martes, 3 de febrero de 2015

Die Winterreise - El viaje de invierno: W.Müller / Franz Schubert 1828



   
      













































     Der Lindenbaum

Am Brunnen vor dem Thore, - Da steht ein Lindenbaum:
Ich träumt' in seinem Schatten - So manchen süßen Traum.
Ich schnitt in seine Rinde -So manches liebe Wort;
Es zog in Freud' und Leide - Zu ihm mich immer fort.
Ich mußt' auch heute wandern - Vorbei in tiefer Nacht,
Da hab' ich noch im Dunkel - Die Augen zugemacht.
Und seine Zweige rauschten, -Als riefen sie mir zu:
Komm her zu mir, Geselle, - Hier findst du deine Ruh'!
Die kalten Winde bliesen - Mir grad' in's Angesicht,
Der Hut flog mir vom Kopfe, -Ich wendete mich nicht.
Nun bin ich manche Stunde -Entfernt von jenem Ort,
Und immer hör' ich's rauschen: -Du fändest Ruhe dort!

Hay un árbol de tilo junto a la fuente a la salida de la ciudad /
Bajo su sombra soñé muchos y dulces  sueños /
Grabé en su corteza algunas palabras de amor /
Alegría y dolor me empujaron por igual hacia él /

Hoy me tocó partir en plena noche /
Entonces cerré los ojos en la oscuridad /
Y sus ramas susurraron, como si me llamaran /
¡Ven acá muchacho, aquí encontrarás quietud! /
  
Los fríos vientos soplaron, directo a mi cara /
Me arrancaron el sombrero, pero no di la vuelta /
Ahora me separan varias horas de ese lugar /
Y siempre escucho el susurro: Acá encontrarías quietud /


Mientras más nos alejamos de aquel mundo que nos retrata el poema romántico, más nos identificamos con él. Raro es el alemán que no conoce este texto y melodía. Todos lo hemos cantado una vez y todos hemos sentido nostalgia por ese lugar idílico enterrado bajo los avances de la modernidad.
Alguna vez fuimos caminantes  en éxtasis  de euforia; en tales ocasiones nos acercamos a ese árbol de tilo que, con su  ramaje tupido,  guardaba la promesa de  cubrirnos y protegernos.

Después,  caminamos durante una noche de invierno; la nieve cubre los campos y el aire frío sopla y nos arranca el sombrero como al caminante de Schubert.
No volvemos la cara atrás porque en nuestro destino está escrito que debemos abandonar ese lugar. De ahí en adelante viviremos desprotegidos, inquietos. Nuestra vida es una caminata a través de un invierno que nos aparta del consuelo que nos prometió el tilo con sus ramas anchas y su invitación:
-¡Ven y acércate a mí, te protegeré!
El mensaje romántico es ese: mantener un hilo vivo hacia un mundo hundido entre los escombros del tiempo. Las fuentes han desaparecido y los tilos fueron arrasados, pero la mente es capaz de revivirlos temporalmente. Por momentos texto y música nos cautivan y arrancan del olvido algo que ya no existe en la realidad concreta.
Es una llamada a la nostalgia, y por cierto tiene su peligro.

Novalis-otro romántico a ultranza-  predicó que el historiador había de ser un profeta del pasado porque desde la perspectiva del poeta todo tiempo pasado fue mejor.
Schubert sin embargo, después de la última nota, pareciera retener el aliento, el texto recurre hacia el subjuntivo gramatical:
" Du fändest Ruhe dort!" - Allá encontrarías quietud.
Allá podría ser que existiere la paz, la felicidad, el bienestar y la prosperidad para todos.
Pero eso sería  un mundo imposible de restaurar o de  reconstruir. Es más allá de los tiempos posibles.
La música y el arte, sin embargo,  nos permiten echar una ojeada allá como quien lanza una mirada fugaz a la cueva de Platón. Más no es posible echar raíces allá.

Después entramos en los vehículos que nos transportan y arrancamos a marchar, lejos de fuentes, de tilos y de ser abrazados por las ramas envolventes. No miramos atrás, pero escuchamos el eco del pasado en nuestra mente viva, enriquecida, gracias a Schubert.

Por eso recomiendo cantarlo, a solas, o susurrarlo a un oído querido.


friedrichmanfredpeter enero 2015


Foto tomada de www.wikipaintings.org

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