martes, 16 de febrero de 2016

¡Liberté, Égalité, Éternité! ¡Dinero, Armas, Oración!



Impresiones sobre la democracia americana.




<<Lo primero que yo ví era un hombre joven cuyo voz hizo temblar todo el edificio. Tenía el pelo levantado y sus ojos parecían echar llamas, sus labios pálidos y delgados temblaban y su cuerpo entero se sacudía. ¡Cuánto me hubiera gustado ayudar al pobre hombre! – hasta que me dí cuenta que él era el predicador ­– el predicador con un público en éxtasis: mujeres echando gritos levantaron sus hijos, algunos hombres tirados en el suelo se arrepentían de sus pecados.>>

El ilustre visitante que nos dejó esa impresión era el aristócrata francés Alexis de Toqueville, quien visitó los Estados Unidos de América en los años treinta del siglo 19 y nos dejó un clásico de la literatura “De la Démocratie en Amérique“ publicado en 1835. Sus observaciones sobre la religión en América eran tan fundamentales como la investigación sociológica posterior del autor Max Weber sobre la relación entre religiosidad calvinista y capitalismo.

<<La igualdad provoca que los hombres quieren juzgar ellos               solos y crece el sentido de un sencillo poder social de todos los iguales, y por eso tienen la tendencia de eludir toda autoridad religiosa.>>  dice Toqueville todo desconcertado para explicar el espectáculo que había visto. Por eso puso la esperanza en el renacimiento católico, donde la fe y la razón no se contraponen sino se unen.

¿Significa eso, que en democracia existe la tendencia que cada uno busca la redención de su alma por propia cuenta? O ¿Hay una oferta para todo gusto y placer?
Eso parece, cuando leemos la noticia siguiente de un visitante moderno a la ciudad de Bentonville en Arcansas (EEUU)[1]. Según él aparte de una pequeña iglesia católica existen las siguientes  “Iglesias“:
Baptists ( dos), Southern Baptists, Christian Disciples of Christ, The Church of God (dos), The Church of Nazarene, The Churches of Christ (dos), Lutherans, United Methodists, Nondemoninationals, Pentecoastals (tres), y su original totalmente desmembrado: First Presbitarian Church in America, The Orthodox Presbitarian Church, The Evangelical Presbitarian Church, The Reformed Presbitarian Church (varias versiones), The Cumberland Presbitarian Church (doble versión), The Westminster Presbitarian Church in the United States, y más versiones que de forma permanente renacen.

No  estoy muy entendido en materia religiosa y desconozco las razones imperiosas de estas permanentes innovaciones, ni me atrevería jamás opinar sobre la forma como los honrados ciudadanos prefieren vivir su religiosidad. Merecen todo mi respeto. Sin embargo, su actitud que tiene consecuencias sociales y políticas no debe pasar inadvertido y fenómenos que casi no encuentran explicación en una mente europea como la “Tea Party“ urgen reflexión para entenderlos mejor:
Negar por completo la realidad de este mundo, proclamar una forma de redención fundamentalista y particular, me sugiere efectos de una ideología totalitaria y me infunde pavor porque es pronunciada en el centro de la primera potencia occidental. ¿Cómo es posible que un predicador como lo fue Billy Graham se autodenomine “la Metralleta de Dios“ y eso bajo el júbilo de un público millonario? Hace uso de la metáfora de la Mafia  cuando el Dios en él que pretende creer, es el del amor, del perdón y de humilde compasión. ¿No nace ahí, en medio de la modernidad, el espíritu de la Santa Inquisición? ¿Cuáles son las reglas que gente así son capaces de imponer a un mundo que ellos gobiernen?

friedrichmanfredpeter

febrero de 2016



[1] Wolfgang Fach, Der Gott des Gefühls, Merkur 757.

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