miércoles, 16 de noviembre de 2016

¿ALTERNATIVE?

¿ALTERNATIVE?

“Alemán es  quien posee la ciudadanía alemana.”
< Art.16 GG>[1]

Alternative für Deutschland AFD se llama el partido político alemán creado hace tres años, que ha tenido un éxito sorprendente en las elecciones regionales recientes en Alemania. Junto con otros grupos sociales iguales o más radicales aún pretenden “defender los derechos del pueblo alemán”.
“¡Alemania primero!” se diría modificando un conocido eslogan americano.
Wir sind das Volk!” gritan miles de voces en continuas manifestaciones callejeras---“Nosotros somos el pueblo” --
Ellos presumen defender los derechos de un supuesto “pueblo alemán” contra las pretensiones de un “gobierno corrupto” que dizque no respeta la identidad nacional de los alemanes al admitir la inmigración de gente procedente de otras etnias y culturas. El hecho de que se trate de refugiados en busca de asilo es ignorado por estos grupos. El interés local se antepone a todo, la preocupación por el destino de los demás llega hasta la frontera más cercana; por allá lejos, nada les interesa. Pueden creer incluso que no existe.



Las palabras “WIR” y “ das VOLK”  (nosotros – el pueblo) reclaman una supuesta identidad  étnica entre  individuos y pueblo que conformen la nación Alemania.

Yo contradigo  esa pretensión. Es una falacia porque no está conforme con la palabra y el sentido de la Constitución:
--Ellos no son “das Volk”, sólo son una parte de la población.
--Ellos no son “Wir” ; “nosotros el pueblo” tal es una  expresión del ideario excluyente y totalitario, herencia tanto de nazis como de  comunistas.


La Constitución alemana define que alemanes son quienes poseen la ciudadanía alemana; cualquier definición arbitraria es inconstitucional y resulta lícito llamar nazis a aquellos que andan vociferantes por las calles predicando el odio contra extranjeros. La Constitución alemana no conoce ninguna etnia propia, ni religión, ni otras preferencias para formar a la nación alemana. El término “völkisch”, adjetivo de “das Volk” también pertenece al vocabulario nazi. Quién la usa para describir “limpieza étnica”es un nazi ideológico. En ningún momento de su historia la población alemana ha sido “völkisch”: ese fue un invento de mentes obsesionadas con el racismo. Los movimientos neonazis reciclan esa terminología para denunciar el “peligro” de perder “la identidad” debido a las mezclas con poblaciones foráneas.
La historia da cuenta de colaboradores intelectuales de tal ideología. La presente ola de simpatía que sensibiliza a la población reaccionaria del país (no olvidemos que revolución y reacción son mecanismos sociales históricos) despierta un desarrollo fatal de oportunismo hacia esta renovada teoría racista.

Haber abolido el racismo antihumano después de 1945 constituye el gran logro histórico de Alemania y ha sido la respuesta de la generación de posguerra ante los abusos y crímenes del totalitarismo estatal nazi, que también estuvieron al orden del día bajo dominio soviético en Alemania Oriental durante dos generaciones más.
Ahora, durante meses, estos grupos extremistas que parecen haber resucitado de tumbas casi olvidadas comienzan a envenenar la convivencia pacífica. Y tienen éxito con su discurso simple y agresivo. Los reaccionarios del día son modernos, no son defensores de valores tradicionales como hacen algunos primos suyos conservadores. Ellos manifiestan vigor juvenil; la simpleza del discurso engancha fácilmente a sus jóvenes seguidores que carecen de formación y de saber histórico. En sus vidas privadas son “recocheros”; han aprendido modos de vivir alegres y deshinibidos y saben que predicar odio es más eficaz que hablar dulcemente de amores platónicos. Los reaccionarios alemanes y los gringos sintonizan en el discurso banal y plebeyo. Les gusta el espectáculo. ¿Vencerán?

Acusan la política de la canciller Merkel por “traicionar al pueblo alemán” porque ella fue quien admitió a los refugiados inmigrar, sin diferenciar origen étnico ni creencias.

En realidad al así actuar, Merkel simplemente cumplió con otro mandato constitucional tal es la obligación por parte de la nación alemana de prestar asilo político al perseguido, lo que es base de su labor: Todo canciller es obligado a cumplir juramento prestado.


Observando los recientes sucesos en numerosos países occidentales  entiendo que nos hallamos ante una avalancha reaccionaria, el ejemplo alemán sólo forma una parte de un problema universal.
Llegó el momento de defender el diamante de una Constitución que rescató al humanismo de entre los escombros de dos guerras. Que algunos vecinos europeos  no compartan esto es algo que no nos debe perturbar.
Alemania no debe recaer en el marasmo étnico en que se convirtió la sociedad alemana durante la reciente historia del siglo pasado.
Modificando un verso de Bert Brecht, escribo:

         ¡Otras naciones hagan sus labores,
          Yo haré las mías!

friedrichmanfredpeter   noviembre  2016


[1] Deutscher im Sinne dieses Grundgesetzes ist ----- wer die deutsche Staatsangehörigkeit besitzt.<Art.16 GG>

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