domingo, 1 de septiembre de 2013

El día cuando cayó

la ciudad de Cartago, comenzó la catástrofe, la de los habitantes de esta ciudad opulenta en el norte de África, asesinados, violados, esclavizados: la barbarie histórica.  Las Guerras Púnicas habían cambiado el panorama político en el Mediterráneo occidental. Roma había vencido, más que eso: Roma imperial había nacido.
¿Cuál es el secreto de esa victoria?

Los hechos históricos revelan la fuente principal del poderío de Roma, la crueldad. Cartago fue arrasada, eliminada fisicamente, borrada de la faz de la tierra. Trato cruel, sonado por el mundo entero de aquella época; y Roma por su peso durante periodos relativamente largos monopolizó la violencia.
Pax romana, llamaron los romanos lo que en tiempos de Augusto logró desterrar la violencia caótica, temporalmente. También sabemos, cuál ha sido el precio a pagar por la calma reinante.
¡No hablemos de paz!
Fue simplemente dicho, fruto de la crueldad institucionalizada, cuyo eco llegó hasta el último rincón del mundo conocido.
La legión romana era una máquina perfecta para matar. Su disciplina y armamento tuvieron el único fin, destrozar al enemigo. Julio Cesar bien lo describe, cómo actuaron ante el enemigo: no dejar sobrevivientes. Roma, sinónimo de invencible.

Crueldad, causa, no solamente del triunfo, sino también de la decadencia del imperio. Lo que a Cartago pasó, no se pudo repetir contra germanos y partos orientales.
Roma cayó por su propio sobrepeso, militarizado e inflexible, dominante, pero ahogada entre deudas y una masa de población inactiva, parasitaria, hambrienta de pan y diversiones.
Conclusión: el imperio aparece, sube, eclipsa y desaparece, cediendo el paso a otros imperios.
¿Cambiaron estos su destino, aprendieron algo de la caida de Cartago?

¿Cómo actuaron los vencedores sobre Napoleón casi dos mil años después de la caida de Cartago?
La Sagrada Alianza formada por igleses, rusos, austriacos y prusianos. Comprendieron que la eliminación física del enemigo no era una medida razonable, respetaron el peso de Francia en Europa; fue una victoria política con dos millones de muertos. Los vencedores materiales, los militares, cedieron el campo de batalla sangriento a la diplomacia y a los elementos del pasado revividos, como la iglesia y la nobleza, todo el conjunto de los enemigos de la revolución. No se repitió el desastre de Cartago. Paris no fue arrasada y Napoleón desterrado a Elba. No hubo ningún tribunal como el de Nuremberg contra los vencidos.
Pero, la voluntad política de estos vencedores, por desgracia de la Europa liberal, se impuso. El espíritu de la Restauración se estableció en Europa bajo la alianza de imperios casi por un siglo completo y la libertad se retiró a las Américas. Hispanoamérica vivió su revolución, gracias a Simón Bolívar.

Durante los eventos sangrientos había voces pacifistas, ideas y proyectos de pacificación. Sin embargo, no lograron impedir la guerra como factor histórico dominante. Esta acompañó la humanidad desde el principio, desde Caín y Abel, se puede decir. Y lo que vemos, nos indica que esto no cambiará. Somos quienes somos. Las palabras nada cambian; son literatura para clases de bachillerato.
El historiador no ve otro mundo levantarse después de años de caos sangriento. El efecto pacificador dura poco. Decenas de nuevas guerras se conocieron después de la Segunda Guerra Mundial.

Pero la historia nos ha presentado otros imperios y más gritos por la paz inspirando literatura importante, vidas individuales y modélicos dedicadas a un mundo sin guerras.
Pero, lo que cuenta, son hechos; hechos como se nos presentan los imperios de la actualidad, como son Rusia, China o los Estados Unidos de América.
Este imperio americano es considerado heredero auténtico de Roma.
¿Tendrá un destino similar?

Esta pregunta abre un amplio panorama de preguntas:

¿Es realmente libre su presidente de actuar como quiere?
–Los emperadores romanos nunca lo fueron. Los intereses del estado, el senado, las grandes fortunas de familias pudientes marcaron el paso de sus decisiones.

¿Exige el imperio presencia e intervención en el mundo entero?
–Roma no tuvo más remedio que hacerse presente, no pudo dejar un vacío de poder; enseguida estaría ocupado por rivales.

¿Cuál es el precio a pagar por el ciudadano americano, y por los demás? ¿Es sostenible la Pax americana - deudas - aversión contra América - pacifismo?
–Los gastos siempre superaron los ingresos en Roma. Por eso, la obligación de permanente expansión. El botín de guerra era razón de estado; botín, que en su casi totalidad tuvo que ser invertido en armamento. La guerra pidió más guerras. La población romana empobreció y las provincias también por sufrir de sobrecarga, y Roma fue odiada cada vez más, hasta de sus aliados. La tropa profesional de la legión estuvo compuesta por extranjeros, por auxiliares no romanos, con excepción de los altos rangos. La clase intelectual temía y despreciaba esta masa militar. Se alejó hacia un mundo de arte y de literatura viviendo en el retiro del parásito social.

¿Será su destino igual al de Roma?
–El futuro contestará

friedrichmanfredpeter 1-sep-13

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