martes, 6 de junio de 2017

Cruceros gigantes

 Cruceros gigantes
                   Cartagena pequeña
Días atrás, el nuevo presidente francés inauguró el “ paquebot” mayor de Europa. Este crucero gigante con más de dos mil tripulantes y miles de pasajeros invadirá los mares con otros gigantes más. La industria turística ha conquistado los mares para gusto de unos y pena de otros.
No hay rincón de costa pintoresca, ni islote idílico que se escape, ni ciudades con historia con sus monumentos que queden atrás.  Y hay ciudades como Cartagena en Colombia que se ven aplastadas por una invasión moderna que deja en minúsculo episodio la de los piratas en los siglos 17 y 18.
Aquellos de antaño vinieron a robar y a llevarse el oro y la plata, mientras los modernos cruceros traen tesoros inmensos.  El robo es considerado crimen y castigo, mientras la invasión turística se toma por beneficiosa.
¿Es esto cierto?
No hay duda: hoteles, restaurantes, bares y boutiques prosperan, se multiplican.
Cartageneros y cartageneras ganan. Todo el ambiente parece gritar a voces: “¡Vengan acá, aquí hay placeres para todos!”

Sin embargo, las calles y los edificios de la ciudad vieja amurallada hablarían de otra manera, si pudiesen. Cartagena histórica es muy pequeña. Andando se cruce esta maravilla “colonial” en media hora.




Las fachadas bien restauradas de los edificios nos invitan a contemplarlas. Pero pronto nos damos cuenta que todo eso es un montaje teatral. Los habitantes de estas casas ya están viviendo en otros lugares, más cómodos y con parqueadero a la mano.



Nada de aquí es auténtico. Los cruceros han creado un escenario para gusto de sus pasajeros que quieren ver el Caribe idílico o lo que toman por ello. Lo que hay detrás no interesa. Pues detrás y presente en numerosas barriadas marginales se esconden la pobreza, la miseria, la otra cara de la ciudad.
El invasor histórico de esta zona vino a llevarse oro, el turista moderno lo trae y yo me atrevo a decir que quienes llegan con el bolsillo lleno más daño causan a estos  que siglos atrás fueron expoliados, pero también fueron bautizados, “aculturizados” por cierto; lo cual suele ser criticado y menospreciado en muchos sectores modernos actualmente. Estos mismos sectores pasan por alto esta real Cartagena  con desprecio, aceptan la falta de educación y formación, la reducción de las ofertas de empleo a servicios mal pagados o despreciables como es la prostitución masificada en todos los niveles. Bien se vive en Cartagena, si se mide por nivel de alimentación; el pobre sobrevive porque come y se viste. ¿Es eso suficiente?
Una clase media, dispuesta a transformar beneficios turísticos en un real crecimiento del bienestar social no surgió. Los pocos de siempre se enriquecen más y ya está.
¡Qué vengan mejor los piratas históricos!
¿Quién conquistará estas tierras de nuevo para hacer de ellas el paraíso que en vano  buscan los turistas cuando bajan de sus embarcaciones gigantes, invaden las callejuelas fotografiando una maravillosa fachada de clichés cinematográficos y haciendo lo que consideran que es típico de estas tierras donde indios, españoles y esclavos negros se cruzaron para saludar una civilización multiétnica, sin monstruos como  este “Paquebot Maraviglia”, el mejor y mayor de todos los cruceros.




¡Una verdadera amenaza! ¡Escenario de ciencia ficción!
Las amenazas más peligrosas son las que visten de laca y seda.

friedrichmanfredpeter  junio  2017

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