viernes, 2 de agosto de 2019

Genio y Caida


“Que una sociedad tan aparentemente enferma como para acabar en las garras del nazismo produzca tal cantidad de inteligencia, variedad de vanguardias e innovaciones vitales es uno de los grandes misterios del periodo (“Los Años Veinte”). Por eso mismo, su fracaso como democracia se ha buscado en causas psicosociales –la humillación del sentimiento nacional por el Tratado de Versalles-, y las reparaciones de la guerra, económicas – la hiperinflación y la posterior crisis de finales de los veinte – y sociales – la incapacidad del estado para proporcionar la adecuada cobertura social a los más menesterosos-.” (Fernando Vallespín, El País – 28.07.2019)



                         

La dimensión del evento ha sido realmente impresionante. Eso opina el Escritor Ernst Jünger: Dos grandes ‘filosofías’ existen sobre la tierra – la alemana y la griega. Los griegos habían optado por ‘el hombre’, los alemanes por ‘el espíritu’; había que combinar la realidad con la imaginación, y si se lograba eso entonces nacerían inmensos tesoros.


El clásico ejemplo es la pequeña ciudad de Weimar, ‘capital’ de un mini – estado y sede de la era clásica de la literatura y filosofía alemanas. De esa concentración nacerían mensajes revolucionarios cuyo alcance aún no está determinado. Comenzando con la variante alemana de la ilustración de Wieland, hasta Goethe y Schiller, y la manifestación de Romantik e Idealismo con Fichte y Hegel. 
Aquí entre bosques y aldeas perdidas se iniciarían los viajes de Alexander von Humboldt y la revolución pedagógica del Gymnasium. Esa ‘provincia pedagógica’ diseñó el paso del estático ‘saber’ al dinámico ‘crear’.
Aquí nacieron las revoluciones de diseño de ‘Bauhaus’ y proyectos musicales innovadores. Todo eso concentrado en el Nationaltheater, donde se reunieron en el año 1919 los diputados para dar vida a la nueva ‘República de Weimar’ cuya suerte es conocida. Sin embargo, su mensaje revivido marca la República Federal, primero la de Bonn y ahora la de Alemania reunificada de Berlín.
Entre escombros y desastres siempre vivía un genio.

 Yo no puedo acercarme a Weimar sin sentir el impacto que me produce ese lugar. Detrás de una colina se esconde el campo de Buchenwald donde, primero los nazis y después los comunistas sacrificaron a sus enemigos. Tan cerca en el espacio geográfico estuvieron el humanismo y su macabra contradicción: muerte y represión. 
Sin embargo, recuerdo un episodio que me contó uno de mis abuelos: Cuando al final de la II Guerra, el ejército ruso ocupaba esa ciudad y un grupo de soldados dirigido por un sargento entró en la casa que había sido de Goethe. El sargento llamó a ‘la orden’ el grupo diciendo:
¡Quítense los gorros idiotas, estamos en la casa de Goethe!
Yo sigo este ejemplo, también me lo quito.

friedrichmanfred agosto   2019
  edición anavictoria


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