sábado, 5 de abril de 2014

Rebeldes, sublevados, demócratas, alemanes históricos




Muchos hoy se preguntan:
¿Qué hay de revolucionarios en Alemania?
¿Tuvo este país una vez un destino diferente al autoritarismo predominante?
Los grabados antiguos que encontré entre viejos papeles presentan a algunos de ellos:
Ahí está Hoffmann von Fallersleben, el autor del himno nacional alemán, conocido como Das Deutschlandlied.
Ahí está Georg Herwegh, el poeta de la revolución, precursor del Partido Socialdemocrático alemán SPD.
Ahí está Ferdinand Freiligrath, poeta y colaborador con Karl Marx en Die Neue Rheinische Zeitung.
Todos ellos fueron activos durante la revolución alemana de los años 1848 / 1850. Igual a un terremoto solo logró sacudir temporalmente los estamentos firmes del poder real.
Y todos ellos sufrieron un destino común: frustración, persecusión, emigración; compartiendo esta vida errante con otros, tal vez millones más de gente común y corriente, quienes durante el siglo 19 abandonaron Alemania buscando su propia libertad en América.
Paradigmática fue la vida de Friedrich Hecker, quien dió la marca del revolucionario activo en las barricadas, salvó la vida para sacrificarla durante la guerra americana entre Norte y Sur, por la causa de la abolición de la esclavitud. Hecker fue fiel a si             mismo hasta el final de su vida. Su tumba desconocida se encuentra en el profundo Sur de los EEUU.
El pueblo, la voz popular nunca lo olvidó, y le está dedicado el inolvidable "Heckerlied", un cante a la libertad contra los tiranos:



Sus versos esenciales son:

"Wenn die Leute fragen, lebt der Hecker noch?
Dann sollt ihr ihnen sagen, ja er lebet noch!
Er hängt an keinem Baum, er hängt an keinem Strick,
Er hängt am Märchentraum der deutschen Republik!"

<Si la gente pregunta, ¿aun vive el Hecker?
Entonces debeis decir, ¡sí, aun tiene la vida!
No le colgaron de ningún árbol, no le estranguló ninguna soga,
él sigue pendiente del sueño dorado de la república alemana>

Friedrich Hecker con la pluma sobre el sombrero siempre fue visto como símbolo de la revolución. En el grabado se le ve indicando el camino de la abdicación al rey Friedrich Wilhelm IV de Prusia. El mismo, hijo del valle del Rin, vio su misión con un efecto paneuropeo, más allá de las fronteras alemanas:
"Es lebe die Freiheit, die Gleichheit, die Bruderliebe,
Es lebe die Demokratie!
Es lebe die europäische Republik!" (Friedrich Hecker)

<¡Viva la libertad, la igualdad, el amor fraternal,
Viva la democracia,
Viva Europa republicana!> (Friedrich Hecker)

Sin embargo, y a pesar del entusiasmo, la función de personajes como Friedrich Hecker queda limitada. Su aparición entre el concierto de los poderes reales se parece al fuego artificial de año nuevo. No tiene duración, no logra cambiar el curso de los eventos.
La historia sucede y a un personaje como Hecker le queda la dramática y fugaz gesta heróica, estrella fugaz en el firmamento porque esto fue la suerte de muchos rebeldes en el sur del país:

"Alle, die sich blicken ließen, tat das Militär erschießen."
<A todos los que se dejaron ver, los fusilaron los soldados>

Permanece esta extraña simpatía por el personaje valiente y excéntrico que ha logrado elevarse del anonimato y cuyo mensaje sobrevive los tiempos.
¡Europa, acuérdate de Friedrich Hecker! digo yo

friedrichmanfredpeter  abril 2014

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