En
numerosas ciudades de España se manifiestan entusiastas multicolores en
protesta por la situación política y social en el país.
Su
simpatía y cordialidad en las entrevistas esconde una romántica simpleza que
entusiasma al observador de ese inesparado síntoma de revolución española.
Pero hay
otros, que al salir de la izquierda han dejado atrás entusiamo y
recetas fáciles, y se encuentran como caballos sobre un camino pedregoso
mientras pegasos volantes los sobrevuelan camino al sol.
Los
socialistas de todos los colores hasta ahora no han sido capaces de crear más
que sociedades enfangadas en el totalitarismo, con un ejercicio de
control mafioso del poder.