(“Der Dreigroschenroman”)
¿Muestra
algo válido en la actual situación? ¿Se habrá inspirado Donald Trump en ella?
El
tiburón muestra afilados dientes en su cara,
Pero
Macheath lleva una navaja, y esa no se ve.
(“Und der Haifisch, der hat Zähne,
Und die trägt er im Gesicht.
Und Macheath der hat ein Messer,
Doch das Messer sieht man nicht!”)
El
principal personaje de esta novela del año 1934 se llama Macheath (pronunciado
Mequíz). Brecht concibió esta obra pocos años después de la Ópera del mismo
nombre que tuvo un sonado éxito debido, en parte al a música de Kurt Weill. A continuación traduzco y parafraseo
libremente la descripción del personaje escrita por Joke Frerichs, mi exalumno,
amigo y escritor en lengua alemana:
Brecht presenta a Macheath como
hombre con un talento singular, destaca su capacidad de pensar de modo “plump”; es simple, grosero, burdo y aparenta
ser torpe. Pensar de este modo es signo de “hombres singulares e importantes” dedicados al chiste
grosero y a la chabacanería.
El modo “plump” consiste en saber reducir un asunto
complicado (por interés y utilidad personal o de un pequeño grupo) a un solo
punto clave. Funciona así: nadie antes comprendía bien algún tema, algo
importante no es conocido a fondo, nadie ha escuchado su definición compleja…
entonces con el mágico modo “plump”,
el asunto complejo es transformado; se refiere a algo que le pasa a la gente y
argumenta con palabras que la masa popular entiende, usando la jerga del caso e
incluso la vulgaridad. De esta manera reduce el pensamiento complicado a un
lugar común, práctico. La teoría volcada
hacia la práctica es reducida a una cuestión fácil de manejar con la ayuda de
algunos clichés de tono dogmático. El ideal es concentrar un amplio discurso,
reducirlo a un lema o consigna, algo que todo el mundo comprenda; tal presentación
es de una lógica contundente. El idioma alemán habla de “Schlagwort”, (palabra-cocotazo) palabra que golpea,
que despierta emoción, que insinúa acción.
Para
frenar un discurso de este calibre no hay alternativas que valgan, es inútil
imaginarlas; las mentes invadidas por el entusiasmo no las escucharían,
no las aceptarían; la gente quiere ver, admirar, querer: “¡Por fin hay quien ofrece algo tangible, creíble!”
Trump al
igual que Macheath no está equivocado de tiempo, está en la ola actual
dedicado a mover capital reciclable, le
anima el espíritu de los negocios, sabe qué ventaja el mercado ofrece y define verdades de acuerdo a las necesidades. Mueve
las fichas en el tablero, pero las líneas a seguir están pre - escritas. De ahí sus gestos de
orgullo y el desprecio de las buenas costumbres: ¡Hay que ser claro y directo!
Un público embobado le aplaude porque él es cómo ellos se quisieran ver.
Ambas figuras
no son totalmente nuevas, siempre las hubo, y Bert Brecht echó una ojeada al
futuro para observar cómo aparecen falsificadores y mafiosos en las cumbres de las
sociedades modernas.
Karl
Marx dio una mirada aun más lejos al tiempo indefinido de economía universal,
cuando el capital financiero envuelve la
tierra en busca de beneficio y mayor productividad. Macheath y Trump son
agentes de este proceso.
La
simpleza de estos dos no es un disfraz, el
carácter acompaña estas personas, son cómo ellos se ven ante el espejo,
negociantes tanto en lo privado como en lo público, su modernidad excluye todo
lo que impida acumular dinero y poder. “Nada saber” es una virtud. Y su lección es sencilla:
mientras menos pienses, reflexiones o dudes, mejores resultados obtendrás.
Entre la oferta de cien opciones, la más burda será la mejor. El pensamiento “plump” ganará. Y de hecho acaba de ganar,
como todos podemos ver ya salidos de nuestro asombro.
friedrichmanfredpeter noviembre 2016
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