Muchos hoy se preguntan:
¿Qué hay de revolucionarios en Alemania?
¿Tuvo este país una vez un destino diferente al
autoritarismo predominante?
Los grabados antiguos que encontré entre viejos
papeles presentan a algunos de ellos:
Ahí está Hoffmann von Fallersleben, el autor
del himno nacional alemán, conocido como Das Deutschlandlied.
Ahí está Georg Herwegh, el poeta de la
revolución, precursor del Partido Socialdemocrático alemán SPD.
Ahí está Ferdinand Freiligrath, poeta y
colaborador con Karl Marx en Die Neue Rheinische Zeitung.
Todos ellos fueron activos durante la
revolución alemana de los años 1848 / 1850. Igual a un terremoto solo logró sacudir
temporalmente los estamentos firmes del poder real.
Y todos ellos sufrieron un destino común:
frustración, persecusión, emigración; compartiendo esta vida errante con otros,
tal vez millones más de gente común y corriente, quienes durante el siglo 19 abandonaron
Alemania buscando su propia libertad en América.
Paradigmática fue la vida de Friedrich Hecker,
quien dió la marca del revolucionario activo en las barricadas, salvó la vida
para sacrificarla durante la guerra americana entre Norte y Sur, por la causa
de la abolición de la esclavitud. Hecker fue fiel a si mismo hasta el final de su vida.
Su tumba desconocida se encuentra en el profundo Sur de los EEUU.
El pueblo, la voz popular nunca lo olvidó, y le
está dedicado el inolvidable "Heckerlied", un cante a la libertad
contra los tiranos:
Sus versos esenciales
son:
"Wenn die Leute fragen, lebt der Hecker noch?
Dann sollt ihr ihnen sagen, ja er lebet noch!
Er hängt an keinem Baum, er hängt an keinem Strick,
Er hängt am Märchentraum der deutschen Republik!"
<Si la gente
pregunta, ¿aun vive el Hecker?
Entonces debeis decir,
¡sí, aun tiene la vida!
No le colgaron de ningún
árbol, no le estranguló ninguna soga,
él sigue pendiente del
sueño dorado de la república alemana>
Friedrich Hecker con la
pluma sobre el sombrero siempre fue visto como símbolo de la revolución. En el
grabado se le ve indicando el camino de la abdicación al rey Friedrich Wilhelm
IV de Prusia. El mismo, hijo del valle del Rin, vio su misión con un efecto
paneuropeo, más allá de las fronteras alemanas:
"Es lebe die Freiheit, die Gleichheit, die Bruderliebe,
Es lebe die Demokratie!
Es lebe die europäische Republik!" (Friedrich Hecker)
<¡Viva la libertad,
la igualdad, el amor fraternal,
Viva la democracia,
Viva Europa
republicana!> (Friedrich Hecker)
Sin embargo, y a pesar
del entusiasmo, la función de personajes como Friedrich Hecker queda limitada.
Su aparición entre el concierto de los poderes reales se parece al fuego
artificial de año nuevo. No tiene duración, no logra cambiar el curso de los
eventos.
La historia sucede y a
un personaje como Hecker le queda la dramática y fugaz gesta heróica, estrella
fugaz en el firmamento porque esto fue la suerte de muchos rebeldes en el sur
del país:
"Alle, die sich
blicken ließen, tat das Militär erschießen."
<A todos los que se
dejaron ver, los fusilaron los soldados>
Permanece esta extraña
simpatía por el personaje valiente y excéntrico que ha logrado elevarse del
anonimato y cuyo mensaje sobrevive los tiempos.
¡Europa, acuérdate de
Friedrich Hecker! digo yo
friedrichmanfredpeter abril 2014
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