yo/
Le gustó mi amistad, dijo/ No le sale cara y se sonrió/
¿No nos hemos visto antes? preguntó/¿Junto al embajador de España? dijo/Y al verle de cerca la cara, dijo/
¡A este hombre lo conozco yo!/<

Este poema número 37 de "Heimkehr" en  Buch der Lieder reune todas las especias picantes de su poesía. El sarcasmo de Heine evoca la imagen del diablo Mefisto de El Fausto de Goethe para ironizar y burlarse de enemigos, de toda esa época cuando las fuerzas oscuras oprimen la libertad, y  en Europa bajo los signos de Restauración y de la Sagrada Alianza entre trono y altar se apagaron las luces.

¿Y esa libertad, dónde está?
El diablo es mundano y moderno, retiró el discurso de la libertad del escenario público y político porque ya no tiene vida real. Se acabó la función mental y social, original del pensamiento crítico ilustrado. Tal como supo esconder la cojera, el rabo y el olor a azufre ante la Santa Inquisición, las actuales circunstancias le han hecho olvidar el mensaje tricolor que  años antes había invadido Europa proclamando una nueva era.
Ahora el diablo es diligente estudioso del sánscrito, escucha al filósofo Hegel emitir su mensaje placentero desde la cátedra en Berlín y aplaude la sentencia que dice, lo que es real, también es ideal. Idealismo y realidad no se oponen sino coinciden.
Por eso, la realidad no precisa revolución, porque lo que le pasa es evolución, dialéctica y complicada, pero real. Todo lo que existe es real y por tanto ideal, la idea concretizada.

Además amablemente recomienda:
-¿No tenéis elementos atractivos bastantes para la evasión, para todo gusto y placer? Ahí está el dulce e inofensivo poemario romántico de un tal Fouqué, berlinés como Hegel. Y si os sobra energía vital, os recomiendo estudiar el sánscrito de los hindúes. Mientras más lejos, mejor, porque la revolución es cosa de la abuela Hekaté; ella, diosa griega, vieja bruja, os ofrecerá toda clase de calmantes y evasión esotérica, hierba buena, placer a gusto.

Lo dice el señor diablo que ahora practica lo que llamarán "Realpolitik".  Y por eso se le ve en las sedes diplomáticas, en la de España, por ejemplo. Y ahí se le conoce como persona agradable, sonriente, quien nunca dice nada, aunque hable mucho, de derechos humanos por ejemplo, de igualdad y de justicia, de bienestar para todos. Todo el mundo por eso le aprecia: Su sonrisa es contagiosa, inclusive programática, porque su gesto todo lo dice, nunca nada comenta, nunca a nadie ofende, nunca nada defiende. Abre la boca con un leve suspiro, porque le cuesta admitir que no tiene nada que decir.
No tiene cuentas en Suiza o en las Islas Caimán, porque lo tiene todo, más de lo que necesita. No es corrupto, porque el mismo es la corrupción. Le gusta ser VIP para todos y simpa de los amigos. Posee todos los títulos posibles, es noble entre nobles y pobre entre pobres y cojo entre cojos, siempre compasivo, un simpa radiante. Representa a mil y una NGO. Le aplaude todo el mundo, y se rumorea que le van a dar el Premio Nobel de la Paz.

El lector de este comentario se habrá dando cuenta que me he pasado, desde Heine a nuestro tiempo. Es natural, porque el diablo no envejece, no conoce el tiempo, solamente las circunstancias, y estas siempre le son favorables, tanto, que el mundo no existiría sin él. Y el señor amable y elegante que le sonreirá desde las pantallas de la tele, desde su computer, móvil o celular. Este es él, Heinrich Heine lo evocó y sigue a nuestro servicio, porque él es el mundo en el que vivimos.

friedrichmanfredpeter  septiembre14  





[1]  Friedrich de la Motte Fouqué, poeta romántico alemán.
[2]  Hekaté, diosa griega de la brujería.
[3] Sánscrito es la lengua clásica de la India, indoeuropea, la más antigua documentada.
[4] Georg Wilhelm Friedrich Hegel, 1770 - 1831, filósofo culminante del idealismo alemán.

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