Sol de otoño
calentaba el país. El verano se acabó. La joven república alemana del oeste
había cumplido más de diez años y el Hessenkolleg[1] en
la ciudad de Wetzlar se inauguró. Yo estuve presente sin tener experiencia
ninguna.
¿Cómo tratar a
estos jóvenes, provenientes del mundo del trabajo, casi de la misma edad que su
profesor?
Mi ventaja:
conocía ese mundo, de obreros; padre, madre y abuelos me habían mostrado cómo
pensar, sentir, actuar. Pero ahora se trataba del tema de literatura, textos
filosóficos, de historia y de lengua alemana.
Ventanas
góticas del antiguo monasterio franciscano se abrían hacia la Plaza Schiller
cubierta por enormes árboles. Aquí empezó todo, aquí en uno de estos salones
dividido en el centro por una gruesa columna, aquí empecé a aprender mi oficio
junto a jóvenes, sus caras y nombres los recuerdo hasta ahora.
En realidad, el
Kolleg lo tenía siempre presente, pues me acompañaba de día y de noche:
preparar antes, corregir después, la duda me acompañaba.
¿Qué tema
escoges?, ¿Cómo comienzas?, ¿A dónde llegas?, ¿Cuándo lo dejas?[2]
¿Qué aprendí
yo?
Importa,
aprender el aprender y manejar lo aprendido;
penetrar, comprender, abrazar el
tema, promover la creatividad, el pensar crítico, el saber diferenciar entre lo
que vale y lo que no posee valor y aceptar principios que humanizan la
sociedad: libertad, tolerancia, solidaridad: formación más que preparación (que
a ellos sobraba, no quisieron extender su profesión sino huir de ella). No se
trataba de aumentar conocimientos, sino de profundizar ideas ( Erkenntnis en
alemán).
El estudiante
toma nota que su profesor también estudia. Eso se espera del pedagogo, es su
profesión. Hay momentos estrella cuando esto funciona. Pero también existe el
fracaso, el aburrimiento; y aburrido te vas a casa. Sin embargo, mucho más
tarde observas resultados: por ejemplo, cuando
el alumno se ha vuelto profesor, periodista, abogado y en su trato profesional
te comunica que algo aprendió de ti. Hay el caso especial cuando el que fue
alumno se vuelve amigo intelectual, maestro del maestro; es un regalo.
Quien aprendió,
cómo se aprende, se enfrentará a los retos de la vida, gana oportunidades, será
una persona libre y dueño de su suerte, quien podrá olvidar cómo todo comenzó
en aquel triste mes cuando los días se hacían más cortos y el viento arrancando
hojas de enormes árboles en la Plaza Schiller, en la ciudad de Wetzlar, allá
muchos años atrás.
manfredpeter
1 de noviembre
de 2011
[1] Kolleg se llaman los institutos de bachillerato para adultos con
experiencia profesional fundados a partir del año 1959 en Alemania ( República
Federal). El Kolleg en la ciudad industrial de Wetzlar ( Leica, Buderus) se
encuentra en el Land federal de Hessen y
por eso se llama Hessenkolleg.
[2] En este comienzo aun no existían programas de estudios. El inicio
de esa “Segunda Rama de la Educación” ( Zweiter Bildungsweg) era una fase de
libertad pedagógica, llena de experimentación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario