sábado, 16 de junio de 2012

¿Nación Europa?

La crisis económica ha provocado esa voz que grita:–¡Más Europa! – Sin embargo, el observador realista del escenario político y económico, se pregunta: ¿Quién de verdad quiere eso? ¿Quién desea ser antes europeo que alemán o español o italiano?
Repartir deudas sobre muchas espaldas no hace que desaparezcan, pero causaría alivio a quien carga un saco demasiado pesado para su frágil estatura.
– Esa es la verdadera solidaridad, dicen unos.
– No, esa es la pícara intención de unos, hacer pagar sus deudas a los demás, dicen otros.


Son dos puntos de vista muy alejados para encontrar fácil conciliación. Los medios presentan este conflicto como desentendimiento entre los gobiernos; acusan el gobierno alemán y especialmente a su canciller Merkel de ser culpables. Algunos predican, si todos fueran de Izquierda pronto se resolvería y los viejos tiempos prósperos volverían.
Pero están equivocados, el conflicto cala más hondo. Son los pueblos, sus mentalidades diversas, que impiden esa evolución. La lucha contra la Derecha, en el fondo es una lucha contra la realidad. Observadores atentos describen lo que divide Europa en zonas distintas: es el modo de elaborar riqueza, la vía del ahorro o la del consumo. Alemanes, holandeses o polacos ponen otras prioridades en el tablado económico que españoles o italianos, para no mencionar a griegos. Unos racionalizan su labor para crear productividad, otros invierten más horas de trabajo, fantasía y esfuerzos para vivir mejor. Es ley económica número Uno, capital se acumula donde encuentra productividad y dinero destinado al consumo no es capital productivo.
La crisis del Euro no es otra cosa que la simple verificación de esta ley económica. Falta hace analizar, racionalizar el problema, sobran lamentaciones, enfados  y teorías de conspiración.
El mercado americano por su amplitud y dimensión presenta el modelo que Europa está llamada a seguir. Pero ¿existe capacidad para ello? Aquel mercado reune una curiosa fusión de diversos elementos económicos, admite alternativas, son varios sistemas en uno. La movilidad de capital y de personas es grande. Y por eso el dólar sobrevivirá sus crisis cíclicas.
¿Pero el Euro?  Todavía abunda en los bolsillos de europeos que encuentran su ideal, estar sentados en sus rincones esperando salvación. Sin cambios profundos estructurales y mentales, Europa recaerá en lo que ha sido medio siglo atrás: un lugar precioso para el turismo universal o una máquina aislada en permante reciclaje.
El proyecto de Nación Europa - unión o confederación - significa la fusión de naciones independientes en un órgano político común, con capacidad de producir bienestar para todos. Este proyecto urgente está más lejos que nunca: Renacen estructuras autóctonas, autonomías y regionalismo con pretensiones totalitarias, prejuicios históricos y divisiones que parecían superados, con actores que tiran de la común carreta hacia diferentes caminos. Fragmentación en mininaciones es la real dimensión deseada; y muchos piensan que con el marco, la peseta, el franco o la lira en el bolsillo, estarían resueltos sus problemas.
Mi pronóstico es: entonces de verdad comenzarían.

friedrichmanfredpeter

16/06/2012

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