viernes, 5 de octubre de 2007

¿ Quién era Simón Bolívar? (1*)

Una mirada a la historia por F. Manfred Peter

--El lector latino se preguntará: ¿para qué repetir lo que ya sabemos los que nos ha tocado estudiar bachillerato en un país bolivariano?
--Con palabras de Goethe contestaré: “Trabajando tu herencia lograrás a poseerla.“
Cada generación se enfrenta a las mismas preguntas, pero sus respuestas han de ser diferentes, ¡suyas!


“Odio y admiración dibujaron su imagen .“
Esta frase Friedrich Schiller dedicada al general von Wallenstein en su famosos ensayo sobre la Guerra de los Treinta Años caracteriza también a Simón Bolívar, traidor, revolucionario, héroe, libertador.
Para poder juzgar los eventos importantes de la vida del extraordinario personaje hay que recurrir al dualismo de la Ilustración acogido y congelado en el mito de una luz que cambió el mundo:
La luz de la razón ilumina la humanidad y la libera del oscuro fanatismo, de la ignorancia y esclavitud mantenidos por poderes injustificables con sus símbolos: el trono y el altar.
Aplicando ese mito a la situación en Hispanoamérica significa: La antorcha de la libertad transformará la oscuridad de la colonia española en luciente soberanía nacional y en espíritu republicano.
Bolívar, portador de esa antorcha, el héroe libertador, gravemente enfermo y al final de su vida, manifestó haber - arado en el mar- y que de su obra -sólo quedaría la tiranía.
¿Qué actualidad tiene su mensaje, sólo es histórico? ¡Dediquémosle algunas miradas sucesivas!
Bolívar mismo provocó una excesiva veneración hacia su persona y despertó un patriotismo casi religioso muy patente en los paises bolivarianos de América. Frecuentemente se olvidan los conflictos por intereses creados, se deja de lado la simple lucha por el poder, o se olvidan rivalidad, resentimientos, rencillas y aversiones entre los diferentes
 actores. Un proceso complejo facilmente encuentra idealización. La figura de Bolívar invita a identificarse con lo bueno y lo bello y apartarse del análisis crítico e intelectual. Ambas actitudes son justificables pero no son equiparables. La verdad siempre es más importante que el mito de la justicia ideal y de la felicidad colectivos.
En la ciudad de Valencia, en Venezuela, se encuentra un monumento en honor del Libertador como en casi todas las ciudades de paises bolivarianos. La inscripción dice:
--¡Prohibido pasar con bultos y maletas!--
De esta forma se exige conservar la mítica figura del Libertador ante la presencia de innobles escenas de la vida diaria. La intención es, divinizar aquel personaje como un fetiche de la identidad nacional.
No podemos consultar al mismo Bolívar para que nos dé su opinión. Pero merece una reflexión: Si en el uso de nuestra razón es posible cometer errores, la idolatría y el apasionamiento políticos siempre conducen a caminos equivocados. Suelen terminar en aquella tiranía que Bolívar pronosticó antes de su muerte. Se encuentra aquí la llave para comprender su resignado pesimismo en los años tardíos de su vida.
Gabriel García Márquez ha insinuado eso en su novela -El General en su Laberinto-.
La biografía de Bolívar ha sido escrito muchas veces. Miraremos de forma sintética sólo algunos aspectos de esta vida excepcional para aclarar el pensamiento político de Bolívar. ¿Comprenderemos, por qué se sintió fracasado?
¡Primero,véamos los distintos escenarios!
*1- Caracas era la capital de la recien fundada Capitanía General de Venezuela - unidad administrativa dentro de la colonia de Nueva Granada. Fue una pequeña y pacífica ciudad situada en una zona climática agradable.
De sus 40 000 habitantes, diez mil eran esclavos y aproximadamente diez mil blancos cuyos antepasados habían llegado desde el País Vasco, Galicia y Castilla. El resto de la población („pardos“) era mestiza con orígen de indio, negro y blanco.
„Criollos“ se llamaban todas las personas „libres“ nacidas en el país, indiferente de su color. Los criollos poseían propiedades, haciendas y dinero. Pero solamente „los peninsulares“ disfrutaban del privilegio de ocupar funciones en la jerarquía administrativa de la colonia. Ellos fueron los „privilegiados“. Según las „Leyes de Indias“ los funcionarios de la
 administración colonial no debían estar emparentados con los habitantes del país. El número de peninsulares era pequeño.
¿Cómo vivía una familia de blancos criollos en aquel tiempo? Principalmente de los ingresos que les dejaban sus latifundios con extensos cacaotales y de caña de azúcar y pastoreo de ganado vacuno. A través del puerto de La Gaira llegaban todas las mercancías que la aduana española dejó pasar y las importaciones clandestinas entraron por el río Orinoco o por numerosos lugares de esta extensa costa que la administración colonial nunca pudo controlar.Los habitantes de la isla neerlandesa de Curaçao viven hoy todavía principalmente de esta actividad del contrabando. El barón alemán Alejandro von Humboldt nos relató el cómodo bienestar y la elegancia que encontró en Caracas colonial: Había conciertos en los salones, no faltaba la lectura y se conversaba sobre novedades literarias, títulos franceses naturalmente que la administración colonial no toleraba. ¡No olvidemos!, todavía existió la Santa Inquisición.
Sin embargo, la alta sociedad criolla supo pasarlo bien. Aunque esta élite social nunca pudo ser juez, ni gobernador, ni oficial de un regimiento español, un coronel de la milicia local de voluntarios lucía enormemente en su uniforme de gala. Todo esto caracterizó también el ambiente de la casa paterna de Simón Bolívar cuando nació el 24 de Julio de 1783, cuarto hijo de don Juan Vicente Bolívar y de doña Concepción Palacios. Fue un parto complicado; la madre enfermó y murió pronto. Su padre Juan Vicente - coronel de la milicia blanca de los Valles de Aragua - muere también y el niño Simón, huérfano desde muy pequeño, creció bajo tutela de familiares y rodeado de servidores y de sables, sillas de montar, uniformes. Todo esto correspondió a un niño de su clase, de su rango.
Pero, ese niño huérfano tuvo a un maestro privado, un personaje especial, además, tocayo: Simón Carreño Rodriguez - un español. El niño lo llamaba „Róbinson“. Habrán jugado escenas de la novela de Daniel Defoe, Robinson Crusoe y el maestro Simón, alias Róbinson, no solamente le enseñaba matemáticas sino le acompañaba también en las lecturas de Juan Jocobo Rousseau. Juntos y en voz alta leían extractos de textos como “Emilio“ o “El Contrato Social“, y el niño preguntaba y Róbinson comentaba. Lecturas muy tempranas para un niño, pero el niño era listo y adoraba a su maestro y ambos habían encontrado su isla, donde el naúfrago de Simón, alias Róbinson, enseñaba a su único discípulo Simón , alias Viernes.
Me imagino cómo el rayo de luz iluminaba la mente del joven cuando leyeron esa frase del primer capítulo del Contrato Social:
“El hombre nace libre, y en todas partes se encuentra encadenado.“
Y Simón, el maestro Róbinson, ¿cómo comentaría esa sentencia fulminante? No lo sabemos, sin embargo sospechamos que habían hallado el lema para la vida del educando, su proyecto vital, el romper cadenas acaba de nacer.
Y ahora ¿Adónde irán juntos?
¡Continuará!


FMP 2007 

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