----- Setenta y cinco años he
cumplido.
Cientos de cartas me
llegaron/ Estuve enteramente absorto por la alegría/ Pero me extrañaron un poco los
apellidos/ Y las ciudades desde donde las mandaron/ Yo había pensado, presumido/
: Tú eres el hombre que escribió „Wanderungen“[1]/
Tú eres el hombre de la historia/ Tú eres el hombre de la poesía de la Marca [2]/
Tú eres el hombre que venera al viejo Friederich/
Y de todos los que nos sentamos a la mesa junto a él/ Unos hablando y otros
callados/ En Sanssouci antes y luego
en el Eliseo/Tú eres el hombre de los Jagow y Lochow/ De los Stcchow y Bredow,
de los Quitzow y Rochow/ Tú, quien admiraba los
méritos del conde Schwerin y del
viejo Zieten/ Tú, quien elogiaba mas que a
nadie en el mundo, a Oppen, Groeben,
Kracht y Thumen/ Y ante mí y en vuestras
batallas siempre adelante/ Marcháis vosotros y mi entusiamo, juntos los Pfuel e Itzenplitz/ Y marcháis desde Uckermark,
Havelland y Barnim/ Los Ribbeck, los Katte, los Bülow y Arnim/ Marcháis los Treskow, los Schlieffen y Schieben/
Si, sobre vosotros todos “habe ich geschrieben“ he escrito yo/ Pero, los que han venido a
felicitarme en mi día festivo/ Estos si han sido muchos y con nombres muy
distintos/ Todos “sans peur et
reproche“ sin temor ni prejuicio/ Todos aristócratas de la prehistoria/ Y fueron
incontables sus apellidos de ---berg y de ---heim / Porque en masa llegaron juntos a batallones de Meyers/ También había Pollacks y los que más al Este habitan/
Los Abram, Isack, Israel/Y es a mí a quien colocan en
la cabeza de su columna/ Y me pregunto entonces -¿para qué me sirven los Itzenplitz?/Todos ellos han leído lo que
escribo/ Todos ya me conocen hace
tiempo/ Y eso es lo que importa/ ¡Venga ya, amigo mío, Cohn [3]!
El novelista más destacado en el siglo XIX, Theodor Fontane, prusiano
berlinés, descendiente de inmigrantes hugonotes franceses, nos pregunta:
¿Quienes son los verdaderos aristócratas? Y su respuesta es sorprendente. Son los que han leído sus libros. Sin embargo son ellos los que
socialmente están desprestigiados. Nos encontramos en el año 1894, y la mirada de los alemanes se dirige
hacia esta Prusia renacida y resucitada que entró triunfante en el concierto de
los poderes europeos. Prusia absorbió a Alemania y Alemania se tragó a Prusia;
por su parte, el canciller de hierro Otto von Bismarck dicta las reglas para el
centro de Europa.Theodor Fontane es uno de sus admiradores; venera a Federico el Grande
y menciona veintisiete nombres de
familias aristocráticas prusianas que todas juntas han hecho posible esta
evolución. En su fantasía se sienta a la mesa junto al viejo Fritz, placer
intelectual que ofrece el rey excepcional de esta Prusia ilustrada. Y Fontane
es patriota: admira la evolución de Prusia desde su pobre comienzo en la Marca,
desde Sanssouci -palacete de retiro bucólico- hasta su presencia victoriosa en el Eliseo de Paris, después
de ganar la guerra.Presentes siempre estuvieron los Itzenplitz y sus sables victoriosos.
Fontane los elogia; había sido corresponsal de guerra durante la campaña en
Francia en 1870/71 , él, hijo de
franceses, sintiéndose un prusiano más.Pero ahora, en su cumpleaños setentaycinco le invade una terrible duda:
¿Quiénes son los que yo en verdad admiro? ¿Son ellos mis amigos, como yo lo soy
de ellos? Es la misma duda que invade al joven Friedrich Nietzsche al manifestar
que el Imperio Alemán acabaría eliminando el espíritu alemán, que residía
simbólicamente más en Weimar que en Potsdam; ¿Das Deutsche Reich --- contra --- Der Deutsche Geist? = Es el Reich
adversario del espíritu y de la cultura alemanes?Así, Theodor Fontane
registra emocionado la felicitación recibida por los hijos de Isack e Israel
por los que llevan apellidos de ---berg y de---heim, por los Meyer y por su amigo Cöhn.Judíos ellos, todos prusianos y alemanes. Y ¡sorpresa! Los llama
aristócratas, porque son gente del libro, son sus lectores.¿Serán ellos los representantes de una Alemania espiritual diferente a
la otra, la del poder militar, político?El poema no toma posición expresa al respecto. Sólo queda la satisfacción
del escritor sabiendo que puede contar con lectores agradecidos. Theodor
Fontane no se dejó llevar nunca por el odio ni por la admiración.
Años después, entre la lista de los conspiradores contra Hitler -dispuesto ya a hundir a Alemania en el
abismo- e implicados en el atentado de 1944 se encuentra un gran número de los nombres
mencionados en el poema de Fontane. Dieron su vida por el honor y para que
Alemania viva.Sin embargo, en el año 1945 junto a la caida del Tercer Reich, también
Prusia se hundió. Su existencia y
hasta su nombre real fueron barridos del mapa. Sólo queda el recuerdo
histórico; también ahora iniciado el siglo XXI, se siente un lento y complejo
despertar de entre las cenizas. Sus palacetes renacen en Potsdam y en Berlín
y un número creciente de judíos
intenta renovar su vida y su identidad sepultadas en la historia de esta
ciudad.Hoy, los Bredow y Arnim son nombres como otros, viven juntos a los que
se llaman ---berg o ---heim. Y muchos aprecian a Fontane.
Gracias a su obra tenemos una imagen objetiva de este embrión de la Alemania
actual. Y en tal sentido Prusia sobrevivirá.
friedrichmanfredpeter
febrero 2014
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