Es
cierto, todos somos hijos de la migración. Desde la lejana prehistoria hasta el
día de hoy emigración corresponde siempre a inmigración y fue el destino del
homo sapiens. Nada en Europa es "original" en un estricto uso del
término orígen. Son complejos
procesos evolutivos que lograron formar comunidades, naciones, sus
características sociales y culturales, la variedad de los idiomas y con ello
nuestra ideosincrasia colectiva y personal.
Yo he
sido un emigrante durante toda la vida, me integré - hasta donde eso era
posible - a diferentes culturas y me arreglé con otra mentalidad e idioma que
encontré cuando nací. Fui colombiano de adopción y soy pensionista alemán en España
que es el país de mi esposa, no el mío. Y veo que en cierta forma, eso ha
sucedido a muchos españoles también en el propio territorio multicultural que
constituye la misma España. Yo encuentro el emigrar como un enriquecimiento de
la persona, es como tener la suerte de poseer una doble vida. No entiendo eso
de las raices mentales separadas y exclusivas de que presumen los
nacionalistas. Son aberraciones y falsean la verdad.
Otra
cosa es, cuando la emigración es forzada por necesidades vitales como son:
buscar la libertad y el pan o salvar la propia vida. La persona que sufre
privación no tiene opción, y lo que hace no es emigrar libremente, sino es
salvarse pidiendo socorro.
Reflexionar
sobre eso, es abrir un saco de problemas. Cada vez más, las grandes urbes
europeas se enfrentan al fenómeno de la no integración de grupos crecientes de
inmigrantes. El que viene buscando refugio no busca vivir esa doble vida que
enriquece la vida del emigrante. Desea preservar la que trajo en su equipaje, y
por eso se están creando sociedades paralelas en barrios de Londres, suburbios
de Paris y en núcleos urbanos de Berlín. Interpretar esa nueva realidad como
multicultural es erróneo porque el inmigrante refugiado es monocultural y
monolíngüe y lucha por permanecer en eso.
Yo no
veo fácil solución para el montón de problemas que de ahí surgen. Previsibles
son: fracaso escolar, desempleo por falta de preparación profesional, aumento
de opciones radicales de oposición, criminalidad masiva por desintegración.
¿Cómo
reacciona a ello la sociedad mayoritaria, inglesa, francesa, alemana? Me temo
con un aumento de rechazo al inmigrante. Y no es racismo en el estricto término
del pasado. Hay personajes de orígen africano, vietnamés, turco, etc. en
los gobiernos actuales de Alemania y Francia. Algunos de ellos son muy
populares y se han ganado la simpatía de la mayoría votante. Por ello ocupan
primeros puestos en las listas electorales y la mayoría de europeos los aprecia
y convive con el vecino inmigrante con naturalidad y a veces ni sabe qué
orígen tiene. Es más, todos comen lo que el restaurante italiano, balcánico,
turco, etc. tiene preparado.
El
primitivo rechazo de la calle, del hombre masa hacia el forastero inmigrante es
otra cosa. Yo creo que es la propia incultura que se enfrenta aquí a la ajena.
El prototipo del bellaco alemán se forra con prejuicios contra toda clase de
rivales, reales o imaginados que no son como él es. Suele odiar al compatriota
diferente. Es resentimiento social más que prejuicio racial.
En fin,
soluciones fáciles no hay. Medidas administrativas hay y son poco eficaces. El
comportamiento social no se prescribe como una receta médica y dar órdenes es
contraproducente. Controlar la migración en un mundo globalizado es una tarea
casi imposible a realizar y tenemos que vivir con la amenaza de una explosión
social grande. La población de las grandes urbes europeas cambiará con
creciente rapidez y con ello Europa cambiará. Ese proceso nos parecerá moderno,
pero es la ley orgánica de Europa desde siempre: nuestras montañas y ríos se
quedan. Pero la gente cambiamos y hemos cambiado continuamente. Tomémoslo como el
alma vital del viejo continente, que por eso no será viejo.
Experimentos
en Berlín p.ej. muestran que aun nada está perdido: un colegio situado en
un barrio de población multiétnica, y hasta hace poco considerado insalvable,
ha ganado el premio nacional de excelencia; y eso gracias a los maestros que
allí dejan sus mejores años de vida en la permanente lucha contra adversidades
materiales, sociales y mentales. Improvisan, inventan, crean un nuevo modelo de
educación. Están formando una nueva generación de alemanes y tienen éxito. La
vida misma les dará la razón. Y elogiados serán dos generaciones después. Yo
los admiro y quisiera ser uno de ellos, pero yo mis años vitales los dejé en
Colombia.
friedrichmanfredpeter
12 de agosto de 2011
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