HELIÓPOLIS
la otra utopía
- Ernst
Jünger[1]
<Vivimos en
cirunstancias especiales, perdida la tradición, nos gobierna la anarquía. No
hay duda que eso hay que cambiarlo, pero distintas son las opiniones sobre
cómo lograr una nueva estabilidad.
Quedan dos
opciones, una de ellas orienta la vida hacia abajo, la otra quiere levantarla
hacia arriba.
La primera, apoyada por
la administración central en Heliópolis está fundada sobre fragmentos e
hipótesis de los partidos clásicos y planifica el gobierno como una burocracia
absoluta.
La doctrina es
simple: el hombre- un ser zoológico - necesita la técnica que le da forma y
autoridad y le mantiene maniatado. Su intención es crear un estado inteligente
de insectos. Esa doctrina se apoya sobre experiencia real y es racional, y
en eso está su poder.
La segunda opción es la
nuestra, no buscamos elevar un colectivo a formar estado, nosotros buscamos un
orden histórico.
Queremos que el
hombre sea libre, y esa libertad debe constituir el orden social, que
el estado protegerá. Esa es la diferencia principal en principios y métodos con
la primera. Ellos necesitan nivelar y atomizar, igualar los elementos
humanos para lograr un orden perfecto.
Nosotros, sin
embargo, queremos que el hombre sea el dueño.
Ellos desean
perfeccionar la técnica, nosotros queremos perfeccionar al hombre.
Y sobre eso se
funda la selección: Ellos quieren superioridad técnica, para eso necesitan
seleccionar a especialistas que serán individuos reducidos. No es simplemente
un mal menor, es ley básica, porque aquel orden se funda sobre la eliminación
del factor humano.
Entre dos
candidatos, al más idóneo es considerado quien menos dignidad, menos conciencia
y menos autonomía traiga - en breve
dicho - quien no opondrá resistencia humana al avance técnico.
Y no hay que
extrañarse, porque en la administración se encuentre esa fusión de autómatas y
de auténticos criminales.
Nosotros
queremos formar una élite, y eso es mucho más complicado: estamos nadando
contra la corriente. Para ganar terreno tenemos que colocar travesaños. Nivelarlo todo, facilmente encuentra apoyo.
Nosotros buscamos el ideal humano que solo de forma excepcional se muestra en
perfección en la sociedad.
Necesitamos
virtudes aristocráticas y democráticas a la vez. Vivimos en la decadencia
del orden democrático, y la democracia ya no reside en la opinión pública
general, sino es parte de la consciencia de indididuos benevolentes y
responsables.
Encontrarlos es
una tarea complicada, pero se hallarán entre aquellas personas que se destacan
por lo que hacen, saben y son capaces de
promover.
Esta es la
única vía posible para seleccionar élites que necesita nuestro tiempo. >
Comentario:
Ernst Jünger
comenzó el manuscrito de Heliópolis en el año 1947 y lo terminó en 1949 - años
claves de la posguerra en Alemania, años sin orden, años de anarquía real, años
de busqueda cómo reinventar la nación.
¿Tendrá un
futuro este montón de escombros?
¿Cuáles serán
los principios idóneos para este país moralmente desprestigiado?
Ernst Jünger
inventa Heliópolis - subtítulo: mirada atrás sobre una ciudad, y en ella
concentra reflexiones que tocan esa actualidad. Es un libro de difícil lectura,
pero lleno de sorpresas - el texto arriba citado es una de ellas.
Sorpresa
también por la visión expuesta y confirmada por Hannah Arendt observando el
proceso "Eichmann", que los crímenes nazi en su terrorífica dimensión no fueron
cometidos por individuos sádicos e insaciables, sino ejecutados en su enorme
volumen por mediocres burócratas, duchos y eficaces en su labor de
especialistas. Criminales modernos, tecnicamente eficaces, inteligencia
tecnócrata moralmente neutra y utilizable por toda clase de régimen político y
social. La prueba: la mayoría de estos responsables siguió bajo nueva etiqueta
en la era siguiente.
El texto pide
la formación de élites modernas, que no esten alejadas de la tradición
humanista y que formen un contrapeso a la tendencia dominante de la
tecnificación y especialización. El especialista según la descripción de Jünger
siempre es un ser peligroso, su tendencia a la simplificación y reducción a un
puro tema técnico, le hace indispensable para la administración moderna. Pero
detrás de esta función de servicio esconde un inmenso poder que suele degenerar
en violencia contra la misión humanista de una sociedad.
Bajo la
etiqueta de servicio puede esconderse una moderna tiranía; bajo el signo de
progreso reina la intolerancia de siglos atrás.
En Alemania actualmente, una masa popular
desenfrenada pide soluciones técnicas contra fugitivos inmigrantes, reclama
derechos de su propia identidad, y manifiesta esa tendencia antihumana bajo la
etiqueta de voluntad democrática. Se ve
confirmada la opción de Jünger en su reflexión crítica de la democracia
moderna, que lo iguala todo, y lo justifica todo cuando es declarado voluntad
del pueblo.
Pues, no es
así.
Una sociedad
sin élites se entrega a la voluntad de todos, en su mayoría egoistas y mediocres. La tendencia a la
tecnocracia igualitaria necesita un contrapeso: la existencia y el peso real de
la valía de libertad individual, la selección de una élite democrática. Sin
ella, toda sociedad degenerá, perfeccionando su incompetencia.
La tendencia
que estamos viviendo hoy va abiertamente en esa dirección. Preguntemos a
profesores de educación secundaria y de bachillerato, lo confirmarán todos, o
callarán porque la administración les ha impuesto reglas eficaces de control,
que no se aparten del "buen camino" de lo que se considera "progreso"
educativo.
Conclusión:
Cuando un error público establecido y aplaudido está vigente, ya no es error.
Cuando todos creen ser iguales y libres, comienza la opresión de la libertad.
Ernst Jünger
adelantó la reflexión sobre este problema de actualidad.
¿Quién se
atreve a seguirle?
friedrichmanfredpeter agosto
2015
[1] selección y traducción - fmp, Ernst Jünger, Heliopolis ,
Rückblickj auf eine Stadt,
Heliopolis - Verlag Tübingen,
p.175.
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