(Wo ist sie? … Die Blaue Blume)
El poeta alemán Novalis inventó la flor azul y envió a su alter ego
“Heinrich”a buscarla. También Josef Freiherr von Eichendorff trató, sin éxito,
de encontrarla. Desde aquella era, llamada romántica, la siguieron buscando
muchas personas, principalmente hombres porque entre los pétalos azules solía
esconderse también la imagen de la mujer amada. Pero en realidad se trata de
una flor invisible, símbolo de la insatisfacción que causa el ambiente material
que rodea a quien la busca. No es casual que
“Die Blaue Blume “ brotara
justo en el preciso momento en que la
revolución se echó a dormir, cuando la era napoleónica terminó y una cortina
formada por la Santa Alianza echó su peso sofocante sobre la Europa de entonces.
El velo reaccionario apagó las luces que una generación antes iluminara a los
países europeos.
Y cuando en el año 1848
los cascos picudos prusianos invadieron el último refugio de los demócratas
rebeldes en Friburgo, entonces numerosos demócratas se escaparon primero a
Francia y luego a las Américas, entre ellos Friedrich Hecker que llevaba el sombrero ancho con pluma roja.
Así se cantaba entonces:
“¿Vive el Hecker todavía?
Sí, aún vive.
No cuelga de ningún árbol,
No cuelga de ninguna soga,
Colgado está del sueño
de la República Alemana.”
(“Lebt der Hecker noch?
Ja, er lebet noch.
Er hängt an keinem Baum,
Er hängt an keinem Strick.
Er hängt am Märchentraum
Der Deutschen Republik!”)
Los seguidores del Hecker colocarían
una flor azul en sus sombreros y en adelante se dedicaron a buscar “Die Blaue Blume”.
¿Qué hizo el Hecker
mientras tanto?
Se alistó como soldado en
el ejército Yanqui, “los azules”, para liberar a los esclavos negros del Sur,
eso pensaba. Y ahí se quedó, si buscaba “Die
Blaue Blume” no la encontró, al Hecker y a su sueño los cubre tierra norteamericanas.
Hoy, 20 de enero del
2017, es un día definitivo para que
recordemos todo esto. Porque alguna vez fue América el refugio para los peregrinos
buscadores, no solamente de oro. A un descendiente de alemanes del tipo
”buscadores de oro” lo “coronan” hoy en
un fastuoso, falso y mediático show que colmará hasta la náusea toda la TV
mundial . Yo añoro a los otros, a los que nunca hallaron ni coronas ni oro, los
que iban en busca de un ideal cuajado del color de una flor. “Die Blaue Blume” es mucho más que una
metáfora poética. Es el diseño inmaterial de un proyecto que nos acompaña y nos
consuela sobre todo en un día como este cuando es coronado un descendiente alemán
pueril y falso.
El verdadero alemán
soñador aún está esperando, se llama Friedrich Hecker, luchó y cayó por la causa de
la libertad en tierra americana. Yo le
dedico esa bella flor que encontré en la red y la llamaré “Die Blaue Blume”; simboliza los sueños imposibles a realizar en su
momento histórico, reclama libertad, igualdad, derecho y justicia para todos,
americanos y otros que no lo son.
friedrichmanfredpeter 20 de enero de 2017
anavictoriaoeding edición
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