Prefiero la
palabra alemana Mord al término asesinato, Mord indica el hacer, asesinato se
refiere a un hecho. El carácter verbal de la lengua alemana destaca el hacer.
Pues, ¿qué han hecho para acabar con Rosa, con “die Luxemburg“, como la
llamaban?
La editorial alemana Suhrkamp ha editado el material completo de este
crimen político.[1]
Los hechos: El día 15 de enero de 1919 fueron detenidos Karl Liebknecht
y Rosa Luxemburg, acusados de ser los dirigentes de la Rebelión Espartaco, que
fue vencida por la intervención militar en ejercicio de control sobre la
capital de Berlín. Los responsables de la detención decidieron liquidar a los
detenidos para no entregarlos a la justicia ordinaria. Karl Liebknecht fue
fusilado tras un fingido intento de huida. Rosa L. murió asesinada antes del
transporte; su cuerpo apareció meses después en las aguas.
El tribunal militar condenó a los implicados en estas muertes violentas
por delitos menores de indisciplina. Años después, el acusado principal, el
soldado Cazador Runge, publicó la siguiente declaración:
<< El día 15 de enero de 1919, entre las siete y nueve de la
tarde me pusieron como guarda ante el portal principal del Hotel Eden junto con
el Cazador Dräger. Cerca de las nueve hubo movimiento y agitación y se decía
que habían traido a Liebknecht y a la Luxemburg. Inmediatamente varios
oficiales me dieron órdenes, que esta pandilla no debía salir viva del hotel.
Me mandaron pegar a Liebknecht con la culata del fusil cuando este sinvergüenza
saliere del hotel. Yo era novato y no conocía los nombres de estos oficiales. Y
también me han dicho, que a la Luxemburg no la deje salir viva. “¡Es una
órden!“ me dijeron. El teniente capitán Pflugk–Hartung tomó nota de mi nombre y
me dijo: “El teniente Vogel se la entregará y usted le dará el golpe!“—
------ “
Después, cuando a la Luxemburg la arrastraron al coche, alguien salió
por detrás y le pegó un tiro a la cabeza. Lo pude ver bien porque estuve muy
cerca. Quien pegó el tiro no siguió en el coche, regresó al hotel. Después me
dijeron que subiera a matar al director de la “Bandera Roja“. Pero después no
lo hice porque me dijeron: “Lléveselo y cuide que no le pase nada“. Pregunté:
“¿Quién manda eso?“ y me dijeron: “el capitán Papst“. Luego fui a mi puesto y
ví que regresaron los otros diciendo: “al Liebknecht le hemos quemado y la
vieja cerda ya está nadando“.>>
¿Por qué el soldado raso Runge hizo esta declaración años más tarde y
no la dio a saber a los jueces del consejo de guerra?
Pues Runge era el único en prisión todavía. No había sido recompensado
económicamente como se lo habían prometido y se sentía traicionado. Además, la
confesión ya no le podía causar daño, porque nadie puede ser acusado dos veces
por el mismo delito, y eso lo sabía él, a pesar de su escasa inteligencia.
¿Por qué la transmito yo? ¿qué tiene de particular un testimonio tan
bárbaro? Pues, es significante para tantos y tantos sucesos similares que
marcaron sus huellas con sangre en el siglo XX: en Alemania – en España -- en Colombia y en tantos sitios más. Acabar
siendo asesinado semi - oficialmente podía ocurrir a cualquier persona. Ha sido
Hannah Arendt, la ilustre filósofa, quien ha encontrado el término para
explicar el carácter de esos sucesos: “la banalidad del mal“. Aquí otra vez, el
original alemán es más expresivo: Banalität des Bösen[2],
se traduce y eso significa que el mal tiene un nombre y es personalizado. Hay
alguien responsable detrás: un carácter banal, bruto, incivilizado. Toda la
pandilla militar reunida en el hotel Eden de Berlìn, dispuesta a acabar con la
odiada “peste roja“, eran personas embrutecidas durante largos años de guerra
en las trincheras en Francia y en Flandes. La vida ajena no les importaba “un
carajo“. El soldado Runge, el último eslabón en la cadena del mal, ejecutaba la
sentencia de muerte sin el menor signo de compasión, casi mecánicamente. Nunca
mostró arrepentimiento. Si algo le
dolió, era que no le habían pagado por ello. En “tiempos normales“ un individuo
como Runge habría sido un obrero sin cualificación, que lleva una vida normal y
ordenada. Pero su destino fue, ser el asesino de una de las personas más
humanas del siglo, de acabar con una mente lúcida e ilustrada a fuerza de golpe
de culata. Nunca se reveló, quien pegó el tiro de gracia.
Der Mord an Rosa L. no solamente era una tragedia personal; la
democracia alemana perdió el personaje de mayor relieve moral e intelectual. Su
desaparición cerró el camino a la evolución democrática del socialismo dando ánimo al crecimiento del extremismo
político que terminó en plena crisis con el triunfo de la revolución nazi. No
sabemos, qué habría sucedido siendo Rosa L presente todavía. Después de su
muerte, la izquierda alemana comenzó a ser
una sucursal de Moscú, sus actividades fueron dirigidas por Stalin através
de su emisario Radek. ¡Y no olvidemos! la Segunda Guerra Mundial fue iniciada
por el pacto entre Stalin y Hitler. Pero para entender más de este proceso
hacia la catástrofe del siglo XX necesitamos contemplar otro asesinato, otra
tragedia más: Der Mord an Walther Rathenau --- proximamente.
friedrichmanfredpeter
13 de Feb. De 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario