sábado, 21 de mayo de 2011

¿Rebeldes?

En numerosas ciudades de España se manifiestan entusiastas multicolores en protesta por la situación política y social en el país.

Su simpatía y cordialidad en las entrevistas esconde una romántica simpleza que entusiasma al observador de ese inesparado síntoma de revolución española.
Pero hay otros, que al salir de la izquierda han dejado atrás  entusiamo y  recetas fáciles, y se encuentran como caballos sobre un camino pedregoso mientras pegasos volantes los sobrevuelan camino al sol.
Los socialistas de todos los colores hasta ahora no han sido capaces de crear más que  sociedades enfangadas en el totalitarismo, con un ejercicio de control mafioso del poder.


La libertad de desfilar bajo pancartas idiotas gritando esloganes banales es acompañada por una vida subvencionada. Todo rebosa de bondad universal. La ideología del buenismo pretende desterrar para siempre la controversia, la competencia, el personaje individual, su excelencia. Palabras claves son "el control" y luego "el reparto". Nunca se aclara, quién en la realidad social ejerce esas funciones. Marx, muy sincero y admirable por eso, habla sin rodeos de la dictadura del proletariado, sin aclarar tampoco, quienes son los llamados a representar esa “clase obrera”. Pero Lenin, sí lo sabía: los cuadros bolcheviques.
Hoy se prefiere el término "el pueblo", o más sencillamente "nosotros y nosotras", "andaluces y andaluzas", “jóvenes y jóvenas”, etc. porque saben que el "obrero" ya es una figura histórica, presente en la literatura de ficción. La masa se compone en gran proporción de "subvencionados", "funcionarios", "hijos de papi o de abuelo" quienes pagan sus movidas y  estudios sin perspectivas reales. Un nuevo modo de vida, presente en toda la UE.
Todos ellos tienen el derecho natural de indignarse como lo predica el famoso texto del francés Hessel[1] acompañado por el manifiesto de Raoul Vaneigem, “Eloge de la Paresse”. Se trata de auténticos “manifiestos” de una izquierda que está en camino de actualizar su ideograma.
Por eso, no vengan con el cuento que lo suyo es un enfoque rebelde: 
Quieren que haya más de lo mismo, más dinero del que anda  suelto "por ahí". El problema realmente tremendo es, cómo activar una economía que hace tiempo ha dejado de ser eso: un sistema productivo de bienes. Los bienes se producen en otra parte, aqui  se reparten a la medida de los servicios que unos prestan a otros. Y centros diseñados para la actividad lúdica y diversión no faltan. Estos servicios no crean valores reales. Existe una única fuente que escupe dinero que como maná cae del cielo. Por eso la pretensión es: absorberlo de fuente (cuota Tobbin) para luego repartirlo a la medida de las necesidades. Cómo suena el eslogan: ¡A cada cual a sus necesidades!
El sueño real es: una administración omnipotente se hace cargo de la felicidad de la gente. Y eso es el viejo dogma utópico archiconocido y fracasado en sonados intentos.
¿Qué hacer con gente que se niegan a ver ni aprender del pasado?

Manfred Peter
21 de mayo de 11 



[1] Se trata de una auténtica ideología moderna del siglo XXI, manifiesta en publicaciones, p.ej. Stéphane Hessel, Indignez – vous! Indigène éditions, janvier 2011, Monpellier France; Eloge de la Paresse Affinée par Raoul Vaneigem, internet.

“Ce qui est vrai de l`amour est vrai de la paresse et de sa jouissance.” ---“La seule utilité désormais reconnue au travail se limite à garantir un salaire au plus grand nombre et une plus–value à l`oligarchie.”--- “La paresse est plus créative que le travail.”

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