LA MANCHA
“Todos somos hombres y mujeres de la Mancha. Y cuando comprobemos que
ninguno de nosotros es puro, que todos somos reales e ideales, heroicos y
absurdos, hechos por partes iguales de deseo y de imaginación, tanto como de
carne y hueso, y que cada uno de nosotros es en parte cristiano, en parte
judío, con algo de moro, mucho de caucásico, de negro, de indio, sin tener que
sacrificar ninguno de nuestros componentes, sólo entonces entenderemos en
verdad tanto la grandeza como la servidumbre de España, su Imperio, su Edad de
Oro y su inevitable decadencia.”
(Carlos Fuentes, El Espejo
enterrado, Madrid 1997, p.276)
Con pocas palabras, el escritor
mexicano Carlos Fuentes describe la esencia del ser americano al sur del Río
Grande. Los llamados “latinos” siempre serán diferentes de sus vecinos americanos
del norte. Comparten una historia y un destino común con la lejana España. No
solamente se trata del mestizaje de carne y hueso y del idioma común. Es la
fusión del elemento real, de gusto, placer, deseo y temor con los ideales
humanistas. El producto ha de ser heroico a veces como absurdo y doloroso. En
este caos productivo se desarrollan presencia y futuro de tantos países que
comparten todos su origen real con otro lejano imborrable, el de la Mancha
Española. De este lejano lugar, a la vez cercano y distante, proceden los
sueños que mezclan grandeza y fracaso en su real historia; lo piensa Carlos
Fuentes, mexicano ha de ser.
(“La Mancha Española” es sinónimo de la vida y obra de “Don
Quijote de la Mancha”)
friedrichmanfredpeter
marzo 2018-03-26
edición
anavictoria
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