viernes, 7 de octubre de 2011

Textos sugestivos (3): Poesía y Guerra ¿son compatibles?

1)  Lili Marleen (canción popular)2)  Ernst Jünger, In Stahlgewittern (Bajo tormentas de acero)3)  Bert Brecht, Die Legende von toten Soldaten ( La leyenda del soldado muerto)

1)  Lili Marleen (canción popular)
Antes de iniciar la lectura de este artículo, recomiendo el siguiente video: Lili Marleen. Cantan Lale Andersen y Marlene Dietrich.




Lili Marleen
Musik: Norbert Schultze.
Text: Hans Leip.
1939
Vor der Kaserne,
Vor dem großen Tor,
Stand eine Laterne
Und steht sie noch davor.
So woll'n wir uns da wiederseh'n,
Bei der Laterne woll'n wir steh'n,
Wie einst, Lili Marleen. ( Delante del cuartel, Ante el portón grande, Había una farola Y todavía está ahí, Juntos a esa farola queremos estar parados, Como anteriormente, Lili Marleen.)
Esa canción nació durante la Primera Guerra Mundial, se hizo popular y famosa durante la Segunda y según observadores  es la más conocida canción alemana en el mundo después de melodías de la Navidad. ¿Qué tiene de particular interés? Texto y melodía son banales, el texto deficiente y mal compuesto; se refiere al encuentro de un soldado con Lili Marleen, mujer de turno, quien espera junto a la farola delante del cuartel al soldado que ahora está lejos, pero quien desea volver y que todo sea como antes. Lili Marleen se hace portavoz de ese deseo y su voz llega a la lejana estepa de Rusia, a Noruega y África. Los soldados allí presentes se identifican con ella. Y - cosa curiosa -, no solamente los alemanes, sino por encima de las trincheras, sus enemigos también, la oyen, la cantan. La canción no es belicosa, su aire de melancolía y desengaño la hicieron sospechosa a las autoridades militares y políticas. Pero no pudieron evitar su difusión, había que dejar a la tropa un refugio sentimental ante la cercanía de la muerte. Y así sucedió, acabada la guerra, terminó la función de  Lili Marleen. ¿Para siempre? No, hecho curioso, alguien dice haberla escuchado en ---- Afganistán.


2)  Ernst Jünger, In Stahlgewittern (Bajo tormentas de acero)

El segundo texto que escogí para esa reflexión es de Ernst Jünger. Es la primera publicación del famoso autor; se trata de su diario como soldado en la Primera Guerra , redactado sobre notas tomadas durante o después de las mismas acciones. Imposible ser más directo y auténtico. El título revela la fuerza creativa del escritor Jünger: In Stahlgewittern, Bajo Tormentas de Acero, término nuevo que anticipa lo que será la experiencia fundamental del soldado: expuesto a la fuerza destructiva de la máquina militar, la mente del hombre se deforma. Jünger destaca la importancia de la batalla de materiales; máquinas, hierro, explosivos son sus elementos y el hombre también se transforma en material. Los batallones se funden en cenizas, los restos son retirados, reactivados y nuevamente lanzados al horno de fundición. Con igual fuerza de un huracán, la tormenta de explosiones y lluvias de acero fragmentado hiere y mata, reduce las reacciones de los soldados a puro instinto de sobrevivir. Una especie de euforia invade las mentes debido a una  forma de dopaje, como una droga alucinante. El inminente peligro de la muerte activa hormonas de estrés que producen efectos similares al alcool. Por eso Jünger no sufre, busca el peligro y pisa la línea roja que separa la vida de la muerte.
Antes de repasar los extractos del texto invito a ver el video Ernst Jünger, In Stahlgewittern




