“Estás rodeado de engaño, trampas y traición. Mantén firme la consigna de Épicharme[1]: ¡No establezcas prematuramente confianza alguna! ¡Cuida que todos sepan cuántos amigos tienes! Si alguien te pide algo, no se lo niegues, aunque lo podrías no cumplir. Procura que tu campaña sea divertida: luces, ‘glamour’, populista; y procura – si es posible – que tus adversarios se vean rodeados de historias escandalosas sobre delitos, orgías y corrupción y que sean reveladas en público.”
(Robert Harris, Imperium, Múnich 2006, p.359)
El escritor británico Robert Harris integra a su novela ‘Imperium’ la anterior cita atribuida a Quintus, hermano del famoso escritor y senador romano, Marcus Tullius ‘Cicero’.
Sus consejos llegaron a buen oído ya que Cicero, aunque algo molesto, siempre le hizo caso. Esa sabiduría logró hacerse clásica, el saber clásico del abogado ante la realidad compleja de las pasiones e incompetencias humanas – presentes en todos los tiempos.
“Luces, glamour, diversión” cubren las actividades del político moderno de hoy, tanto como las de sus antepasados de hace más de dos mil años.
Ciertamente, lo real no es simplemente lo que tú ves, lector, sino lo que detrás de la risa, los aplausos y la frenética actividad se esconde. A Roma Antigua solamente le faltaba ‘la red’ para que fuesen igual a lo que hoy somos: ambiciosos, mentirosos y obsesionados con el gran YO que pretende reducir todo a materia manejable.
Y eso lo entendía el senador y pretor romano Cicero a la perfección. A pesar de eso, su vida activa no fue cínica, tampoco nihilista; siempre pretendió servir a Roma que por igual era ciudad, estado y nación; Roma dueña del mundo era lo ‘natural’ para sentirlo y vivirlo diariamente.
Cuando el británico Robert Harris nos lleva a recordar todos estos hechos, inmediatamente invoca la presencia de un ancho panorama político actual en todos los continentes.
¿Quién se llevaría hoy la corona del populismo reinante?
La realidad virtual con inmenso poder lo cubre todo en nuestros tiempos… pero nada de lo que descubre es nuevo. Ya lo sabíamos desde Cicero. ¡Pónganse su toga!
friedrichmanfred y anavictoria nov. 2019
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