>>Alemania
declaró la guerra a Rusia.---En la tarde: -
escuela de natación.<< anota Franz Kafka en su diario: 2 de
agosto de 1914.
Y su amigo Max Brod deja
la siguiente nota en sus escritos:
>>La guerra ha
sido para nosotros algo así como un sueño lejano de la humanidad,
igual a la magia de los alquimistas resultan sus recetas para vivir
sin la muerte. Fuimos una generación desacostumbrada: Un período,
el más largo de la historia universal sin guerra había terminado;
casi medio siglo sin guerra nos hizo olvidar ese látigo fulminante
de la humanidad. Muy poca gente de la que se daba por importante se
ocupó de la política. La pelea era por el tema de la música de
Richard Wagner, el conflicto entre cristianismo y judaismo, la
pintura impresionista. Y ahora, de pronto, de la noche a la mañana,
se acabó esa era de paz. Nunca ha sido machacada una generación
más brutalmente por los hechos reales. Simplemente éramos tontos, y
todo lo que nos habían enseñado en el Gymnasium, lo tomábamos por
cuentos.
Tampoco fuimos
pacifistas, porque el pacifismo exige el concepto de guerra como
algo real, para poder actuar en su contra.<<
Así, Franz Kafka decidió
irse a la piscina a nadar, -- nada extraño.
Sin embargo, pocos meses
después, esa situación había cambiado totalmente. A pesar de la
manipulación oficial del noticiero, en Praga, ciudad natal de Kafka
y de Brod, todo el mundo estaba convencido de que Austria estaba
perdida, de que el estado mayor de Europa de entonces desaparecería
del mapa. Cundía el siguiente dicho:
“¡Disfrutemos la
guerra, porque la paz será terrible!”
¿Qué había sucedido
para provocar este cambio mental tan profundo?
¿Por qué este siglo
repleto de optimismo, se hundía en honda crisis existencial?
La guerra declarada la
perdieron -apenas comenzando- los poderes centrales de Europa:
Austria, Alemania y el Imperio Otomano. Para mal mayor la agonía
duró cuatro años más; y peor aún, abrió el saco de los truenos.
En efecto, todos los problemas vigentes hasta entonces disimulados
se presentaban rugientes y ya nada sería como antes.
Los que presenciaron eso
tuvieron todos esa sensación de vivir de pronto en otro mundo donde
todo había cambiado y nada era como antes.
Desaparecieron históricas
naciones, y otras aparecían. Y parecía que el denominador común de
los europeos entre ellos sería a partir de ese momento el odio. Las
ideas se transformaron en ideologías armadas, los conflictos entre
etnias en proyectos de exterminio colectivo.
Quien tuvo oidos para oir
y ojos para ver podía percebir como se levantaron los monstruos
buscando carne humana.
Cuando callaron las armas,
nada quedó resuelto, "la paz sería terrible" había
pronosticado la voz popular.
El refinamiento
intelectual de Franz Kafka ya había detectado eso, sus escritos son
manifiestos clarividentes, una especie de radiografía de la época.
Eso explica la atracción
especial de su obra: el morbo de compartir dolor ajeno sin sentir
compasión ni deseo de intervenir.
Por ejemplo: El torturador
(Die Strafkolonie) creado por Kafka no siente placer ni compasión,
ejecuta una crueldad mecanizada.
Kafka conoció al tipo
humano predominante del siglo XX, reducido a brazo de máquina
funcionaría con sencilla precisión, no siente ni padece. Para saber
eso no era necesario acudir a ciencias como la sociología o
psicología; bastaba abrir los ojos para observar la cercanía:
los infiernos de la propia familia, las falsas relaciones sociales,
el laberinto de la administración pública, los mecanismos anónimos
de los servicios, la mecanización de la convivencia, la ausencia de
pasión y placer, la pérdida de responsabilidad individual, la
permanente insatisfacción, etc. --- Bastó ser poeta, fantasioso
"escribidor" para elaborar radiografías de un mundo -
demasiado complicado para vivir- imposible de corregir y duro de
aguantar.
En un mundo donde nada es
lo que parece, es imposible confiar a nada y a nadie. La ciudad de
Praga reunía todos estos elementos como en el foco de lupa.
Resultado: Miedo,
timidez, enfermedad; y Franz Kafka lo sufre como un lento suicidio:
¿Es esa una vida paralela
a la "Montaña Mágica" de Thomas Mann?
Franz Kafka murió en
1924, el año cuando fue publicada esa novela emblemática; fue el
autor de la Montaña Mágica quien describió el carácter especial
de la tuberculosis pulmonar como enfermedad social.
La enfermedad como refugio
individual bien se conoce, casos clínicos han sido estudiados y
publicados; perocomo fenómeno de un colectivo frágil e inestable,
manifiesto de una sociedad en decadencia, eso nos lo describe Thomas
Mann y lo demuestra el caso Kafka. Hans Castorp y Franz Kafka
inconscientemente buscan la muerte, y Castorp da un paso más, al
negársele la enfermedad, la busca en el campo de batalla.
"Me
muero porque no puedo vivir." Eso nunca lo ha dicho el escritor
Kafka, pero sus narraciones nos lo revelan. Por eso las dictaduras
del siglo XX prohibieron a ambos artistas; son demasiado
reveladores.
Franz Kafka aun recibe
visitas de admiradores, su tumba en el cementerio judío de Praga
está cubierta de mensajes escritos en muchos idiomas.
¿Será eso, porque la
vida en el nuevo siglo para mucha gente sigue siendo demasiado dura
para vivirla con satisfacción?
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