miércoles, 26 de agosto de 2015

Heliópolis

HELIÓPOLIS
                        la otra utopía
                                                 - Ernst Jünger[1]

<Vivimos en cirunstancias especiales, perdida la tradición, nos gobierna la anarquía. No hay duda que eso hay que cambiarlo, pero distintas son las opiniones sobre cómo  lograr una nueva estabilidad.
Quedan dos opciones, una de ellas orienta la vida hacia abajo, la otra quiere levantarla hacia arriba.
La primera, apoyada por la administración central en Heliópolis está fundada sobre fragmentos e hipótesis de los partidos clásicos y planifica el gobierno como una burocracia absoluta.
La doctrina es simple: el hombre- un ser zoológico - necesita la técnica que le da forma y autoridad y le mantiene  maniatado.  Su intención es crear un estado inteligente de insectos. Esa doctrina se apoya sobre experiencia real y es racional, y en eso está su poder.


La segunda opción es la nuestra, no buscamos elevar un colectivo a formar estado, nosotros buscamos un orden histórico.
Queremos que el hombre sea libre, y esa libertad debe constituir el orden social, que el estado protegerá. Esa es la diferencia principal en principios y métodos con la primera. Ellos necesitan nivelar y atomizar, igualar los elementos humanos para lograr un orden perfecto.
Nosotros, sin embargo, queremos que el hombre sea el dueño.
Ellos desean perfeccionar la técnica, nosotros queremos perfeccionar al hombre.
Y sobre eso se funda la selección: Ellos quieren superioridad técnica, para eso necesitan seleccionar a especialistas que serán individuos reducidos. No es simplemente un mal menor, es ley básica, porque aquel orden se funda sobre la eliminación del factor humano.
Entre dos candidatos, al más idóneo es considerado quien menos dignidad, menos conciencia y menos autonomía traiga  - en breve dicho - quien no opondrá resistencia humana al avance técnico.
Y no hay que extrañarse, porque en la administración se encuentre esa fusión de autómatas y de auténticos criminales.
Nosotros queremos formar una élite, y eso es mucho más complicado: estamos nadando contra la corriente. Para ganar terreno tenemos que colocar travesaños.  Nivelarlo todo, facilmente encuentra apoyo. Nosotros buscamos el ideal humano que solo de forma excepcional se muestra en perfección en la sociedad.
Necesitamos virtudes aristocráticas y democráticas a la vez. Vivimos en la decadencia del orden democrático, y la democracia ya no reside en la opinión pública general, sino es parte de la consciencia de indididuos benevolentes y responsables.
Encontrarlos es una tarea complicada, pero se hallarán entre aquellas personas que se destacan por  lo que hacen, saben y son capaces de promover.
Esta es la única vía posible para seleccionar élites que necesita nuestro tiempo. >

Comentario:
Ernst Jünger comenzó el manuscrito de Heliópolis en el año 1947 y lo terminó en 1949 - años claves de la posguerra en Alemania, años sin orden, años de anarquía real, años de busqueda cómo reinventar la nación.
¿Tendrá un futuro este montón de escombros?
¿Cuáles serán los principios idóneos para este país moralmente desprestigiado?
Ernst Jünger inventa Heliópolis - subtítulo: mirada atrás sobre una ciudad, y en ella concentra reflexiones que tocan esa actualidad. Es un libro de difícil lectura, pero lleno de sorpresas - el texto arriba citado es una de ellas.
Sorpresa también por la visión expuesta y confirmada por Hannah Arendt observando el proceso "Eichmann", que los crímenes nazi  en su terrorífica dimensión no fueron cometidos por individuos sádicos e insaciables, sino ejecutados en su enorme volumen por mediocres burócratas, duchos y eficaces en su labor de especialistas. Criminales modernos, tecnicamente eficaces, inteligencia tecnócrata moralmente neutra y utilizable por toda clase de régimen político y social. La prueba: la mayoría de estos responsables siguió bajo nueva etiqueta en la era siguiente.
El texto pide la formación de élites modernas, que no esten alejadas de la tradición humanista y que formen un contrapeso a la tendencia dominante de la tecnificación y especialización. El especialista según la descripción de Jünger siempre es un ser peligroso, su tendencia a la simplificación y reducción a un puro tema técnico, le hace indispensable para la administración moderna. Pero detrás de esta función de servicio esconde un inmenso poder que suele degenerar en violencia contra la misión humanista de una sociedad.
Bajo la etiqueta de servicio puede esconderse una moderna tiranía; bajo el signo de progreso reina la intolerancia de siglos atrás.

 En Alemania actualmente, una masa popular desenfrenada pide soluciones técnicas contra fugitivos inmigrantes, reclama derechos de su propia identidad, y manifiesta esa tendencia antihumana bajo la etiqueta de voluntad democrática.  Se ve confirmada la opción de Jünger en su reflexión crítica de la democracia moderna, que lo iguala todo, y lo justifica todo cuando es declarado voluntad del pueblo.
Pues, no es así.
Una sociedad sin élites se entrega a la voluntad de todos, en su mayoría  egoistas y mediocres. La tendencia a la tecnocracia igualitaria necesita un contrapeso: la existencia y el peso real de la valía de libertad individual, la selección de una élite democrática. Sin ella, toda sociedad degenerá, perfeccionando su incompetencia.

La tendencia que estamos viviendo hoy va abiertamente en esa dirección. Preguntemos a profesores de educación secundaria y de bachillerato, lo confirmarán todos, o callarán porque la administración les ha impuesto reglas eficaces de control, que no se aparten del "buen camino" de lo que se considera "progreso" educativo.

Conclusión: Cuando un error público establecido y aplaudido está vigente, ya no es error. Cuando todos creen ser iguales y libres, comienza la opresión de la libertad.
Ernst Jünger adelantó la reflexión sobre este problema de actualidad.
¿Quién se atreve a seguirle?

friedrichmanfredpeter  agosto   2015




[1] selección y traducción - fmp, Ernst Jünger, Heliopolis , Rückblickj auf eine Stadt,
Heliopolis - Verlag Tübingen, p.175.

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