“Das Bild des Krieges war nüchtern, grau und rot seine Farben; das Schlachtfeld eine Wüste des Irrsinns, in der sich das Leben kümmerlich unter Tage fristete. Nachts wälzten sich müde Kolonnen auf zermahlenen Straszen dem brandigen Horizont entgegen.”
“La imagen de la guerra era sobria, gris y rojo sus colores; el campo de batalla un desierto de locura, donde la vida subsistía tristemente bajo tierra. Columnas exhaustas se movían de noche hacia el horizonte en llamas.”
En pocas pinceladas el soldado Ernst Jünger describe  la esencia del mundo deformado por la guerra. Son escenas cargadas de una terrible belleza. Una animación violenta invade las mentes: ”Podemos ser triturados en cada momento, pero no vencidos.” No sabemos que se trata de locura o de un nuevo paradigma del valor, no para vencer sino para perder mejor. Absurdo, pero terriblemente realista. Y es por eso que el texto me parece fascinante. No predica nada, se contenta con relatar lo que hay, lo que todos los sentidos perciben, vivos colores, olores repugnantes, ruidos infernales, oraciones, maldiciones, visiones y desesperación:
“Delante de nosotros se levantó una pared de fuego; una lluvia de tierra, piedras y hierros nos caían encima sacando chispas de nuestros cascos. Parecía que los pulmones no podían respirar este aire cargado de fragmentos de metal.”
Son más de trescientas páginas de impresiones instantáneas:
“La calle de la aldea estaba rodeada del deshecho de nuestro avance: carros destrozados, munición tirada, armas cortas, cadáveres de caballos pudriéndose cubiertos de nubes de moscas. Todo eso proclamando la nulidad de la vida. La iglesia en el punto más alto, un montón de piedras. Mientras yo cogí un ramo de rosas asilvestradas explotó un proyectil cerca de mí y me recordó que eso era plaza donde baila la muerte.”
“El pequeño bosque era como una herida ardiente. Dos artillerías opuestas se lo pelearon destrozando troncos de roble y tirándo sus pedazos al aire. Y aun quedaron ahí algunos hombres que demostraron que a pesar de los inmensos medios de poder enfrentados hay un peso a medir la valía de los hombres.”
Ernst Jünger, observador, narrador, actor y víctima cierra su diario pocos meses antes del armisticio con la nota que le fue otorgada la medalla del Pour le mérite, la última que el Kaiser Wilhelm II otorgaba antes de huir al exilio.
Desde su publicación en 1920, el diario de Jünger despertó polémica entre admiración y condena y así ha seguido hasta hoy. Eso a Jünger no le impresionó; ha tenido amigos entre todas las corrientes políticas.

3)  Bert Brecht, Die Legende von toten Soldaten (La leyenda del soldado muerto)

Vigente es la cuestión: ¿Cómo debe aproximarse el autor al tema? Con criterios preconcebidos o reflejando la realidad desde dentro, dejando al lector la opción de sacar conclusiones. O ¿existen criterios válidos para  tomar posición decididamente, tanto para deformar la realidad en caricatura?, ¿someterla a juicio de la moral?, ¿medirla por la regla del ideal pacifista? Y este autor fue Bert 

Vea Ernst Busch, Die Legende vom toten Soldaten.



Und als der Krieg im vierten Lenz /
Keinen Ausblick auf Frieden bot /
Da zog der Soldat seine Konsequenz /
Und starb den Heldentod.

Y cuando depués de cuatro primaveras / No había perspectiva de paz / El soldado sacó la consecuencia / Y murió la muerte heróica.
Der Krieg war aber noch nicht gar / Drum tat es dem Kaiser leid /
Daß sein Soldat gestorben war:/
Es schien ihm noch vor der Zeit.
La guerra aun no estaba lista / Por eso el Kaiser sintió / Que su soldado había muerto:/ Le pareció antes del tiempo.
Der Sommer zog über die Gräber her /
Und der Soldat schlief schon /
Da kam eines Nachts / Eine militärische ärztliche Kommission.
El verano pasó sobre las tumbas / Y el soldado y dormía / Entonces por la noche llegó / Una comisión médica militar.
Es zog die ärztliche Kommission /
Zum Gottesacker hinaus /
Und grub mit geweihtem Spaten / den
Gefallnen Soldaten aus.
Caminó la comisión médica / Fuera hacia el cementario / Y con una pala bendecida / Desenterró al soldado caido.
El doctor revisó al soldado / O lo que aun quedaba de él / Y el doctor lo encontró apto para la guerra / Y que rehuía el peligro.
Y se llevaron al soldado inmediatamente / La noche era azul y bella/ Podrían verse las estrellas,/ Si no tuviera puesto casco militar.
Delante va la música con Tschindrara / Tocando una marcha veloz/ Y el soldado – como lo aprendió –/ Echó sus piernas al trote.
Pintaron sobre su camisa de muerto / Los colores Schwarz-Weisz-Rot / Se la llevaron por delante / y debido a los colores ya no se vio la suciedad.
Así desfilaron la carretera abajo/ Y el soldado en medio / Como copo de nieve en la tormenta.

