lunes, 13 de febrero de 2012

Mord an Rosa Luxemburg

Prefiero la palabra alemana Mord al término asesinato, Mord indica el hacer, asesinato se refiere a un hecho. El carácter verbal de la lengua alemana destaca el hacer.
Pues, ¿qué han hecho para acabar con Rosa, con “die Luxemburg“, como la llamaban?
La editorial alemana Suhrkamp ha editado el material completo de este crimen político.[1]
Los hechos: El día 15 de enero de 1919 fueron detenidos Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg, acusados de ser los dirigentes de la Rebelión Espartaco, que fue vencida por la intervención militar en ejercicio de control sobre la capital de Berlín. Los responsables de la detención decidieron liquidar a los detenidos para no entregarlos a la justicia ordinaria. Karl Liebknecht fue fusilado tras un fingido intento de huida. Rosa L. murió asesinada antes del transporte; su cuerpo apareció meses después en las aguas.
El tribunal militar condenó a los implicados en estas muertes violentas por delitos menores de indisciplina. Años después, el acusado principal, el soldado Cazador Runge, publicó la siguiente declaración:


<< El día 15 de enero de 1919, entre las siete y nueve de la tarde me pusieron como guarda ante el portal principal del Hotel Eden junto con el Cazador Dräger. Cerca de las nueve hubo movimiento y agitación y se decía que habían traido a Liebknecht y a la Luxemburg. Inmediatamente varios oficiales me dieron órdenes, que esta pandilla no debía salir viva del hotel. Me mandaron pegar a Liebknecht con la culata del fusil cuando este sinvergüenza saliere del hotel. Yo era novato y no conocía los nombres de estos oficiales. Y también me han dicho, que a la Luxemburg no la deje salir viva. “¡Es una órden!“ me dijeron. El teniente capitán Pflugk–Hartung tomó nota de mi nombre y me dijo: “El teniente Vogel se la entregará y usted le dará el golpe!“—
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Después, cuando a la Luxemburg la arrastraron al coche, alguien salió por detrás y le pegó un tiro a la cabeza. Lo pude ver bien porque estuve muy cerca. Quien pegó el tiro no siguió en el coche, regresó al hotel. Después me dijeron que subiera a matar al director de la “Bandera Roja“. Pero después no lo hice porque me dijeron: “Lléveselo y cuide que no le pase nada“. Pregunté: “¿Quién manda eso?“ y me dijeron: “el capitán Papst“. Luego fui a mi puesto y ví que regresaron los otros diciendo: “al Liebknecht le hemos quemado y la vieja cerda ya está nadando“.>>

¿Por qué el soldado raso Runge hizo esta declaración años más tarde y no la dio a saber a los jueces del consejo de guerra?
Pues Runge era el único en prisión todavía. No había sido recompensado económicamente como se lo habían prometido y se sentía traicionado. Además, la confesión ya no le podía causar daño, porque nadie puede ser acusado dos veces por el mismo delito, y eso lo sabía él, a pesar de su escasa inteligencia.
¿Por qué la transmito yo? ¿qué tiene de particular un testimonio tan bárbaro? Pues, es significante para tantos y tantos sucesos similares que marcaron sus huellas con sangre en el siglo XX: en Alemania – en España  -- en Colombia y en tantos sitios más. Acabar siendo asesinado semi - oficialmente podía ocurrir a cualquier persona. Ha sido Hannah Arendt, la ilustre filósofa, quien ha encontrado el término para explicar el carácter de esos sucesos: “la banalidad del mal“. Aquí otra vez, el original alemán es más expresivo: Banalität des Bösen[2], se traduce y eso significa que el mal tiene un nombre y es personalizado. Hay alguien responsable detrás: un carácter banal, bruto, incivilizado. Toda la pandilla militar reunida en el hotel Eden de Berlìn, dispuesta a acabar con la odiada “peste roja“, eran personas embrutecidas durante largos años de guerra en las trincheras en Francia y en Flandes. La vida ajena no les importaba “un carajo“. El soldado Runge, el último eslabón en la cadena del mal, ejecutaba la sentencia de muerte sin el menor signo de compasión, casi mecánicamente. Nunca mostró  arrepentimiento. Si algo le dolió, era que no le habían pagado por ello. En “tiempos normales“ un individuo como Runge habría sido un obrero sin cualificación, que lleva una vida normal y ordenada. Pero su destino fue, ser el asesino de una de las personas más humanas del siglo, de acabar con una mente lúcida e ilustrada a fuerza de golpe de culata. Nunca se reveló, quien pegó el tiro de gracia.
Der Mord an Rosa L. no solamente era una tragedia personal; la democracia alemana perdió el personaje de mayor relieve moral e intelectual. Su desaparición cerró el camino a la evolución democrática del socialismo  dando ánimo al crecimiento del extremismo político que terminó en plena crisis con el triunfo de la revolución nazi. No sabemos, qué habría sucedido siendo Rosa L presente todavía. Después de su muerte, la izquierda alemana comenzó a ser  una sucursal de Moscú, sus actividades fueron dirigidas por Stalin através de su emisario Radek. ¡Y no olvidemos! la Segunda Guerra Mundial fue iniciada por el pacto entre Stalin y Hitler. Pero para entender más de este proceso hacia la catástrofe del siglo XX necesitamos contemplar otro asesinato, otra tragedia más: Der Mord an Walther Rathenau --- proximamente.

friedrichmanfredpeter   
13 de Feb. De 2012




[1] edition suhrkamp 233, 1967
[2] Das Böse – es concreto; el mal --- es abstracto. 

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