martes, 1 de noviembre de 2011

¿Qué aprendí siendo profesor?

Sol de otoño calentaba el país. El verano se acabó. La joven república alemana del oeste había cumplido más de diez años y el Hessenkolleg[1] en la ciudad de Wetzlar se inauguró. Yo estuve presente sin tener experiencia ninguna.
¿Cómo tratar a estos jóvenes, provenientes del mundo del trabajo, casi de la misma edad que su profesor?


Mi ventaja: conocía ese mundo, de obreros; padre, madre y abuelos me habían mostrado cómo pensar, sentir, actuar. Pero ahora se trataba del tema de literatura, textos filosóficos, de historia y de lengua alemana.
Ventanas góticas del antiguo monasterio franciscano se abrían hacia la Plaza Schiller cubierta por enormes árboles. Aquí empezó todo, aquí en uno de estos salones dividido en el centro por una gruesa columna, aquí empecé a aprender mi oficio junto a jóvenes, sus caras y nombres los recuerdo hasta ahora.
En realidad, el Kolleg lo tenía siempre presente, pues me acompañaba de día y de noche: preparar antes, corregir después, la duda me acompañaba.
¿Qué tema escoges?, ¿Cómo comienzas?, ¿A dónde llegas?, ¿Cuándo lo dejas?[2]
¿Qué aprendí yo?

Importa, aprender el aprender y manejar lo aprendido;  penetrar,  comprender, abrazar el tema, promover la creatividad, el pensar crítico, el saber diferenciar entre lo que vale y lo que no posee valor y aceptar principios que humanizan la sociedad: libertad, tolerancia, solidaridad: formación más que preparación (que a ellos sobraba, no quisieron extender su profesión sino huir de ella). No se trataba de aumentar conocimientos, sino de profundizar ideas ( Erkenntnis en alemán).
El estudiante toma nota que su profesor también estudia. Eso se espera del pedagogo, es su profesión. Hay momentos estrella cuando esto funciona. Pero también existe el fracaso, el aburrimiento; y aburrido te vas a casa. Sin embargo, mucho más tarde observas resultados: por ejemplo, cuando  el alumno se ha vuelto profesor, periodista, abogado y en su trato profesional te comunica que algo aprendió de ti. Hay el caso especial cuando el que fue alumno se vuelve amigo intelectual, maestro del maestro; es un regalo.
Quien aprendió, cómo se aprende, se enfrentará a los retos de la vida, gana oportunidades, será una persona libre y dueño de su suerte, quien podrá olvidar cómo todo comenzó en aquel triste mes cuando los días se hacían más cortos y el viento arrancando hojas de enormes árboles en la Plaza Schiller, en la ciudad de Wetzlar, allá muchos años atrás.

manfredpeter
1 de noviembre de 2011



[1] Kolleg se llaman los institutos de bachillerato para adultos con experiencia profesional fundados a partir del año 1959 en Alemania ( República Federal). El Kolleg en la ciudad industrial de Wetzlar ( Leica, Buderus) se encuentra en  el Land federal de Hessen y por eso se llama Hessenkolleg.
[2] En este comienzo aun no existían programas de estudios. El inicio de esa “Segunda Rama de la Educación” ( Zweiter Bildungsweg) era una fase de libertad pedagógica, llena de experimentación.

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