Und wenn sie durch die Dörfer ziehn /
Waren alle Weiber da /
Die Bäume verneigten sich, Vollmond schien /
Und alles schrie hurra.
Al pasar por los pueblos / todas las mujeres estaban ahí/ Los árboles se inclinaban, la luna era llena / Y todos gritaban hurrá.
Mit Tschindrara und Wiedersehn! /
Und Weib und Hund und Pfaff!/
Und mitten drin der tote Soldat/
Wie ein besoffner Aff.
Con el ¡Tschnidrará y Hasta la Vista! / Y la mujer, el perro y el curita / Y en medio de todo eso el soldado muerto / Como un mono borracho.
Und wenn sie durch die Dörfer ziehn /
Kommt's, daß ihn keiner sah /
So viele waren herum um ihn /
Mit Tschindra und Hurra.
Y cuando pasaron por los pueblos / Sucedía que nadie lo vió / Tanta gente le rodeaban / Con su Tschindra y Hurrá.
So viele tanzten und johlten um ihn /
Daß ihn keiner sah. /
Man konnte ihn einzig von oben noch sehn /
Und da sind nur Sterne da.
Tantos bailando y gritando / Que nadie lo vió / Sólo desde arriba se le podía ver / Pero ahí nada más hay que estrellas.
Die Sterne sind nicht immer da /
Es kommt ein Morgenrot./
Doch der Soldat, so wie er's gelernt /
Zieht in den Heldentod.
Las estrellas no están siempre ahí / Llegará una aurora / Pero el soldado – tal como lo aprendió – / Desfila hacia la muerte heróica.

Esa “Ballade” de Brecht, narra el destino de un soldado caido. Pero el comandante mayor, el Kaiser, lo necesita todavía; murió antes del tiempo y van faltando las reservas humanas, el material imprescindible para continuar la guerra. En 1918 no sólo se reclutan adolescentes y viejos, Brecht inventa cómo resucitan hasta a los muertos para hacerlos morir nuevamente. El poema del joven Brecht es una proclama de protesta y de oposición contra esa guerra que parece nunca acabarse  y contra todas las guerras. Brecht Y Jünger son de la misma edad y proceden de la misma región. Brecht, hijo de empresario influyente, no vio el frente de cerca, escogió libremente la doctrina que le sirvió a mantener su voz de protesta contra la guerra del Reich y de sus aliados contra ”el resto del mundo”; y creía saber, quienes eran los culpables de millones de muertos sobre los campos de batalla europeos. En el presente poema los nombra a todos: Las autoridades políticas y militares, sus colaboradores y siervos útiles, la estúpida masa humana. Pero las víctimas son inocentes, el soldado muerto es uno de ellos. Su muerte violenta, inútil y horrorosa es pintada de los colores de la bandera imperial alemana Schwarz – Weisz – Rot y mentirosamente declarada “Heldentod”, muerte heróica. En la última estrofa abandona el tono de lamentación y manifiesta lo que le inspira optimismo: Las estrellas desaparecerán y se vislumbra la  aurora de un nuevo orden, da comienzo a un mundo diferente, sin guerras, sin muertes heróicas. Todo ello culmina en el credo socialista de Brecht, lo profesará de por vida.
¿Pero, es el soldado realmente víctima inocente?, ¿existe la inocencia? Ernst Jünger no lo ha sido; fue herido muchas veces, pero también hirió y tantos que murieron, antes de morir habían matado. La sombra hecha de política y de ideología sólo cubre parcialmente los campos de batalla. Lo que allí sucede, obedece a una ley propia, arcaica, tal vez milenaria. Jünger es un afrancesado y admira al esnob inglés, viste como botín un abrigo inglés en medio de la batalla – lo que casi le cuesta la vida porque sus compañeros le confunden con el enemigo. Saluda a prisioneros y comparte con ellos comida y cigarrillos pero enfrentado con las armas inmisericordemente los mata, como siempre se ha hecho.
¿Y se seguirá haciendo? Yo no lo sé.  Los textos presentados muestran vías, cómo se suele tratar a lo que en el fondo sigue el misterio de nuestra existencia, el fenómeno y el orígen de la violencia.
¿Sabremos algún día más sobre eso? ¿Cuál será la verdadera vía para saber y actuar correctamente? ¿O nos quedamos con tres opciones igualmente válidas, la sentimental, la real y la ideal?
friedrichmanfredpeter, 7 de octubre de 2011

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