Hace una semana
----murió mi amigo, amigo de la infancia; murió al amanecer, con la primera luz
del día. Yo logré hablarle la noche anterior por tfno. No pudo contestarme,
pero su agitada respiración me señalaba que entendía mi voz.
Ahora, desde la
distancia le pregunto:
¿De dónde habías venido a la edad de 11 años a parar
en este pueblo pequeño de la región al norte de Frankfurt, llamada Wetterau?
–Fuimos
deportados del "Sudetenland", región poblada por alemanes en la
actual República Checa, históricamente llamada Bohemia (Böhmen). Terminada la
guerra, las tropas americanas vencedoras cedieron el terreno a la milicia
checa. Llegaron ellos a las casas habitadas por alemanes guiados por
individuos del pueblo. Nos amenazaron;
salimos de la casa, a mi padre lo detuvieron. Mi madre, yo y mis dos hermanos
fuimos subidos a un camión. Nos pusieron una cinta amarilla en el brazo. En la
cercana ciudad de Eger nos bajaron y nos encerraron en la estación del tren. Allí
aguantamos no sé cuánto tiempo hasta que nos mandaron subir a un tren de carga.
Todo fue grito
y llanto, después resignación. No recuerdo más que eso.
No recuerdo,
cuánto tiempo viajábamos. Cuando fuimos bajados era de noche y el pequeño
pueblo cerca de Frankfurt nos acogió.
Nos dieron una
pequeña habitación y los vecinos nos ayudaron para instalar una estufa y
cocina. Recuerdo esa primera comida normal, ahora en Hessen,
Nieder-Wöllstadt. Esa sería nuestra nueva "patria".
Cuando terminó
la operación, tres millones de alemanes
habían desparecido de su tierra natal; no todos llegaron con vida a su
destino.
Hoy se llama
ese tipo de operación "limpieza étnica".
En el fondo acabó con una cultura milenaria de
convivencia, no siempre pacífica, por cierto, pero fructífera para todos.
¿Y qué pasó con tu padre?
-Nunca lo
supimos; no sabemos qué ha sido de él. Después de años, mi madre lo hizo
declarar por muerto para cobrar pensión de viudez.
¿Os ha ido muy mal, cierto?
-No tanto,
oficialmente las autoridades locales nos socorrieron tanto como pudieron, y eso
a pesar de la derrota militar.
Otra cosa eran
la gente del pueblo. Nunca hicimos
amistades unos con los otros; nos consideraban intrusos y deseaban que nos
fuésemos otra vez.
¿Tu aprendiste a hablar como ellos?
-Yo nunca me acostumbré a su modo de hablar y
de comportarse.
Resulta que
nosotros éramos católicos, como casi todos los alemanes de Bohemia y ellos eran
protestantes, luteranos más exactamente. Yo nunca pisé la iglesia del pueblo. A
los pocos años, lográbamos construir una capilla para el culto católico. El
pueblo cercano era católico con este templo monumental que llaman la catedral
de la Wetterau.
Sí, la Wetterau es una región que en cuanto a la
religión parece una alfombra persa.
¿Será por esta situación que fuiste siempre un católico
muy convencido, practicante digamos?
-Sí, es cierto,
eso ha sido el ancla de mi vida.
¿No era más que eso, no fuiste quien organizaba la
actividad local de la Juventud Católica?
-No solamente
aquí en el pueblo. Yo te introduje a ti también en este medio después de
conocernos en Augustinerschule en Friedberg donde estudiábamos juntos. Fuimos
miembros del Bund Neu Deutschland.
Nueva,
distinta, otra, tenía que ser esta patria nuestra. Fuimos idealistas. Pero eso
es una cuenta perdida. Recuerdo este orgullo con el que tratábamos a nuestros
vencedores- liberadores. No respetábamos el american way of life. Elvis Presley
quien fue soldado en Friedberg nos daba igual.
¿Cómo fue eso que te fuiste a la Augustinerschule y
no al colegio local?
¿Cómo reunía tu madre la fuerza para mandarte allí
con todos los problemas que tenía, siendo uds fugitivos pobres y sin medios
ningunos?
-Bueno, creo
que fue el maestro que se lo había recomendado. Fui a prueba y aprobé, igual
que tu.
