lunes, 11 de septiembre de 2017

Mohamed - la Revolución desde el desierto

Si os encontráis con los que no son creyentes, entonces pegadlos de las nucas hasta que estén vencidos completamente. Entonces amarradlos fuertemente. Después, un trato compasivo o pago del rescate - tanto, hasta que la guerra haya terminado. Así ha de ser. Si Dios quisiera, sabría defenderse él sólo contra ellos, pero os quiere poner a prueba. Y todos aquellos que han de morir cumpliendo su voluntad, sus méritos no estarán perdidos. Los colmará de bendición y los conducirá al jardín del Paraíso que tiene preparado para ellos. (El Corán, sura 47, 4 – 8 )




Ninguna revolución jamás ha sido pacífica y el Islam no es  la excepción. El mundo entero vive actualmente el impacto de la violencia provocada por un amplio sector de islamistas que en la fuerza de su rechazo a la modernidad  democrática e ilustrada reclaman una supuesta voluntad de Dios manifiesta en el sagrado libro del Corán. Y se abrió un debate teológico sin fin, acerca de que si el mensaje del profeta Mohamed al mundo es pacífico o no lo es; debate que no conduce a ninguna parte…ningún entusiasmo religioso en el fondo es pacífico…y punto.
 ¿Ser o No Ser? – esa pregunta humanista – obtiene una única respuesta posible en el Islam y esta es “obedecer la voluntad de Dios”. Esta voluntad es universal, indivisible, excluyente; el profeta Mohamed es su exclusivo intérprete. Debido a tal exclusividad el lector ha de ser exegético.  Y en el texto arriba citado sentencia lo que puede pasar a los que no obedecen. Es clarísimo, y toda discusión al respecto me parece inútil. ¿Para qué sirven los monólogos?
Esa Revolución desde un lejano desierto amenaza a quien se ubica a la sombra de humanistas ilustrados como Manuel Kant y tantos más. Me parece que los que creemos en un mundo dialogante, pacífico, no logramos convencer; ellos nos adelantaron con su mensaje violento totalitario: ¿Vencerán?
Resulta improbable su victoria: Perturbarán nuestras vidas engreídas de paz y progreso; causarán dolor e inmensos sacrificios humanos; nos obligarán a modificar las costumbres, eliminarán gran parte de la calidad de nuestra vida habitual; nos quitarán libertad. Etc.…
Pero el sacrificio mayor lo imponen a su área histórica de influencia directa; esta vive el hundimiento en un marasmo de barbarie , el  destino para millones de seres humanos en esa zona es la pérdida de todo derecho como seres  libres. ¿Qué desarrollo humano pueden esperar mujeres, niños, intelectuales de esa Revolución?
La bandera negra islamista, tan parecida a la de los piratas predica un totalitarismo sin límites; no es tan  novedoso, pero sí es inesperado el entender  que se mantiene sin caducar en el curso de los tiempos. Es una Revolución que no precisa comentario, ni provoca diálogo, simplemente exige decidida oposición y valiente control sin ilusiones.

fmpeter  septiembre 2017 

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