sábado, 3 de marzo de 2018

'E D O M' ¿Hermano?

‘EDOM’ - ¿hermano?
Heinrich  Heine  ¡Para Edom![i]
Desde más de mil años nos toleramos como hermanos /Tú me aguantas y me dejas respirar /Yo te aguanto cuando te enfureces.
Algunas veces, en tiempos oscuros sucedió /que te convertiste en un extraño /Y tus cariñosas patitas las empapaste con mi sangre
Ahora nuestra amistad es firme y cada día crece /Porque yo como tú comencé a enfurecerme /Y me he vuelto tal cual como tú.


Sinagoga /Berlín


¿Quién era Edom? …se pregunta un lector.
Los Edomitas combatieron con Israel por la ‘Tierra Santa’. La narración bíblica señala que Israel venció en aquellos arcanos tiempos, tras pagar un altísimo precio que nunca olvidó: pintó con su sangre las “cariñosas patitas” del enemigo. Este enemigo, ‘Edom’, en la voz del poeta Heine, se convierte en el  nombre común para cualquiera de los adversarios del pueblo judío en cualquier tiempo y lugar del mundo.

 Heinrich Heine -alemán/judío- dedica sus versos al hermano ‘Edom’, en su poema denotándolo como ‘alemán’, naturalmente. Desde más de mil años judíos y ‘edomitas’ alemanes conviven, se aguantan, se toleran, son hermanos rencorosos que no se aman pero el uno necesita del otro. Dejar respirar es esencial porque es dejar vivir; aguantar el furor es ceder y agacharse ante un supremo poder. Peor aún, también significa convertirse en botín en las garras sangrientas de ‘Edom’. ‘Mi sangre’ dice el poema aún está visible en las patas ‘cariñosas’ de ‘Edom’. Así lo relata Heinrich Heine, poeta entre ‘edomitas’: alemanes cristianos en su relato lírico…hermanos con quienes la convivencia resulta muy difícil.
¿Qué más pasó entre ‘Edom’ y el judío Harry? (Harry era el nombre de Heine antes de que le transformara el bautizo en Heinrich).  Que poco a poquito Harry comenzó a convertirse en ‘Edom’, adaptó sus manías de ser, principalmente de enfurecerse y más cosas. Harry y ‘Edom’ se parecen y tal vez por eso ‘Edom’ dejará de perseguir a Harry y Harry podría transformarse en Heinrich  y dejar de ser la víctima preferida del hermano ‘Edom’. Eso pensó calculadamente. ¿Fue así como resultaron los hechos?
La historia moderna nos relata que el optimismo de Heinrich Heine no duraría mucho tiempo para la historia. Poco después de la muerte de Heine, las patitas del Edom alemán volverían a teñirse de sangre judía. Tanto y más que parecía imposible reiniciar esa relación que el poema de Heine describió: Hermandad conflictiva, pero destino común.

Recientemente encontré, no obstante, un testimonio que me ha causado sorpresa y satisfacción.
El semanario ‘Die Zeit’ de Hamburgo publicó hace poco un ensayo de la escritora Deborah Feldman.
Ella es una judía joven americana, nacida en Brooklyn USA, y declaró a Berlín como ‘mi ciudad’. Se defiende así contra el reproche que recibe porque quiere ir a vivir a tierras de ‘Edom’, exterminador de judíos, lo cual es tanto como cometer traición contra la propia familia étnica judía.
Deborah Feldman se opone al argumento de la traición diciendo que ha encontrado lo que en el poema de Heine se perfila: “Todo es nuevo y todo es conocido”. Se refiere al encuentro con el idioma alemán -origen del jiddish que habló con sus padres- y perpleja, registra costumbres sociales tan cercanas y familiares en su vida que le pareció haber nacido en esa ciudad que descubre, ahora, siendo adulta. “Con Brooklyn me equivoqué”, dice.  Además, cambió el inglés por el alemán.
Por eso cita en su artículo este poema de Heine que acabo de traducir cuyo texto original se encuentra a pie de página.
La historia nos enfrenta a cambios y transformaciones sorprendentes. Esa es una de ellas, maravillosa me presulta a mí, ojalá sea duradera.

Friedrichmanfredpeter   marzo  2018

Edición anavictoria










[i] An Edom! Heinrich  Heine 
Ein Jahrtausend schon und länger 
Dulden wir uns brüderlich; 
Du, du duldest, daß ich atme, 
Daß du rasest, dulde ich. 
Manchmal nur, in dunklen Zeiten, 
Ward dir wunderlich zu mut, 
Und die liebefrommen Tätzchen 
Färbtest Du mit meinem Blut. 
Jetzt wird unsre Freundschaft fester, 
Und noch täglich nimmt sie zu; 
Denn ich selbst begann zu rasen, 
Und ich wurde fast wie Du![i]

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