Y comenzó un invierno, terrible, los trenes, yo me
subí en una estación anterior, en
Okarben, luego vino Nieder - Wöllstadt. Si yo casi no había encontrado sitio
¿Cómo hiciste para subirte?
-Eso lo sabes
tu, a tiros y tropicones.
¿Valía la pena todo eso, el colegio, no tuviste
fases de frustración, de cansancio?
-Igual que tu. ¿Qué ibamos a hacer?, no había
alternativa.
Hablemos un
poco del colegio.
-¡Cuánto nos
costó - desde una perspectiva moderna -cuánto trabajo e incomodidad invertimos,
cuánta frustración soportamos!
Los profes
jóvenes faltaron, en el principio tuvimos que soportar a los
"reservistas", ancianos, sacados del "pensionato" por
decreto.
A todos les dimos sobrenombres. Recuerdo que el
"Ebi" - cuyo nombre de verdad no recuerdo - te llamó a ti a relatar
una escena del drama de Schiller .. Wilhelm Tell.. Tu no lo habías leido y yo
te lo susurraba, porque el hombre estuvo mal del oido. Dijiste que en esta
escena se aproximaba una tormenta, porque me habías escuchado mal:
"ein Ritter"!! - repetí yo - "kein
Gewitter"!!. "Im Anzug" al llegar estuvo.
"ein Ritter im Anzug" dijiste. Y el hombre
estalló de risa y todos rieron con él cuando dijo que menos mal que no llegaba
en "Nachthemd" en camisón de dormir. La situación estuvo salvada.
"¡Siéntese Kraus!"
Todavía no nos llamaban "Herr". A partir de "Obersekunda" fuimos
señores: Herr Kraus und Herr Peter.
-Sí, poco a
poco regresaron los jóvenes profes, sobrevivientes en campos de prisioneros.
Los que fueron retenidos en Rusia allí permanecieron casi diez años más.
La secuencia en
un Gymnasium alemán era esa:
Sexta - Quinta
- Quarta - Untertertia - Obertertia - Untersekunda - Obersekunda - Unterprima -
Oberprima.
Se ha criticado
mucho el espíritu cerrado y sectario de los Gymnasium alemanes, su estricto
elitismo y el ambiente selecto. Fueron
creados bajo el sol del neohumanismo, Wilhelm von Humboldt siempre se mantuvo
presente ; él creó esa autonomía y por
ella la tradición local o actualidad
política no tenía importancia. Todo eso se quedó fuera y no entró en las aulas.
Ni el nazismo había logrado penetrar realmente.
A los nazi se les ridiculizaba por vulgares y chabacanos. Eso fue antes de
nuestro tiempo, pero está testimoniado por muchos.
"Der SA
Mann" con su atuendo ridículo y bruta estupidez no era ningún ideal, fue ignorado. Walter
Jens cuenta que durante la clase de latín, el profesor invitó a traducir el
himno nazi al latín:
"SA
marschiert, die Reihen fest geschlossen!"
-- SA - en marcha ¡formad vuestras filas!
Y después
denunció los errores gramaticales del texto alemán--- y todos comprendieron:
¡Ajá!
Desde el estado
de Prusia se había extendido la institución del Gymnasium a todos los paises de
habla alemana: Austria, Suiza; y fue adaptada por los vecinos en toda
Centroeuropa. El Gymnasium premiaba a quien lograba adaptarse; y sucedió que
grandes talentos fuesen menospreciados o pasaron "raspando": Franz
Kafka, Albert Einstein, Thomas Mann,
Heinrich Mann, etc.
Todos ellos han
dejado notas críticas sobre sus sufrimientos en el Gymnasium. Heinrich Mann escribió el clásico libro: "Professor
Unrat", adaptado en "Der Blaue Engel"-El Angel Azul - con
Marlene Dietrich con sus bellas piernas y cantando lo que hombres jóvenes
deseaban oir:
Ich bin von Kopf bis Fuß auf Liebe eingestellt,
Denn das ist meine Welt – und sonst gar nichts.
Das ist, was soll ich machen, meine Natur.
Ich kann halt lieben nur – und sonst gar nichts.
Männer umschwirr'n mich wie Motten um das Licht
Und wenn sie verbrennen, ja dafür kann ich
nichts.
(Yo, de los pies a la cabeza, estoy dedicada al
amor.......)
Por ella se
quemó el Professor Rat, transfromándose en "Unrat"- basura-; y
todos nosotros nos habríamos quemado también con Marlene Dietrich.
