sábado, 18 de junio de 2016

¿Todavía soñamos Europa?




¿Todavía soñamos Europa?


Esta es una de las preguntas de rigor que nos hacemos quienes hemos sido parte del proceso vital europeo por varias décadas  de vida, -ocupándonos además,  del análisis histórico y político-, de frente a la situación actual en la que renacen localismos, nacionalismos y agitación antieuropea por todas partes. Lo que registran periodistas y observadores del panorama europeo de estos días no  es una oposición antieuropea con criterios fundados sobre experiencias o la de un discurso contrario a la realidad vivida… no sólo se resta valor e importancia a las instituciones creadas de la Europa actual… no es el descontento con la administración y la burocracia reinantes… no son los desperfectos irritantes … por ende, no se proponen alternativas; simplemente se está en contra: Europa - así parece - tiene la culpa de todos los males que se perciben. Es algo fundamental, es un grito apasionado antieuropeo que se siente a través de ciertos medios, a través de las manifestaciones violentas; invade las competencias deportivas, despierta instintos de ira y agresividad, llama a la intolerancia y evoca fantasmas de ideologías pasadas que creíamos superadas y guardadas en manos de historiadores. Están reviviendo tales ¨ ismos¨ con mucha fuerza aportada por una nueva juventud sin experiencias históricas personales, informada pero no formada para enfrentar los retos del siglo XXI y por veteranos temerosos de estar perdiendo algo. Y no falta quien toma en sus manos el derecho a la acción y fomenta una delincuencia jamás conocida antes que llega hasta el atentado contra las vidas del quienes no piensan igual o son diferentes. Los que vivimos y hemos sufrido la miseria de nuestras confrontaciones históricas no sólo tememos por Europa como idea de unidad sino también por la democracia en nuestro continente. ¿Se repetirán los desastres de los Años Veinte del siglo pasado?
"Wehret den Anfängen!" - ¡Luchad contra los comienzos!-
Estas palabras fueron el lema de mi generación, las tengo presentes.

(Leo mi archivo personal sobre el tema y reviso un texto que escribí hace un lustro para  someterlo a la reflexión de la mano con el posible lector que me acompañe mirando atrás y contemplando el presente)
Fragmentos de un artículo del 13 de octubre del 2011
Soñamos … Europa.
“Europa se ipsa torquens”( Andrés Laguna  1543)
 ¨Europa atormentándose y devorándose a si misma ¨

Hace más de cincuenta años terminé estudios de bachillerato. Era un bonito día de primavera, los pájaros cantaban y los inmensos árboles de arce en el patio del instituto Augustinerschule en Friedberg iniciaban su ritual de vestirse de verde. Yo por mi parte estaba vestido con traje azul oscuro comprado por mis abuelos. Era la etiqueta que se precisaba en aquella oportunidad.  A otros más les sucedía parecido y era   que no reuníamos las condiciones externas para presentarnos ante la comisión de examinadores formada por profesores y presidido por un delegado del gobierno regional. Los exámenes escritos habían finalizado ya. Ahora sucedería la parte oral. No sabíamos qué asignaturas tocarían. Nos esperaba el plano informativo expuesto en la sala de espera junto al despacho del director donde se desarrollaría la función. Me tocó Español  e Historia. No había esperado eso. Creía que habría quedado mal en  alguna prueba escrita y que por ello me citaban.  Era el caso de otros que habían sido citados para rectificar o justificar la nota final. Teníamos media hora para preparar y veinte minutos para disertar. Español era exótico, lo aprendíamos un pequeño grupo extraoficialmente en dos tardes por semana. El profesor respectivo, el señor Schmücker, enseñaba inglés y francés; Francés era  mi asignatura preferida. S. me dio un breve texto de Ortega y Gasset sobre el tema de Europa. Como era costumbre había agregado algunas preguntas para guiar así la exposición. Habíamos leído algunos textos de Ortega, pero este texto era desconocido. (Exigencias del reglamento). No recuerdo la cita, pero sí recuerdo el tema. Cometí muchos errores, seguro estoy, pero no importaba, porque el comité examinador sabía menos o nada. Sólo recuerdo el comentario irónico de uno de ellos que decía al final:” Das kommt mir Spanisch vor”.  Tal era un proverbio antiguo alemán que significa metafóricamente: No entiendo nada. El profesor S. quedó contento. El examen de Historia sería en la tarde. Tuve que quedarme en el colegio, tampoco quise salir a la calle, porque en mi traje raro, demasiado ancho yo me sentía una figura ridícula. Cuando llegó la hora del examen, el profesor Rhein ( como el río ) me propuso una pregunta a desarrollar, ¿cuáles son las condiciones históricas para crear una Europa unida? Rara coincidencia con el tema español de la mañana. Sabía que esperaba que comenzara con la Paz de Westfalia y tenía que llegar al Tratado de Versailles y mencionar el reciente Tratado de Potsdam. Así lo hice y logré impresionar. Y uno de los del comité me dijo: “Es ud. un europeo pero ya le caerán las ilusiones.”
(¿Se me cayeron? Esta experiencia es de 1955, apenas 10 años de terminada la segunda guerra.)

