miércoles, 29 de junio de 2016

¿Qué debe hacer la sátira? Was darf Satire?

“El arte es para disfrutarlo.“
“Del arte se obtiene mucho más que el disfrute.“

Reflexiones citadas por Kurt Tucholsky en texto  publicado bajo el seudónimo de Ignaz Wrobel en el Berliner Tageblatt en día 27.01.1919. Kurt Tucholsky era periodista, publicista y escritor alemán de los Años Veinte en Berlín. Se destacó como redactor de Die Weltbühne, semanario de Voz Democrática, prohibida por el gobierno de Adolf Hitler. Tucholsky logró refugiarse a Suecia donde murió en el año 1935, sólo tenía 45 años. Traducimos de la siguiente manera parte del texto:


>Si alguien aquí escribe un buen chiste, media Alemania sentada en el sofa lo toma a mal. Sátira a estos lectores les parece una cosa mala. Sin embargo, la sátira muerde, ríe, silba y toca el tambor de campaña contra todo lo que es inmóvil y cómodo, sátira es una cosa buena. El autor sin carácter facilmente se descubre a través de ella, gilipollas aquel quien ataca un día este y el día siguiente aquel otro. 
El escritor satírico es un idealista resentido deseando que el mundo sea bueno, pero no es así, y  por eso se enfrenta a lo malo como contra una pared. El escritor con carácter no merece el desprecio burgués y este soplo enfadado que en este país tiene que aguantar el satírico...
El ambiente demasiado provinciano ha mantenido la sátira en estrechos límites.---- Bien puede cada cual pensar sobre temas de importancia como  quiera porque hay un justo derecho a rechazar un texto satírico cuando este es injusto o exagerado.  Pero no se le puede quitar a ningún hombre de honor el derecho a echarle latigazos a su tiempo presente.
La sátira tiene que exagerar y la forma es siendo injusta. Ella infla la verdad como un globo para hacerla màs visible y más importante;  cumple la palabra bíblica acerca de que a veces sufren justos por pecadores. Pero los alemanes tienen   la costumbre de medirlo todo por intereses de clases sociales, de corporaciones, asosiaciones, etc.; así suelen presentarse y no como individuos, ¨Ayy de tí¨ si olvidas eso y te metes con uno de estos grupos.
¿Por qué poseemos comedias y películas cómicas tan pobres?
Porque nadie se atreve a meterse con el pulpo gordo que oprime el país, obeso y perezoso, restándonos energía vital.
¡No seamos tan petulantes! Los maestros, los comerciantes, profesores y redactores, músicos, médicos y funcionarios, mujeres y todos estos diputados recientes. ---- Todos cometemos errores y somos cómicos a ratos debido a nuestros fallos grandes o pequeños. No hay que resentirse siempre cuando dichos ¨ valores sagrados¨ están amenazados. Malicioso puede llamarse un chiste dirigido contra nosotros, pero ha de ser acertado. No es verdadero el hombre o respetable un gremio cuando no aguantan un buen tirón.
¿Por qué no responden de la misma manera? ¿por qué no dan un contragolpe?
¡Que no se retire nadie, herido, malhumorado, disgustado y resentido!
La vida pública en este país sería otra si no fuera así que todo el mundo toma todo a mal. Por eso este orgullo nacional crece a dimensiones de  morbo y soberbia.
El satírico en Alemania está bailando entre autoridades sociales, políticas y religiosas. Este baile suyo es divertido, pero también cansón. La sátira auténtica limpia la sangre y cuida  el cutis. Entonces:
¿Qué está permitido a la sátira?
--- ¡pués  TODO!<
Comentario:
Aparentemente la comunicación vigente, la que se practica en facebook p.ej., rebosa de sátira. El ejercicio satírico es un hábito fundamental. Todo el mundo lo practica con más o menos recursos de ingenio. Una breve lectura de envíos que “amigos¨ colocan en este medio popular enseña un ambiente ilustrado, tolerante, “chévere“. 
¿Tucholsky no tendría nada que lamentar?
¿Han sido vencidos definitivamente los obstáculos que molestaron tanto el comentarista alemán cien años atrás?
Opiniones y clichés represivos han cambiado sus nombres y en el lugar de respeto exigido por autoridades como el interés patriótico o la sabiduría de la iglesia o el respeto a las buenas costumbres parece ser que aparecieron otros nuevos.




