“Apreciado señor:
Se cree usted muy listo… ¿verdad? Nosotrosno lo somos. Pero usted nos lo toma a mal. Hace tiempo que a nosotrossus lectores, nos disgusta ese escribir suyo tan pretensioso, creyendo saberlo todo. Ese, su decir siempre “yo”en todo. ¿Quién será ese “yo”? ¿Qué nos importa a nosotrosese “yo”suyo? La persona respetable diría “nosotros”,incluso por cortesía. Pero usted se cree más listo que nadie para impresionar a los posibles lectores. Sin embargo, no queremos faltarle respeto; tal vez sea útil decirle nuestro sentir abiertamente. ¡Entonces, si usted volviera a escribir, no presumiría de haberse tragado la sabiduría por cucharadas y no mostraría aquí el hombre resentido o enfadado! Eso pensamos “nosotros”.”
Acabo de recibir esa carta anónima. (En realidad me la imaginé porque ya hace tiempo sé que me la merezco.)
Me inspiré en la carta publicada por un redactor de “DieWeltbühne”Maximilian Harden[i], quien probablemente también la inventara para responder a lectores anónimos. Die Weltbühneera la revista cultural y política de mayor importancia durante la República de Weimar.
En la Alemania de la época de Harden era un atrevimiento publicar sus observaciones críticas, teniendo en cuenta que la costumbre de redacción dominante era usar el “WIR” – nosotros -; ello sucedía así porque las voces ya no se medían sino se contaban. Había que ser parte de una ‘mayoría compacta’ de un partido, de un grupo, de una asociación, etcétera. El individuo sólo y aislado, no contaba. Todo se hacía en unión con otros: se aplaudía o se sentenciaba conjuntamente. El “WIR”-nosotros- logró acabar con el “ICH”– yo- en cualquier formulación escrita.
Creo que actualmente no estamos tan lejos de esa situación. Ya hace tiempo comenzamos a pensar lo que otros nos sugieren. Creemos que las ideas que exhibimos son ‘nuestras’ cuando en realidad las compartimos o simplemente las copiamos. Millones de personas se lanzan a las calles, gritando y saludando detrás de banderines flotantes.
Seguramente todos creerán que es su libre decisión hacer eso: Acusar, defender, manifestarse es a la orden del día. Una nueva ley universal. Se considera que sólo lo que pasa por las calles es auténtico, es verdad. Ignorar la reflexión y exigir enfado es suficiente prueba.
La excelencia individual ha sido transformada en un mito histórico. Salirse del este régimen de verdades parciales es casi imposible. Hay que aplaudir cuando otros aplauden, hay que condenar lo que otros condenan. Es característico de casi todos los movimientos sociales y sucede así en el mundo entero. El “WIR”es un fenómeno de la globalización y los lugares comunes del enfado animan toda la actividad social de protesta.
YO pienso salir de ese concierto, reconozco el riesgo de equivocarme y sé que la sabiduría no la tragué.
YOseguiré rescatando lo imborrable… para mí mismo.
friedrichmanfred y anavictoria sept. 2019
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