Reflexiono hoy y considero que mi declarada posición pro Europa no debe extrañar; no había alternativa. Adenauer, De Gaulle y  De Gasperi eran los políticos europeos que supieron transformar estos deseos de millones de votantes de sus respectivos países en un proyecto político. Europa como unión fue concebida sobre la meta política y el deseo de superar una historia catastrófica. Pero se quedó en eso, en proyecto; todo intento de concretizarlo  quedó en obra negra, inconclusa.
La Unión Europea, tal como hoy existe, consolidada(después de numerosos tratados) en la primera década del S XXI   se fundó sobre un proyecto económico… sin tocar en serio el tema de la soberanía de los países miembros y sin imponer la moneda común a todos. Con frecuencia tenemos la impresión que no la dirigen personas sino que lo que manda es el dinero, los intereses fugaces de la Banca y del Comercio, el oscuro deseo de poseer más y cada vez más.

OTRO FRAGMENTO del texto escrito en 2011:

Hace falta el techo común, hace falta  constituir definitivamente la federación de las naciones europeas. Porque sólo unidas resolverán los problemas surgidos de  culturas económicas disparejas. Hay que atreverse a anunciar el final de bondades, subvenciones y prebendas gratuitas. Hay que crear una infraestructura homogénea en la zona Euro, y eso sólo es posible en compañía y con el apoyo de una unión política. Faltan reglas comunes para el control del mercado financiero especulativo tanto como el gasto irresponsable creando falsos paraísos sociales. El método tentador de cargarse de deudas para parecer bueno y hacerlas pagar a otros y de paso considerarlos malos es insostenible. Europa se une o fracasa, no es otra la alternativa.
Desgraciadamente esa decisión la tomarán Alemania y Francia solas. El problema de España es que desde siglos atrás no sabe si es una nación europea o no lo es. España tiene que mirar a América, pide Juan Beneyto, en un ensayo escrito en 1948, [1]”pero no puede dejar de fijarse en Europa”, admite. Y eso no es suficiente.   España igual que Inglaterra y por motivos distintos se encuentra mentalmente fuera y no dentro del concierto europeo. Por eso, y a pesar de soñar, veo que llegará la división de la zona Euro. Alemania no vivirá sin la energía nuclear francesa y Francia no aguantará sin el superávit comercial alemán.  España no necesita a ninguna de las dos, aparte del turismo masificado que busca clima y descanso, sobre quienes España nada conoce , resultando que a su vez en una indiferencia mutua los visitantes sobre la España real poco o nada saben, ni les interesa.

Reflexionemos hoy, cinco años después.
No solamente España pone en peligro la unión por el aislamiento obvio.  En mayor grado Inglaterra, Grecia y los países del este resultan entes aislados. Las estructuras económicas, sociales y en forma creciente las culturas diferentes han comenzado a crear fuertes obstáculos, reto muy difícil de supera para la unión. Las reglas que la globalización impone a todos los miembros son causa de que la industrias avanzadas europeas miran más allá de las fronteras europeas. Los que se quedan atrás contemplan eso con un crecido resentimiento. Las miradas se dirigen contra Alemania cuyo poder económico causa sorna y sospecha.
La confrontación entre los miembros - sobre todo en contra de Alemania - debido al tema de los refugiados ha metido una cuña divisoria profunda y no se ve claro cómo se podría resolver. Una mayoría se distancia abiertamente de la posición alemana y en la práctica incumple los compromisos por ellos mismos firmados; todo eso es más que una crisis "familiar". El político alemán europeísta Joschka Fischer lo manifestó con estas palabras drásticas: "Europa se encuentra delante del abismo". En pocos días veremos si tiene razón, si Inglaterra opta por retirarse primero; ¿quién seguirá?

manfredpeter,  13 de octubre de 2011




[1] Juan Beneyto, España y el problema de Europa, Colección Austral 971, Madrid 1948.

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