Der Lindenbaum
Am Brunnen vor dem Thore, - Da steht
ein Lindenbaum:
Ich träumt' in seinem Schatten - So
manchen süßen Traum.
Ich schnitt in seine Rinde -So manches
liebe Wort;
Es zog in Freud' und Leide - Zu ihm mich
immer fort.
Ich mußt' auch heute wandern - Vorbei in
tiefer Nacht,
Da hab' ich noch im Dunkel - Die Augen
zugemacht.
Und seine Zweige rauschten, -Als riefen
sie mir zu:
Komm her zu mir, Geselle, - Hier findst
du deine Ruh'!
Die kalten Winde bliesen - Mir grad'
in's Angesicht,
Der Hut flog mir vom Kopfe, -Ich wendete
mich nicht.
Nun bin ich manche Stunde -Entfernt von
jenem Ort,
Und immer hör' ich's rauschen: -Du
fändest Ruhe dort!
Hay un árbol de tilo junto a la fuente a la salida de la
ciudad /
Bajo su sombra soñé muchos y dulces sueños /
Grabé en su corteza algunas palabras de amor /
Alegría y dolor me empujaron por igual hacia él /
Hoy me tocó partir en plena noche /
Entonces cerré los ojos en la oscuridad /
Y sus ramas susurraron, como si me llamaran /
¡Ven acá muchacho, aquí encontrarás quietud! /
Los fríos vientos soplaron, directo a mi cara /
Me arrancaron el sombrero, pero no di la vuelta /
Ahora me separan varias horas de ese lugar /
Y siempre escucho el susurro: Acá encontrarías quietud /
Mientras más nos alejamos de aquel mundo que nos retrata el
poema romántico, más nos identificamos con él. Raro es el alemán que no conoce
este texto y melodía. Todos lo hemos cantado una vez y todos hemos sentido
nostalgia por ese lugar idílico enterrado bajo los avances de la modernidad.
Alguna vez fuimos caminantes en éxtasis
de euforia; en tales ocasiones nos acercamos a ese árbol de tilo que,
con su ramaje tupido, guardaba la promesa de cubrirnos y protegernos.
Después, caminamos durante una noche de invierno; la nieve cubre
los campos y el aire frío sopla y nos arranca el sombrero como al caminante de
Schubert.
No volvemos la cara atrás porque en nuestro destino está
escrito que debemos abandonar ese lugar. De ahí en adelante viviremos
desprotegidos, inquietos. Nuestra vida es una caminata a través de un invierno
que nos aparta del consuelo que nos prometió el tilo con sus ramas anchas y su
invitación:
-¡Ven y acércate a mí, te protegeré!
El mensaje romántico es ese: mantener un hilo vivo hacia un
mundo hundido entre los escombros del tiempo. Las fuentes han desaparecido y
los tilos fueron arrasados, pero la mente es capaz de revivirlos temporalmente.
Por momentos texto y música nos cautivan y arrancan del olvido algo que ya no
existe en la realidad concreta.
Es una llamada a la nostalgia, y por cierto tiene su peligro.
Novalis-otro romántico a ultranza- predicó que el historiador había de ser un
profeta del pasado porque desde la perspectiva del poeta todo tiempo pasado fue
mejor.
Schubert sin embargo, después de la última nota, pareciera
retener el aliento, el texto recurre hacia el subjuntivo gramatical:
" Du fändest Ruhe dort!" - Allá encontrarías quietud.
Allá podría ser que existiere la paz, la felicidad, el bienestar
y la prosperidad para todos.
Pero eso sería un mundo
imposible de restaurar o de reconstruir.
Es más allá de los tiempos posibles.
La música y el arte,
sin embargo, nos permiten echar una
ojeada allá como quien lanza una mirada fugaz a la cueva de Platón. Más no es
posible echar raíces allá.
Después entramos en los vehículos que nos transportan y
arrancamos a marchar, lejos de fuentes, de tilos y de ser abrazados por las
ramas envolventes. No miramos atrás, pero escuchamos el eco del pasado en nuestra
mente viva, enriquecida, gracias a Schubert.
Por eso recomiendo cantarlo, a solas, o susurrarlo a un oído
querido.
friedrichmanfredpeter enero 2015
Foto tomada de www.wikipaintings.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario