domingo, 19 de febrero de 2012

Mord an Walther Rathenau

 el asesinato político más significante en una república que se hundió.
<<¡Schlagt ihn tot den Rathenau, die verdammte Judensau!>>
Da vergüenza traducir el bárbaro eslogan multiplicado en inscripciones callejeras  y dedicadas al ministro de asuntos exteriores de la jóven República alemana. Ocurrió en el año 1922.


¿Quién era Walther Rathenau que para sus enemigos políticos merecía la muerte? El diputado en el Reichstag del pequeño partido liberal Walther R. era hijo de Emil Rathenau, quien fue fundador de la empresa AEG mundialmente conocida hasta hoy. Después de la muerte de su padre fue gerente de la empresa, pero al mismo tiempo se dedicaba a la publicidad y a la política. Su intelecto y el dominio de varios idiomas le hicieron idóneo para el cargo de ministro del exterior en tiempos tan dificiles de la postguerra, actividades que atrajeron el odio de los opositores antidemocráticos, odio a muerte que se confunde con patriotismo. Bien lo conocemos, dirá el lector español. Rathenau también conocía el riesgo que corría, pero su carácter luchador no permitía esconderse detrás de su riqueza personal; buscó la responsabilidad y creyó en las virtudes del país que quería: Alemania:
<<Estoy luchando contra la injusticia que en Alemania existe porque veo como surgen sombras por todos los lugares donde ando. Las veo, cuando de noche paseo por las calles de Berlín. La locura de esta riqueza me insulta, la nulidad de las palabras sin contenido, la presumida exclusividad seudogermánica. El antisemitismo es la invasión vertical de la  sociedad por los bárbaros >> (1911)[1]
Pues, estos bárbaros lo mataron en el camino al ministerio. La barbarie se había organizado bajo el nombre de “Organisation Consul“, responsable también de  la muerte de Mathias Erzberger, quien representaba el gobierno alemán ante los vencedores y quien no había tenido más remedio que firmar el humillante Tratado de Versailles para impedir males mayores para el país militarmente
derrotado.
El asesinato de Rathenau fue el signo definitivo del derrumbe de la democracia alemana hacia la toma del poder de la revolución nazi. Los asesinos de Rathenau fueron tratados como caballeros por una justicia con tendencias antidemocráticas y en la revista “Die Weltbühne“, ojo crítico de la democracia, el escritor y posterior portador del Premio Nobel de la Paz Carl von Ossietzki publicó la siguiente nota que lo dice todo:
<<Esto no lo podíamos imaginarnos en el año 1918 cuando tirábamos nuestros sucios gorros militares al aire para vitorear la República, que tan pronto sacudirían sus fundamentos, inclusive aquellos que habían gritado en coro esas „vivas“ y que ahora estarían entre los que la matarán. Lo que entonces nos unía, eso era la sensación que se había acabado la muerte masificada y que el militarismo se acabó. A partir de esta hora seríamos hombres libres en una patria libre: autodefensa de una nación hundida en el sufrimiento. ¡Y qué rápidamente se agotó este consenso!>>[2]
Los que contemplamos estos eventos históricos no nos preocupamos por la historia sino por el presente. Ningún logro institucional humano y democrático está asegurado si no hay quien lo defienda. En este sentido Walther Rathenau sigue siendo un ejemplo a seguir.

friedrichmanfredpeter

19 – Feb - 2012 




[1] Para entender lo que estaba en juego, basta recordar que esta ciudad era también la preferida de Albert Einstein (Física) y de Fritz Haber (Química), entre otros más y se consideraba capital de la ciencia. Ninguna otra ciudad en el mundo se podía comparar con ella.
[2] Carl von Ossietzki, escritor – periodista; Premio Nobel de la Paz de 1936 (lo recibió como preso político en un KZ nazi; dejado en libertad, murió en 1938). Schriften, Aufbau – Verlag Berlin, 1966.

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