jueves, 21 de enero de 2016

Thomas Hobbes, El Leviatán

¿quién lo necesita?

¿servirá como modelo a seguir?





La primera edición muestra el grabado en cobre de un gigante que surge trás un paisaje poblado de aldeas, y en primer plano, de una ciudad con sus casas, su catedral y sus murallas. Numerosas iglesias pueblan el escenario donde la vegetación sólo es insinuada. Pocas figuritas humanas se distinguen en las plazas de la ciudad y en el campo. Se puede apreciar alguna actividad civil: ¿un arado, molino de viento, humos de chimenea?  La ciudad está fortificada y en la muralla se observa una bandera desplegada. El gigante - el Leviatán - tiene extendido los brazos y su sombra debe de cubrir todo el escenario. En cada mano lleva un objeto, símbolos del poder:
La espada representa el poder terrenal, el bastón del pastor demuestra que también posee autoridad eclesiástica; tiene puesto una corona. Llama la atención que la corona, como símbolo de la monarquía, no lleva la cruz que la definiría como monarquía cristiana.
La expresión de la cara es jerárquica y ausente.El pelo lo lleva largo, mas no cubierto por la monstruosa peluca que solía caracterizar a los mandatarios del siglo XVII. La mirada no contempla el paisaje que se encuentra delante del Leviatán, que es inegablemente dueño absoluto de todo lo que le rodea. Metáfora viva de pregunta fundamental: <<¿Quis interpretabitur, quis judicabit?>> ,  “¿quién interpretará los hechos y quén los juzgará?“
Sólo el Soberano, el Leviatán,  posee esta competencia: está<<legibus solutis>>, no está sometido a ninguna ley: Él es el Absoluto Soberano.
Pero hay un detalle importante: El cuerpo del gigante parece estar cubierto de vida. Los seres humanos que faltan en el escenario parecen poblar brazos y pecho del gigante. Es más, físicamente el cuerpo del Leviatán lo componen las innumerables figuritas que se mueven y viven. El gigante no se las tragó, sino parece que ellos se entregaron a él formando los músculos y órganos de ese Ser Soberano.
¿Por qué se habrán entregado privándose de esta manera de su estado libre original? ¿Se habrán aburrido de sufrir las consecuencias de eternos conflictos bélicos y enfrentamientos entre las distintas confesiones cristianas?
El grabado sólo en parte indica una respuesta: Han abandonado la ciudad fortificada y la inseguridad de la campiña. Salieron también de sus dieferentes templos y dejaron atrás los emblemas respectivos de sus creencias y convivcciones. El bastón de mando eclesiástico lo indica: Mientras la espada está levantada en gesto amenazante, el bastón del pastor topa la tierra. Todo eso dice:

<<Aquí haya paz y orden. En caso contrario la espada que llevo en la mano derecha sabrá imponerla>>.
¿Y la conciencia individual y privada de cada habitante bajo esta tiranía monstruosa?
Se quedará atrás, porque todos formarán parte de un sólo y único cuerpo que garantizará la ausencia de conflictos y disturbios tanto religiosos como civiles.
¿Por qué tendrá que ser así?

Tendremos que abandonar el grabado para abrir el texto, donde encontramos la imagen que se ha formado Hobbes del hombre:
Más que libertad de culto y autonomía personal, le vale al hombre su integridad física:
<< Bonorum autem primum (maximum) cuique conservatio>> dice Hobbes. El instinto fundamental de toda vida es conservarla. Por eso tenemos que privarnos de la libertad para conseguir la seguridad de sobrevivir. El hombre por necesidad, por temor a los demás hombres, abandona el estado natural que es el conflicto y la guerra de todos contra todos: <Homo homini lupus> para transformarse en ciudadano. Como tal forma parte de un solo cuerpo orgánico donde debe haber libertad hasta donde sea posible y organización controlada y vigilada cuando sea necesaria.
El Estado o el orden público no son imposiciones desde fuera sino creaciones necesarias desde dentro. Surgen de las necesidades del hombre de vivir en paz y de procrear su especie.

¿Qué nos puede enseñar la imagen del Leviatán?

---- un diálogo ---

M –¿No me vayas a insinuar que el grabado del Leviatán nos pueda enseñar una solución para nuestra actualidad violenta?
Es cierto, se escuchan gritos en demanda de un estado fuerte, capaz de defender el orden público y garantizar los derechos civiles de los ciudadanos contra los peligros que le invaden desde dentro y desde fuera.
Pero Thomas Hobbes junto con Jean Bodin ha sido el teórico del absolutismo europeo. ¿Qué podríamos aprender de una obra caduca por el tiempo?

F – ¡No tan caduca y fuera de tiempo me parece a mí!
Lo primero que aprendemos es el método del diagnóstico del autor. Su forma de observar los sucesos, su visión del mundo. Luego hablaríamos de los probables remedios, si los hubiere.
La descripción de las relaciones entre grupos, etnias, confesiones o naciones bajo el signo de >homo homini lupus< no me parece tan desacertado si observamos las relaciones políticas y sociales, crisis y violencia.
Además, si aceptamos la sentencia de Hobbes que el interés del Hombre fundamental es la conservación de la propia existencia, se vislumbra una visión vigente para la problemática actual que en el fondo es la misma de siempre.

