Impresiones sobre la democracia americana.
<<Lo primero que yo ví
era un hombre joven cuyo voz hizo temblar todo el edificio. Tenía el pelo
levantado y sus ojos parecían echar llamas, sus labios pálidos y delgados
temblaban y su cuerpo entero se sacudía. ¡Cuánto me hubiera gustado ayudar al
pobre hombre! – hasta que me dí cuenta que él era el predicador – el
predicador con un público en éxtasis: mujeres echando gritos levantaron sus
hijos, algunos hombres tirados en el suelo se arrepentían de sus
pecados.>>
El ilustre
visitante que nos dejó esa impresión era el aristócrata francés Alexis de
Toqueville, quien visitó los Estados Unidos de América en los años treinta del
siglo 19 y nos dejó un clásico de la literatura “De la Démocratie en Amérique“
publicado en 1835. Sus observaciones sobre la religión en América eran tan
fundamentales como la investigación sociológica posterior del autor Max Weber
sobre la relación entre religiosidad calvinista y capitalismo.
<<La
igualdad provoca que los hombres quieren juzgar ellos solos y crece el sentido de un
sencillo poder social de todos los iguales, y por eso tienen la tendencia de
eludir toda autoridad religiosa.>>
dice Toqueville todo desconcertado para explicar el espectáculo que
había visto. Por eso puso la esperanza en el renacimiento católico, donde la fe
y la razón no se contraponen sino se unen.
¿Significa eso,
que en democracia existe la tendencia que cada uno busca la redención de su
alma por propia cuenta? O ¿Hay una oferta para todo gusto y placer?
Eso parece,
cuando leemos la noticia siguiente de un visitante moderno a la ciudad de
Bentonville en Arcansas (EEUU)[1]. Según él aparte de una
pequeña iglesia católica existen las siguientes
“Iglesias“:
Baptists ( dos), Southern Baptists, Christian Disciples of Christ, The
Church of God (dos), The Church of Nazarene, The Churches of Christ (dos),
Lutherans, United Methodists, Nondemoninationals, Pentecoastals (tres), y su
original totalmente desmembrado: First Presbitarian Church in America, The
Orthodox Presbitarian Church, The Evangelical Presbitarian Church, The Reformed
Presbitarian Church (varias versiones), The Cumberland Presbitarian Church
(doble versión), The Westminster Presbitarian Church in the United States, y
más versiones que de forma permanente renacen.
No estoy muy entendido en materia religiosa y
desconozco las razones imperiosas de estas permanentes innovaciones, ni me
atrevería jamás opinar sobre la forma como los honrados ciudadanos prefieren
vivir su religiosidad. Merecen todo mi respeto. Sin embargo, su actitud que
tiene consecuencias sociales y políticas no debe pasar inadvertido y fenómenos
que casi no encuentran explicación en una mente europea como la “Tea Party“
urgen reflexión para entenderlos mejor:
Negar por
completo la realidad de este mundo, proclamar una forma de redención
fundamentalista y particular, me sugiere efectos de una ideología totalitaria y
me infunde pavor porque es pronunciada en el centro de la primera potencia
occidental. ¿Cómo es posible que un predicador como lo fue Billy Graham se
autodenomine “la Metralleta de Dios“ y eso bajo el júbilo de un público
millonario? Hace uso de la metáfora de la Mafia
cuando el Dios en él que pretende creer, es el del amor, del perdón y de
humilde compasión. ¿No nace ahí, en medio de la modernidad, el espíritu de la
Santa Inquisición? ¿Cuáles son las reglas que gente así son capaces de imponer
a un mundo que ellos gobiernen?
friedrichmanfredpeter
febrero de 2016
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