Hellmuth y yo
tuvimos "el privilegio" de pisar las huellas de "Der Besuch im Karzer"de
Ernst Eckstein, otro clásico de burlarse
de esa institución que después de tantas reformas hoy casi es irreconocible.
Eckstein, exalumno de la Augustinerschule, de modo satírico cuenta, cómo un
hábil estudiante - naturalmente el autor mismo - logra encerrar con astucia al
director en la carcel, un cuarto cerrado para "castigados" por
indisciplina.¡Qué risa!
Yo, igual al
manifiesto de Kafka, con gran alivio después de la Prima, por fin dejé atrás
ese lugar de torturas. Sin embargo, siempre mantuve mi nostalgia secreta.
Pero durante mi vida ha seguido creciendo mi
respeto, gratitud y cierta admiración hacia mis
"Pauker"--tamborileros-- que durante los años decisivos de la vida nos
formaron y dejaron huellas imborrables.
Ahora, Hellmuth, ¿Cómo recuerdas tu esta escuela?
-Yo no fui
tanto en oposición como tu; parecía que no podías soportarlo más en Prima. Franke nos fastidiaba a todos;
su tendencia "fascistoide" nos causaba ganas de responder y tu lo
hiciste. Comprendo que al hombre le molestaba. Tu le fastidiaste. "¿Y qué
dice la oposición?" preguntaba con
frecuencia dirigiendo la mirada hacia nuestro rincón.
También era vengativo, ¿cierto?
- Sí, Franke ha
tratado de humillarte en cambio. Recuerdo cuando sacó tu cuaderno después de un
examen escrito. Tuvimos que dearrollar un tema libre y él dijo al devolver las tareas: "Voy a leerles
el trabajo más malo. ¡Escuchen lo que
Peter ha escrito!" -- Y lo leyó. No me acuerdo del tema.
Cuando había
terminado, yo pedí la palabra y dije que me había gustado mucho lo que acabé de
escuchar, y si no había cometido notables errores no parecía mal escrito."
Franke contestó
con la sentencia usual: "Aber er hat das Thema verfehlt!"--no trató
el tema--.
Entonces los
del curso comenzaron a aplaudir tocando madera.
¿Te acuerdas
que Franke te llamó después de clase y corrigió la nota?
Sí me acuerdo.
Pero, quiero referirme a otra cosa. Recuerdo las
veces que te peleaste, sobre todo cuando fuimos más pequeños. Casi no pasaba
día sin una pelea a puñetazos. Bastaba una mala mirada para que Hellmuth retara
a pelear.
La voz corría
rápidamente, se formó un circulo cerrado en un rincón del patio, se vigilaba
que no había profesor a la vista y el duelo comenzó;reglas se observaban.
Fuiste de constitución corpulenta y diste más de lo que recibiste, pero en el
fondo aquello era absurdo.
¿Contra quién o contra qué te peleaste?
- Si esto
supiera yo; tal vez había acumulado aquel odio reprimido que sentí cuando nos
expulsaron de nuestra casa, nos montaron al camión. A mi no me pegaron, pero vi
cuando se llevaron a mi padre, supe que algo dramático iba a pesar. Supe que no
había vuelta atrás. Mi madre no lloraba, creo que ella desde aquel toque a la
puerta con culatas de fusil y de botas, ella supo que nuestra suerte estuvo echada.
¿Se lo has perdonado a los checos?
- No sé, nunca
regresé, conocemos la historia. Ellos también tuvieron sus experiencias, no
actuaron libremente. El odio es una fuerza incalculable. Mis hermanos volvieron
y fueron recibidos amablemente. La casa aun existe, los nuevos dueños son
buenas personas --- dicen: ¡"Tratemos de olvidar!" e invitaropn a
tomar café.
Es una buena
intención, pero yo no mando en mis recuerdos. Es fácil decirlo, tal vez
imposible cumplir.
El tiempo lo curará, y lo que el tiempo no cura no
tiene cura.
Y con eso dejo por terminada la entrevista, amigo
mío. Los nietos ya olvidaron eso, o nunca se enteraron.
Nuestros encuentros posteriores después de perdernos
de vista fueron fugaces, siempre impregnados por esa infancia común extraña
entre escombros del tiempo.
friedrichmanfredpeter febrero de 2015
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