Jacob
Burckhardt en su libro famoso "Die
Kultur der Renaissance in Italien"[1] escribe
:
<Una vieja anécdota de estas que tal vez no sean
verdad, pero son verdaderas en todos los lugares y en todos los tiempos, cuenta
que los ciudadanos de una ciudad - dicen que sucedió en Siena - tuvieron un
gran problema:¿Cómo debían recompensar los servicios de un mercenario victorioso (condottiero)que militarmente había liberado la ciudad de unos poderosos enemigos?
Pensaron que sus méritos eran tan grandes que ningún premio sería suficiente de los que la ciudad pudiera ofrecer; ni siquiera el máximo honor: hacerlo dueño de la ciudad.
Finalmente se levantó una voz en el consejo con la siguiente propuesta:
"¿Y
si mandáramos a matarle y después le
venerásemos como Santo local de esta ciudad?" Dicen, que así se procedió, igual había hecho el
Senado Romano con Rómulus en tiempos pasados.
Y en verdad, a nadie temían estos "condottieros" más que a los que compraron sus labores; cuando triunfaron fueron liquidados porque eran peligrosos. Así sucedió con Roberto Malatesta después de victorias que logró al servicio del Papa Sixtus IV en el año 1482. >
condottiero Gatomelata
Burckhardt describe a estos condottieros como
personajes modernos, destacando su irrespeto a las tradiciones sagradas, sus
tendencias a crueldad y traición, pero
alaba también su inteligencia y alta virtuosidad en el manejo del
instrumentario del poder. Práctica lección le dieron estos condottieros a
Nicolo Maquiavelo, autor de " Il Principe": zorro y león ha de ser quien desea gobernar en oficio
político a los demás; la fortuna, la suerte, sólo sonreirá a los valientes,
capaces de alejarse de virtudes y vicios que valgan en la vida común y
corriente. El fin no simplemente justifica los medios, pero, sin embargo
resulta definitivo el éxito de toda operación. También que el
"Príncipe", el mandatario, debe parecer un buen padre, aunque
realmente no lo sea, mejor es que lo parezca. Todas estas conclusiones,
producto de la observación del oficio de los condottieros las trasladaría al
aleccionamiento de un "Príncipe".
El condottiero
renacentista italiano no es histórico, no está muerto ni pasado; la anécdota citada podría estar escrita
para hoy.
Estatua ecuestre del condottiero
Malatesta
¿Habrá condottieros modernos en la Colombia actual?
Similar a la
sociedad italiana en la era renacentista, amplios sectores de la sociedad colombiana
en los largos años de guerras y revueltas precisaron los servicios secretos y
semilegales de autodefensas o paramilitares. Estos crecieron a la sombra de
sucesos dramáticos que sacudieron los fundamentos de la vida social, se
llenaron de recursos económicos a través de actividades criminales como la
extorsión, el narcotráfico y la expropiación de los supuestos enemigos.
Ahora que se
está tramado el proceso de armisticio y de la paz con la guerrilla de las Farc,
estos colaboradores comienzan a ser un estorbo y presentan un grave problema: ¿Qué hacer con
ellos? o mejor ¿Cómo liberarse de grupos que se han vuelto enemigos de la paz?
Sus negocios fundamentales prosperaron durante la guerra y lograron crear un
poder público paralelo. En amplias zonas mandan ellos y deciden lo que se haga
o se deja de hacer.
¿Qué nos revela
la lectura de la prensa?
El día tres de abril, domingo, leo la prensa
"El Tiempo" y encuentro la
información siguiente:
<-- estamos entre los diez paises más corruptos
del mundo, más inequitativos del mundo, con más impunidad del mundo. Hoy otra
vez somos primer productor de coca del mundo, somos uno de los paises más
destructores del medioambiente, siendo el primero en páramos y el segundo en
ecosistemas. Es decir que hay que hacer
cambios estructurales muy serios, pero eso no es para hacerla en la mesa de
negociaciones. En ella se deben establecer las condiciones para dejar la guerra
que nos destruye como comunidad humana; luego vendrá el debate democrático,
participativo, para los cambios que esa paz reclama para consolidarse.> (El padre
jesuita Francisco de Roux)
¿Y quiénes son los que luchan para impedir estos
cambios serios estructurales? ¿Son estos los actuales condottieros colombianos,
mercenarios y aprovechadores de caos y anarquía que la guerra dejó?
¿Son ellos que acumulan el dinero y poder que el
conflicto armado les permitió para su libre disposición?
Y en la misma
prensa leo lo siguiente: ( firmada Unidad Investigativa)
<Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, un campesino
de 46 años, es la cabeza de esta guerra. Exguerrillero del Epl y exparamilitar,
ha reclutado cerca de tres mil hombres - entre viejos paramilitares y
exmiembros de la Farc y del Epl - con los que domina cerca del 60 por
ciento del narcotráfico y el 70 por
ciento de la minería ilegal.----
"Otoniel" tiene comprados desde fiscales
especializados hasta miembros de la Policía para que lo mantengan al tanto de
las acciones en su contra por parte de la fuerza pública y de las demás
autoridades.
"Combina tácticas guerrilleras, como la quema
de buses y el hostigamento a poblaciones---- Eso, sumado al poder económico que
le da el narcotráfico--- lo han convertido en un monstruo", explica un
alto oficial de la Policía.>
Estoy convencido que estamos delante de un fenómeno
histórico conocido. De la misma manera: sin proyecto ideológico, ni intención
política definida, actuaron los antecesores condottieros. Pero su poder
económico se acrecentó de tal forma que incluso pudieron mandar a levantar
monumentos con sus imágenes para eternizar sus vidas en el recuerdo colectivo;
tal y como se trataran de héroes de la antigüedad clásica.
Lo han logrado
también sus herederos directos los mafiosos italianos y americanos. Los más
recientes, los " Úsuga" y
"BACRIM" colombianos aun no dieron la talla para monumentos.
¿Qué hará la
sociedad colombiana? o mejor ¿qué permitirán ellos que se les haga?
Tal vez se
encuentre la inspiración en la anécdota citada al inicio de este escrito.
friedrichmanfredpeter abril 2016
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