sábado, 19 de mayo de 2018

¡T E R R O R !


¡TERROR!

“El principio de la libertad en sus quinientos años de vigencia se agotó y se acabó. Lo que queda es pura retórica (pretenciosa por ser hija de la Ilustración) en defensa del espíritu crítico, dedicada a la libertad individual y contraria a formas de vida definidas por ser de carácter absolutista. Esa pedagogía tendrá precario éxito, pero los bien entendidos sabemos que se trata de fórmulas pasadas en el tiempo.
 Los auténticos pedagogos siempre hemos sabido que debe tratarse de orden sin réplica, de obedecer, de disciplina, de entrega y de un yo suspendido como personalidad violada. En fin y al cabo es un malentendido, suponiendo que la juventud tuviese ganas de libertad. El mayor placer de los jóvenes es obedecer.”
Y el señor Naphta continúa:“El secreto de nuestro tiempo no es fomentar y crecer en libertad. Lo que nuestra época requiere, lo que necesita y lo que ha de crear---- esto es el Terror.”
(Thomas Mann, La Montaña Mágica.)[i]

Thomas Mann en 1955

   Doctor Leo Naphta,
  ¡Acertado y lúcido manifiesto expuso sumerced ante unos amigos que no estaban de acuerdo con eso! Tampoco yo estoy convencido de los principios de intolerancia y violencia que usted defendió.
Sin embargo, apenas quince años después de sus palabras, los eventos históricos verificaron lo que usted pronosticó. Usted es jesuita, estudioso e informado; desde la lejanía de su origen austro-húngaro, con el saber de una familia judía y ante la cercana muerte que le esperaba en el sanatorio en el que se hallaba, su voz proclama el fin de los tiempos.
Los que somos los hijos de la Ilustración, bautizados con el credo de la revolución y creyentes del humanismo libertador nos amenazan sus ideas, nos reducen a víctimas por ignorar la verdadera esencia de la historia:  el triunfo irremediable del poder del fuerte sobre el débil. 


Desde Tocqueville a Nietzsche y Georges Sorel lo hemos podido leer – en el fondo sin creerlo – confiando en el triunfo irremediable de la razón y del bien hacer. Usted doctor Leo Naphta, sin embargo, es un creyente, su verdad es la imagen de un mundo endemoniado y personajes como Hitler y Stalin le dan la razón.
Sus argumentos señor Naphta resultan incluso plausibles: son los pueblos, es la misma gente que igual a gallinas cluecas hace brotar doctrinas totalitarias, voluntades perversas de raza, exclusión y de persecución sembrando terror y asesinatos. Naphta, por desgracia tienes razón, pero nunca se la daremos; te retaremos a duelo de pistolas:
¡Muérase de una vez!

   friedrichmanfredpeter  mayo 2016
        edición  anavictoria



[i]Terror!
“Das Prinzip der Freiheit hat sich in fünfhundert Jahren erfüllt und überlebt. Eine Pädagogik, die sich heute noch als Tochter der Aufklärung versteht und in der Kritik, der Befreiung und Pflege des Ich, der Auflösung absolut bestimmter Lebensformen ihre Bildungsmittel erblickt – eine solche Pädagogik mag noch rhetorische Augenblickserfolge davontragen, aber ihre Rückständigkeit ist für den Wissenden über jeden Zweifel erhaben. Alle wahrhaft erzieherischen Verbände haben von jeher gewusst, um was es sich bei der Pädagogik immer nur handeln kann: nämlich um den absoluten Befehl, die eiserne Bindung, um Disziplin, Opfer, Verleugnug des Ich, Vergewaltigung der Persónlichkeit. Zuletzt bedeutet es ein liebloses Missverstehen der Jugend zu glauben, sie finde ihre Lust in der Freiheit. Ihre tiefste Lust ist der Gehorsam.
“Nein!”fuhr Naphtafort. “Nicht Befreiung und Entfaltung des Ich sind das Geheimnis und das Gebot der Zeit. Was sie braucht, wonach sie verlangt, was sie schaffen wird, --- das ist der Terror.” ( Thomas Mann, Der Zauberberg, Ffm 1958 p.366)

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