Comenta Andreas
Reckwitz[i],
profesor en la Europa – Universität Viadrina de Frankfurt (Oder) que no podemos
comprender la actualidad, llamada “modernidad tardía”sin tener en cuenta la
posición predominante de “Kultur”.
Los economistas y los tecnicistas se equivocan cuando afirman que la sociedad
globalizada es el producto de las revoluciones tecnológicas y de la división
económica del proceso de producción. No se trata solamente de eso. No se logra
el entendimiento acerca del momento actual solamente así, desde tales sencillos
precedentes. It´s culture, stupid! Como bien reza un decir norteamericano; de
“cultura” se trata, de la esfera de valores, de identidades y emociones, de
discursos irracionales. Lo que la sociedad industrial moderna consideró lejano
por ser de ayer y ser pasado igual que todo lo premoderno en general.
En conclusión
Reckwitz aclara que no son la economía ni la tecnología los que definen los
conflictos modernos: It´s culture, stupid! .
En “Reflexiones
de un hombre apolíticio” Thomas Mann definió la Guerra de 1914 – 1918 como un
conflicto entre “culturas”, la de Occidente por un lado y la de Europa central
y oriental, principalmente alemana por el otro. El nacionalismo fundamentado en
proclamas de autodeterminación de las distintas étnias desorganizó el mapa
europeo terminando con naciones históricas , mientras se creaban otras y se
intentaba cimentar una precaria paz de posguerra que termina con el inicio de
la Segunda Guerra, continuación de la
primera, hasta la hecatombe total.
Hoy por hoy ya no se trata de rectificar
fronteras en sintonía con reclamos nacionalistas. Hoy no se define más
´CULTURA¨ como la definió Mann. Casos
como los de Escocia, Cataluña, Pais Vasco etc etc son historias marginales porque aquella Historia
no se repetirá.
El conflicto
entre culturas que observamos hoy está marcado por la existencia de una cultura de tipo universal, abierta al mundo, globalizada… puede
llamarse porque selecciona al gusto
elementos de diferente origen como la lengua inglesa para comunicar, yoga y
prácticas asitáticas para sentirse bien, cine francés o series americanas para
distraerse, comida japonesa y hot dogs o hamburguesas para alimentación, la
playa como lugar preferido de turismo sin fronteras, y …más, la lista crece.
Los portadores
de este modo de vivir son las clases medias sin fronteras que son internacionales, habitan
en todos los continentes. Por la vía Internet se comunican fácilmente, su radio
de orientación es el mundo entero. Una billetera más o menos abultada, le permite
a estos ¨ciudadanos del mundo¨una existencia de relativa autonomía que definen
como libertad que entregan a los aeropuertos del mundo con gusto. A la vuelta
de un viaje a su lugar habitual ya tienen planificado el próximo.
¡Escápate! es su
lema preferido. Presumen de no tener prejuicios y de estar abiertos a cambios. En vez de verdad
creen en la existencia de verdades, su credo político es pragmático y alterable.
Muchos entre ellos son sibaritas convencidos y profesionales exitosos.
A tal cultura sabemos,
observando las problemáticas actuales, que le ha nacido una poderosa opción
contraria, casi opuesta. una cultura de esencia, manifiesta en elementos esenciales variados pero todos
coincidentes en un solo relieve: buscar
la identificación local, étnica, religiosa. Su esencia es excluir lo foráneo,
manifestar un credo emocional contra el razonar crítico y universal. Es esta
una cultura para creyentes y no para razonantes, y va en busca de confrontación constituyéndose en
su enemiga la vida globalizada. De esa tendencia han nacido ideologías modernas, islamismo y populismo, sobre todo, que invaden la actualidad: ambos discursos
tienen origen histórico, su confrontación no es nueva, pero su actualidad
radica en una nueva sacralización de elementos caducados, tanto religiosos como
políticos y sociales. Ellos creen en un mundo saturado e inmóvil. Sin embargo …
en sus hábitos personales son modernos, la gran mayoría es fanática de la
tecnología. Eso los hace enemigos peligrosos.
La rivalidad de
las dos culturas también produce
numerosos conversos y reconvertidos. El diálogo intercultural sin embargo es
una misión imposible; lo apreciamos diariamente a través de sucesos que
alcanzan dimensión de catástrofes (terrorismo) ; y eso va durar mucho tiempo.
Continuará la barbarie reciclada y cambiará las vidas de la generación presente
y tal vez de futuras generaciones también. La experiencia de conflictos pasados
advierte que no serán menos de 50 o 80 años.
Y YO, ¿con cuál
de las dos opciones me solidarizo?
Con ninguna, el humanismo
práctico, esencia de la
evolución histórica de los siglos pasados parece ser la opción más hipotética.
Construir la convivencia sobre principios de mutuo respeto y mantener las ideas
en la reserva privada será siempre la vía de una pequeña minoría de personas
de la que participo, considerados
traidores o falsos por unos y por otros.
Tal vez seré
hermano de este Juan que recluido en esta isla griega observaba cómo se abrió
el cielo bañado en los colores del arcoíris, pero se le presentó ninguna mirada al cielo, sino a
la profundidad de errores y falsedades, perversiones: Apocalipsis
lo llamaba.
¿Será esa la
opción final?
friedrichmpeter diciembre
2016
edición anavictoriaoeding
ist Professor für Kultursoziologie an der
Europa-Universität Viadrina Frankfurt (Oder)
“Die Zeit” 15 –
12 - 16
Es trifft tatsächlich ins Schwarze, dass wir unsere
spätmoderne Gegenwart nicht begreifen können ohne den überragenden Stellenwert,
den "Kultur" in ihr einnimmt. Die Ökonomisten und Technizisten lagen
falsch: Allein als Produkt technologischer Revolutionen und wirtschaftlicher
Arbeitsteilung lässt sich die globale Gesellschaft nicht begreifen. It’s
culture, stupid! Kultur, die Sphäre der Werte und Narrationen, der
Identitäten und Emotionen – all das glaubte die Industriegesellschaft ins
Gestern der Vormoderne abschieben zu können. Nun, in der Spätmoderne, hat es
sich mehr und mehr ins gesellschaftliche Zentrum geschoben.
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