miércoles, 27 de septiembre de 2017

Der sanfte Nazismus -- El Nazismo suave

Der sanfte Nazismus  - El suave Nazismo
Aus dem Tagebuch des Josef Goebbels
Del diario de Josef Goebbels

“Am Morgen zum Hochlenzer hinaus. Der Chef ( Hitler) spricht über Rassefragen. Man kann es nicht wiedergeben. Man muss dabei gesessen haben. Er ist in Genie. Das selbstverständlich schaffende Instrument eines göttlichen Schicksals. Ich stehe vor ihm erschüttert. So ist er wie ein Kind, lieb, gut, barmherzig. Wie eine Katze, listig, klug und gewandt, wie ein Löwe, brüllend, groß, gigantisch. Ein Kerl, ein Mann. Vom Staate spricht er. Am Nachmittag von der Gewinnung des Staates und vom Sinn der politischen Revolution. Gedanken, die ich so wohl schon dachte, aber noch nicht sprach. Nach dem Abendessen sitzen wir noch lange im Garten des Marineheimes und er predigt den neuen Staat und wie wir ihn erkämpfen. Wie Prophetie klingt das. Am Himmel formt sich eine weiße Wolke zum Hakenkreuz. Ein flimmerndes Licht steht am  Himmel, das kein Stern sein kann. Ein Zeichen des Schicksals?
Spät gehen wir heim. Weit in der Ferne flimmert Salzburg. Ich bin so etwas wie glücklich. Dieses Leben ist schon Wert gelebt zu werden.”
25. Juli 1926s


Por la mañana subimos al Hochlenzer (una cumbre alpina). El jefe (Hitler) discurre sobre temas raciales. No es posible relatarlo. Es necesario escucharlo. Él es un genio. El instrumento autónomo de un destino de Dios. Me paro delante de él, emocionado. Él es igual a un niño, amable, bueno, compasivo. Como un gato, astuto, listo y
habilidoso, como un león, rugiente, grande, gigante. Un hombrón macho. Habla del estado. Por la tarde de cómo conquistar el estado y qué significa la revolución política. Pensamientos que yo también alguna vez he pensado, pero aun no los he pronunciado. Después de cenar, sentados en el jardín del albergue para marineros durante largo tiempo  nos sermonea sobre el estado nuevo y cómo debiéramos luchar. Suena a profecía. Sobre el cielo se forma una nube blanca, se parece a  la esvástica. Hay una luz brillante en el cielo, que no puede ser estrella. ¿Una señal del destino? Muy tarde regresamos. En la lejanía las luces de Salzburgo. Me siento como feliz. Esa vida es digna de vivirla.
25.Julio 1926



Adolf Hitler y su fiel adepto Josef Goebbels en el camino de la Revolución. Habrán de conquistar el poder en esa frágil y atormentada República Alemana. Lo lograrán sólo siete años después de este notable paseo. Nazis “ante portas”, delante de las puesrtas de la democracia, delante del palacio del Reichstag. El alumno absorbe ansioso cada palabra que brota de la boca del maestro. Lo eleva a rango de profeta y de redentor potencial. No solo a Alemania ha de redemir, sino también a Goebbels, a esa pobre y pequeña mente de un reducido y fracasado doctorado en filología germánica. Católico de provincia; y absorbente como una esponja seca de milagros, tanto políticos como existenciales. Las palabras del cabo primero autriaco Adolf Hitler las envuelve en celofán dorado y una luz transcendente ilumina esa tarde como presagio de lo que ha de venir. La esvástica nazi hasta en el cielo se pronuncia. Una mente católica vuelta nazi, ve los milagros por todas partes.  El estilo narrativo de Goebbels reproduce el relato evangélico sumándole emotividad.
Redacto esas observaciones históricas en un importante momento. Hoy, primera vez después de varias generaciones entrará al Reichstag por la vía de las elecciones el primer partido neonazi en el parlamento de la república alemana. Es un día señalado. Sus representantes actuales manifiestan que nada tienen que ver con los de antaño, con los Hitler, Goebbels, etcétera. Pero no es creible. Sus metas son idénticas, son racistas iluminados por la luz de la sinrazón, reflejo de romanticismos arcáicos mal absorbidos.
Desde la lejanía sólo puedo pedir a algún sabio hermano ilustrado que no abandone la mente de los llamados a decidir sobre eso.
¡Una sola vez basta. No más!


Fmpeter  24 de septiembre  2017

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