lunes, 3 de noviembre de 2014

Heinrich Heines Blick - La mirada de Heinrich Heine

Heinrich Heine eröffnet einen "befreiten" Blick auf die Welt. Ich kenne keinen Autor, dem die Freiheit mehr bedeutet als Leben -  Glück - oder  stille Zufriedenheit. Heine ist einsam; er wussta das.
Heines Wirkung auf die Welt der "Romania" war bescheiden; die Spanisch sprechende Welt hat ihn garnicht zur Kenntnis genommen. Sein Sarkasmus und verletzende Ironie gelten als unanständig. Es gehört sich nicht, über Gott und die Welt zu lästern. Dabei ist es Heines Absicht, die Leser zum eigenen Denken zu bewegen, sie in Unruhe zu versetzen.
"Sie essen gut und trinken gut, erfreu´n sich ihres Maulwurfsglücks und ihre Grossmut ist so gross als wie das Loch in der Armenbüchs."
Das soll verletzen, und tut es auch.
Heinrich Heine, ein evangelisch getaufter Jude, scheut das Thema der Religion. Alle religiösen Konfessionen sind ihm gleich verdächtig.
Woran glaubt er eigentlich? wird oft gefragt. -- Das weiss nur er allein.
"Nicht an die Menschenrechte" hat er geantwortet, sondern an "die göttlichen Rechte der Menschen".
Also nicht an satt zu sein und gesund, wählen zu dürfen und gewählt zu werden, nicht verurteilt zu werden ohne Richter, usw.;  
vielmehr, frei sein zu denken und zu leben, ohne anderen Menschen zu schaden.
Vielen fehlt hier das "Prinzip", der theoretische Boden, auf dem diese Freiheit stattfinden soll. Heine war Freund von Karl Marx, jedoch kein Marxist. Jeglicher Enthusiasmus war ihm fremd, sogar verdächtig. Auch Marx war ihm verdächtig. In diesem Schatten tobt der hasserfüllte Börne - Streit, mit Börne, dem Prediger der deutschen Revolution.


Vielleicht hätte ihm Barranquilla gefallen, wenn er es denn gekannt hätte. Wenn man ihn einordnen will, dann unter die Epikuräer, weniger ein Lebenskünstler als ein  Mensch, der Lebensglück für das höchste Gut schätzt.

Sein Verständnis gilt den Schwachen und Kleinen, sein Misstrauen den Grossen und Mächtigen; er ist Mentor von Frauen und Kindern, von Blumen, Blüten und Bäumen, von Wiesen und Feldern. Darum ist er kein Menschenfreund.
Und darum werde ich einige Passagen aus seinem Werk weiterhin kommentieren.
fmp -- Nov.14

Heine ayuda a los lectores a contemplar libremente este mundo. Yo no conozco a ningún autor similar a él, quien ama más la libertad que la vida, o la felicidad o estar cómodo  y contento.
Heine tuvo muy poca influencia sobre las culturas "latinas". El mundo  que habla español ni ha tomado nota siquiera de su obra. Es un desconocido. Su sarcasmo y su ironía son hirientes y son considerados de mal gusto. No está bien, hablar mal de dios y del mundo. Pero su intención es, motivar a los lectores a reflexionar, a inquietarles:
"Ellos comen y beben bien, disfrutan de su bienestar de topos, y su generosidad es tan grande como la rajita en la cajita para limosnas."
Heine quiere herir, y logra eso, hay quien se siente ofendido por él, porque no es amigo de la gente.
Es judío, bautizado como evangélico,  rehuye el tema de la religión. Todas las confesiones religiosos le parecen sospechosas y muchos ya han preguntado: ¿En qué cree él? ---solo él sabrá decirlo.
Habría contestado: - "no en los derechos humanos, sino en los derechos divinos del hombre".
Es decir, no en el derecho de alimento, salud o de participar en elecciones, de poder ser elegido y poseer derechos civiles, etc.; eso poco le interesa.
Su deseo es pensar, escribir y vivir en libertad. Hasta los amigos de su obra echan en falta un principio básico, para vivir esa libertad, y advierten contra el acecho del libertinaje. Esta es la causa de la abierta enemistad entre Heine y Börne, "amigos" que se  detestan, intercambian panfletos de odio a muerte.

Heine ha sido amigo de Karl Marx, pero no fue marxista, porque todo entusiasmo le era extraño, inclusive sospechoso; también sospechó de Marx; preveía el avenir de un pensamiento único, el   totalitarismo de izquierda, la dictadura de la razón única.

Tal vez le habría gustado Barranquilla si la hubiese conocido; el ambiente abierto, tolerante, la sensualidad caribeña.
Para ponerle una etiqueta, conviene la de epicureo, pero no como vividor, sino amante de felicidad. Heine defiende débiles contra fuertes, es mentor de mujeres y niños, de flores, árboles y de paisajes de encanto, llenos de leyendas eróticas.
Seguiré comentando textos suyos

fmp--- nov.14

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