En Barranquilla quienes le
conocieron lo respetaron y escucharon; muchos, incluso, lo veneraron.
Su figura esbelta, siempre vestida de blanco fue emblemática para la
ciudad de los 70 y 80 en el anterior siglo. Y … los taxistas
siempre se alegraban cuando lo veían… ¡ era su mejor cliente !
Su principal misión en
esa ciudad que lo acogió fue sin duda la Cultura del Humanismo para
una ciudad en estado de parálisis cultural. Sus iniciativas giraban
alrededor d: inventar de nuevo la ciudad, hacer de ella lo que
debería ser: caribeña, abierta al mundo, acogedora, única.
Para lograrlo olvidó su
orígen bizantino, europeo, su historia personal, su dramático
pasado y se realizó en su fuero íntimo como un
organizador, hacedor,
fundador, como el Profesor Assa.
Numerosas instituciones en
esta ciudad llevan su sello, si pudieran hablar dirían: “a mí, me
creó el Profesor Assa” . Muchas actividades culturales nunca
habrían nacido sin el esfuerzo y la habilidad de su maestro
fundador. Y lo más notable de eso es que continuan, subsisten,
viven, permanecen activas en el seno de comunidad, formando
identidad, ciudad, veinte años y más después de su fallecimiento.
¿Cómo logró tal el
inmigrante, el sobreviviente, el fugitivo?
El organizador
y líder sabía instrumentalizar voluntades,
la acción de los otros, mover fichas, estimular procesos, despertar
y animar a morosos.
El educador-centro
de su actividad- trató de ganar y de convencer a la juventud.
Para ellos se hizo
traductor, divulgador
de idiomas e ideas. Dejó atrás los deseos juveniles y la
experiencia política que lo ilusionó en vencer enfáticamente; en
cambio se apropió de la habilidad de convencer en forma duradera.
Con ello logró lo más dificil: se ha multiplicado, está presente
en tantos más, su afán y su labor no murieron con él.
¿ Fué un
mecenas? – Sí, en el mejor sentido:
entregó su persona y su actividad. El sol tropical no suele crear
largas sombras, sin embargo Alberto Assa la proyectó muy amplia
sobre su entorno. Le siguió la buena gente de la ciudad, para
hacerla mejor, Assa contagiaba, creó mecenazgo.
¿Fue
un amigo? -- No lo sé.
Sólo sé que fue amigo de hombres y mujeres en esta ciudad. Su
humanismo práctico cuajó y le ha hecho inmortal. Su gesto de
entregar su cuerpo a estudios anatómicos de una universidad, culmina
esa misión de un gran hombre que fue lo que todos estamos llamados
a ser: auténticos.
friedrichmanfredpeter
abril de 2015
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