M – ¿Pero no queda corta esa visión de un hombre centrado sobre si mismo, enquistado en sus propios intereses? Miramos lo que el fanatismo religioso o político es capaz de hacer.
Hobbes elabora su teoría sobre la ficción de un estado natural. Era el término clave de aquella época para enfrentarse de modo teórico al pensamiento medieval dominado por la teología escolástica. La iglesia católica incluyó el Leviatán en la lista de los libros prohibidos. Ese estado natural es ficción. El Hombre nunca conoció el estado natural, su existencia es histórica desde el comienzo de la evolución. De la propia naturaleza del Hombre la filosofía poco puede decir.
¿Qué me va decir el Leviatán?

F – Muy sencillamente: "Me necesitáis, estáis perdidos sin mi".

M – Ya suponía yo, que fueras adicto a las dictaduras. Todas ellas suelen presumir de poner el orden, las reglas y las leyes para terminar eclavizando a la gente.

F – Correcto es decir, que sin el Leviatán no hay paz; sin organización estatal y supranacional no puede haber paz ni justicia. También es correcto afirmar, que con Leviatán organizando política y sociedad tampoco hay garantía que se cumpla el proyecto de paz u orden.
Estados y naciones pueden originar violencia y guerras por múltiples razones. Pero su función principal será: La seguridad de la vida del Hombre, su supervivencia física; y eso sin organización nacional y supranacional no será posible.
Por eso es fundamental  la legitimación de tales organismos. En el grabado del Leviatán observamos que está compuesto por el conjunto de los hombres. Son ellos los que le dan existencia. Sin ellos no sería nada el Leviatán.
Traducido al lenguaje de nuestro tiempo: la sociedad es llamada a ejercer el control sobre las funciones del Leviatán y no al revés.  Quedaría en pura teoría, si no se preven los mecanismos para ejercer  control. Tales mecanismos son: las constituciones democráticas, los tratados y convenios internacionales, los gremios de control como los parlamentos y los medios de información libres, etc … Te recuerdo también la reciente fundación del tribunal internacional para juzgar los abusos de poder de uno y otro Leviatán moderno. Y eso está funcionando.

M –¿No me dirás que las democracias modernas son garantías para el ejercicio adecuado de esta función? En ellas se materializan intereses diferentes, de poder económico, social, cultural etc.
El poder de una nación que se transforma en Leviatán despierta obviamente la rivalidad y el rechazo de otros, sean naciones o grupos culturales. No ves que el conflicto fundamental no es solucionable por ningún camino conocido actualmente y menos por el de un filósofo del siglo XVII. Además, todo tipo de conflictos que la historia conoció, existen actualmente y a un mismo tiempo: las guerras tribales, las religiosas y confesionales, las imperiales y las nacionalistas. Todo el amplio abanico de conflictos que demuestran que el >Homo homini lupus< sigue tan vigente como en tiempos de Hobbes.
¿Qué pretendes enseñar a gente agrupada en sus celdas de aislamiento contra la celda vecina que a la fuerza quiere ser diferente de la otra?
Todo esto sucede actualmente bajo la cubierta de un Superleviatán que lo tapa todo con un mensaje globalizado económico, militar y cultural.

F – La experiencia histórica nos enseña que la rivalidad ( competititio diría Hobbes ) no es eliminable. Pero la rivalidad es modificable; los imperios se establecen y nunca perduran y no son idénticos porque no representan valores idénticos. Vivir bajo la ley del imperio soviético no era lo mismo que vivir bajo el aguila imperial americano. El Leviatán humanizado y democrático no es igual de demoledor que el Leviatán nazi. Sepamos distinguir y no confundir valores con vicios. Vivir bajo un Leviatán llamado Obama no es lo mismo que soportar un Leviatán en Oriente Medio.
Las actividades de la Cruz Roja Internacional no impiden las guerras;
la organización de la Naciones Unidas no impone la paz universal;
los programas de educación para el desarrollo no acabarán con el hambre y las enfermedades.
La globalización es un reto para la humanidad y de ninguna manera una fuerza enemiga del hombre.
La Atenas de Sófocles era una fuerza globalizadora como el Imperio Romano y España de los siglos XVI y XVII.
 Debe existir  Leviatán que gobierne con la ley y la constitución contra las ideologías desenfrenadas que promueven el fanatismo y la acción violenta. Soluciones definitivas no existen. Si los conflictos no se pueden eliminar, hay que reducirlos y domesticar a sus contrincantes.
Se necesita el Leviatán culto y responsable ante la consciencia universal humana.
No podrá renunciar a la espada, pero llevará corona y el concepto de un legislador. Así lo pidió Manuel Kant en su ensayo <Vom ewigen Frieden> de la paz eterna.
M – ¡Otra utopía !
F  – ¡La de todos los tiempos!

fm peter / av oeding  enero 2016

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