Han nacido de nuevo posturas de extrema intolerancia tanto en el lado tradicional de la Derecha como en la nueva Izquierda; estos personajes que pretenden saberlo todo mejor, representan un amplio sector de la sociedad moderna occidental. Sólo aceptan sátira que se dirija contra la oposición a los principios que ellos defienden, y los que según ellos salvarán el mundo. Su pretendida sabiduría se presenta imune a la sátira.
¿Por qué tienen éxito? ¿Por qué les siguen las multitudes?
¿Son los clichés y la soberbia las que les apoyan? ¿Son estos líderes modernos los "horribles simplificadores" de nuestro tiempo? o ¿hay algo detrás de ellos, lo que siguiendo el término creado por el filósofo Hegel se llamaría "Zeitgeist" - el espíritu de nuestro tiempo- un modo de pensar y sentir colectivos?  Y este modo de pensar colectivo exige poca reflexión, mucha emoción y despierta pasión;  ¿será responsable de la nueva intolerancia?
Veamos...En un primer lugar nos enfrentamos a las modas en  permanente cambio. Se trata de una juventud dominante que se exhibe con orgullo y exigiendo admiración, para ellos, los fabricantes de las normas recientes prescriben a diario. A ellos pertenece una cierta ligereza en el tono de hablar y escribir. Hay que evitar ser pesado, viejo y aburrido, y si lo eres, pronto te cae el castigo encima: la eliminación de tu voz en el concierto de la comunicación radicalmente actualizada, moderna. Conocimiento y saber acumulados de antaño interesan poco o nada. ¡Que se pudran en bibliotecas cubiertas de polvo!
En el segundo término se halla la exigencia del público en general por actualizar su discurso. Lo histórico suena a rancio y ha caducado en el tiempo. No merece ser contemplado con interés. Es tiempo perdido ocuparse del ayer por ser de ayer; la excepción la marcan los episodios que despiertan fuertes emociones. La literatura del día está repleta de crueldades ejecutadas en tiempos históricos, tiempos pasados, exóticos y por ello divertidos. La regla de que la Historia debe divertir es observada estrictamente. Todo lo que va más allá... a la profundización, a la reflexión crítica es admitida para minorías exóticas; la masa descarta y rechaza lo aburrido y descalifica como raros y excéntricos a sus autores.
El tercer lugar, y el principal de esta lista, lo ocupa el “buenismo“, pues bueno ha de ser toda actuación en el concierto social. “Buenos“han de ser –(o al menos lo deben parecer) los que obran incansablemente por el bien común. “Buenos“ y “buenas“ son todos aquellos profesionales que jamás buscan sus propios intereses, altruismo profesional es una marca imprescindible en casi todas las profesiones. La publicidad no se cansa destacando los beneficios para el bien de todos que los productos anunciados pronosticarán. Todos somos buenos, en Africa,  en la India y en la selva amazónica; para  todas estas regiones apartadas sabemos recetas para aliviar penas y dolor. Menos delante de nuestras propias puertas, ahí acaba el “buenismo“ atrapado por nuestros intereses egoistas, bien disimuladas o interpretadas de nuevo. Así hasta los neonazis alemanes pretenden ser “buenos“ porque mantienen en vivo los valores de la pobre raza aria  “marginada“ y “menospreciada“ por la progresía despreciable. Hasta la ignorancia se viste de “buena“ porque defiende los derechos de los que no saben nada de nada. Son los electores preferidos de los que siembran entusiasmo en la sociedad democrática. El demos, o el pueblo, cada vez más ocupa el lugar del registrador y regidor de turno; sus ideas o ideales se visten de la moda del día, absorben todo lo que hay que pensar y hacer sin nunca hacerlo. Y entre esos buenotes, sentados en el sofa,  o de pie en un bar de tapas, ahí están los jueces intolerantes de los que hablaba Tucholsky.
Han resucitado, con nuevas etiquetas presiden la vieja soberbia boba.
¿Qué debe hacer la sátira?  TODO –dice Tucholsky.
¿Qué hace realmente? ToDo lo que place a un público bobo.
¿Quién nos protegerá del nuevo entusiasmo?
¿La literatura clásica? Pues, nadie la lee.
friedrichmanfredpeter  junio  2016


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