Heinrich Heine
Ich rief
den Teufel, und er
kam,
Und ich sah ihn mit Verwund'rung an.
Er ist nicht häßlich und ist nicht lahm,
Er ist ein lieber, scharmanter Mann,
Ein Mann in seinen besten Jahren,
Verbindlich und höflich und welterfahren.
Er ist ein gescheuter Diplomat,
Und spricht recht schön über Kirch' und Staat
Blaß ist er etwas, doch ist es kein Wunder,
Sanskrit und Hegel studiert er jetzunder.
Sein Lieblingspoet ist noch immer Fouqué[1].
Doch will er nicht mehr mit Kritik sich befassen,
Die hat er jetzt gänzlich überlassen
Der teuren Großmutter Hekate[2].
Er lobte mein juristisches Streben,
Hat früher sich auch damit abgegeben.
Er sagte, meine Freundschaft sei
Ihm nicht zu teuer, und nickte dabei,
Und frug: ob wir uns früher nicht
Schon einmal gesehn beim span'schen Gesandten?
Und als ich recht besah sein Gesicht,
Fand ich in ihm einen alten Bekannten.
>Llamé al diablo y este se presentó/ Lo miré extrañado/
Feo no es, ni cojo/ Es un hombre simpático/
En sus mejores años/ Educado, cortés y experimentado/
Un perfecto diplomático/ Alabando la iglesia y el estado/
Un poco pálido/ Pero nada extraño/
Ya no quiere practicar la crítica/ Lo dejó a la abuela Hekaté/
Alabó mis actividades jurídicas/ Fue leguleyo como yo/
Le gustó mi amistad, dijo/ No le sale cara y se sonrió/
¿No nos hemos visto antes? preguntó/¿Junto al embajador de España?
dijo/Y al verle de cerca la cara, dijo/
¡A este hombre lo conozco yo!/<
Este poema número 37 de "Heimkehr" en Buch der Lieder reune todas las especias picantes de su poesía. El sarcasmo de Heine
evoca la imagen del diablo Mefisto de El Fausto de Goethe para ironizar y
burlarse de enemigos, de toda esa época cuando las fuerzas oscuras oprimen la libertad, y en Europa bajo los signos de Restauración y de
la Sagrada Alianza entre trono y altar se apagaron las luces.
¿Y esa libertad, dónde está?
El diablo es mundano y moderno, retiró el discurso de la libertad del
escenario público y político porque ya no tiene vida real. Se acabó la función
mental y social, original del pensamiento crítico ilustrado. Tal como supo
esconder la cojera, el rabo y el olor a azufre ante la Santa Inquisición, las
actuales circunstancias le han hecho olvidar el mensaje tricolor que años antes había invadido Europa proclamando
una nueva era.
Ahora el diablo es diligente estudioso del sánscrito, escucha al filósofo
Hegel emitir su mensaje placentero desde la cátedra en Berlín y aplaude la
sentencia que dice, lo que es real, también es ideal. Idealismo y realidad no
se oponen sino coinciden.
Por eso, la realidad no precisa revolución, porque lo que le pasa
es evolución, dialéctica y complicada, pero real. Todo lo que existe es real y
por tanto ideal, la idea concretizada.
Además amablemente recomienda:
-¿No tenéis elementos atractivos bastantes para la evasión, para
todo gusto y placer? Ahí está el dulce e inofensivo poemario romántico de un
tal Fouqué, berlinés como Hegel. Y si os sobra energía vital, os recomiendo
estudiar el sánscrito de los hindúes. Mientras más lejos, mejor, porque la
revolución es cosa de la abuela Hekaté; ella, diosa griega, vieja bruja, os
ofrecerá toda clase de calmantes y evasión esotérica, hierba buena, placer a
gusto.
Lo dice el señor diablo que ahora practica lo que llamarán
"Realpolitik". Y por eso se le
ve en las sedes diplomáticas, en la de España, por ejemplo. Y ahí se le conoce
como persona agradable, sonriente, quien nunca dice nada, aunque hable mucho,
de derechos humanos por ejemplo, de igualdad y de justicia, de bienestar para
todos. Todo el mundo por eso le aprecia: Su sonrisa es contagiosa, inclusive
programática, porque su gesto todo lo dice, nunca nada comenta, nunca a nadie
ofende, nunca nada defiende. Abre la boca con un leve suspiro, porque le cuesta
admitir que no tiene nada que decir.
No tiene cuentas en Suiza o en las Islas Caimán, porque lo tiene
todo, más de lo que necesita. No es corrupto, porque el mismo es la corrupción.
Le gusta ser VIP para todos y simpa de los amigos. Posee todos los títulos
posibles, es noble entre nobles y pobre entre pobres y cojo entre cojos,
siempre compasivo, un simpa radiante. Representa a mil y una NGO. Le aplaude
todo el mundo, y se rumorea que le van a dar el Premio Nobel de la Paz.
El lector de este comentario se habrá dando cuenta que me he
pasado, desde Heine a nuestro tiempo. Es natural, porque el diablo no envejece,
no conoce el tiempo, solamente las circunstancias, y estas siempre le son
favorables, tanto, que el mundo no existiría sin él. Y el señor amable y elegante que le sonreirá
desde las pantallas de la tele, desde su computer, móvil o celular. Este es él,
Heinrich Heine lo evocó y sigue a nuestro servicio, porque él es el mundo en el
que vivimos.
friedrichmanfredpeter
septiembre14
No hay comentarios:
Publicar un comentario