¿Todavía
soñamos Europa?
Esta es una de las preguntas de rigor que nos
hacemos quienes hemos sido parte del proceso vital europeo por varias
décadas de vida, -ocupándonos además, del análisis histórico y político-, de frente
a la situación actual en la que renacen localismos, nacionalismos y agitación antieuropea
por todas partes. Lo que registran periodistas y observadores del panorama
europeo de estos días no es una
oposición antieuropea con criterios fundados sobre experiencias o la de un
discurso contrario a la realidad vivida… no sólo se resta valor e importancia a
las instituciones creadas de la Europa actual… no es el descontento con la
administración y la burocracia reinantes… no son los desperfectos irritantes …
por ende, no se proponen alternativas; simplemente se está en contra: Europa -
así parece - tiene la culpa de todos los males que se perciben. Es algo
fundamental, es un grito apasionado antieuropeo que se siente a través de
ciertos medios, a través de las manifestaciones violentas; invade las
competencias deportivas, despierta instintos de ira y agresividad, llama a la
intolerancia y evoca fantasmas de ideologías pasadas que creíamos superadas y
guardadas en manos de historiadores. Están reviviendo tales ¨ ismos¨ con mucha fuerza
aportada por una nueva juventud sin experiencias históricas personales,
informada pero no formada para enfrentar los retos del siglo XXI y por
veteranos temerosos de estar perdiendo algo. Y no falta quien toma en sus manos
el derecho a la acción y fomenta una delincuencia jamás conocida antes que
llega hasta el atentado contra las vidas del quienes no piensan igual o son
diferentes. Los que vivimos y hemos sufrido la miseria de nuestras
confrontaciones históricas no sólo tememos por Europa como idea de unidad sino también
por la democracia en nuestro continente. ¿Se repetirán los desastres de los
Años Veinte del siglo pasado?
"Wehret den Anfängen!" - ¡Luchad contra
los comienzos!-
Estas palabras fueron el lema de mi generación, las
tengo presentes.
(Leo mi archivo personal
sobre el tema y reviso un texto que escribí hace un lustro para someterlo a la reflexión de la mano con el
posible lector que me acompañe mirando atrás y contemplando el presente)
Fragmentos de un artículo
del 13 de octubre del 2011
Soñamos … Europa.
“Europa se ipsa torquens”( Andrés
Laguna 1543)
¨Europa
atormentándose y devorándose a si misma ¨
Hace más de
cincuenta años terminé estudios de bachillerato. Era un bonito día de primavera,
los pájaros cantaban y los inmensos árboles de arce en el patio del instituto
Augustinerschule en Friedberg iniciaban su ritual de vestirse de verde. Yo por
mi parte estaba vestido con traje azul oscuro comprado por mis abuelos. Era la
etiqueta que se precisaba en aquella oportunidad. A otros más les sucedía parecido y era que no reuníamos las condiciones externas para
presentarnos ante la comisión de examinadores formada por profesores y
presidido por un delegado del gobierno regional. Los exámenes escritos habían
finalizado ya. Ahora sucedería la parte oral. No sabíamos qué asignaturas
tocarían. Nos esperaba el plano informativo expuesto en la sala de espera junto
al despacho del director donde se desarrollaría la función. Me tocó Español e Historia. No había esperado eso. Creía que
habría quedado mal en alguna prueba
escrita y que por ello me citaban. Era
el caso de otros que habían sido citados para rectificar o justificar la nota
final. Teníamos media hora para preparar y veinte minutos para disertar. Español era exótico, lo aprendíamos un
pequeño grupo extraoficialmente en dos tardes por semana. El profesor
respectivo, el señor Schmücker, enseñaba inglés y francés; Francés era mi asignatura preferida. S. me dio un breve
texto de Ortega y Gasset sobre el tema
de Europa. Como era costumbre había agregado algunas preguntas para guiar
así la exposición. Habíamos leído algunos textos de Ortega, pero este texto era
desconocido. (Exigencias del reglamento). No recuerdo la cita, pero sí recuerdo
el tema. Cometí muchos errores, seguro estoy, pero no importaba, porque el
comité examinador sabía menos o nada. Sólo recuerdo el comentario irónico de
uno de ellos que decía al final:” Das
kommt mir Spanisch vor”. Tal era un
proverbio antiguo alemán que significa metafóricamente: No entiendo nada. El
profesor S. quedó contento. El examen de Historia sería en la tarde. Tuve que
quedarme en el colegio, tampoco quise salir a la calle, porque en mi traje
raro, demasiado ancho yo me sentía una figura ridícula. Cuando llegó la hora
del examen, el profesor Rhein ( como el río ) me propuso una pregunta a
desarrollar, ¿cuáles son las condiciones
históricas para crear una Europa unida? Rara coincidencia con el tema
español de la mañana. Sabía que esperaba que comenzara con la Paz de Westfalia
y tenía que llegar al Tratado de Versailles y mencionar el reciente Tratado de
Potsdam. Así lo hice y logré impresionar. Y uno de los del comité me dijo: “Es ud. un europeo pero ya le caerán las
ilusiones.”
(¿Se me
cayeron? Esta experiencia es de 1955, apenas 10 años de terminada la segunda guerra.)
Reflexiono hoy y considero que mi declarada posición
pro Europa no debe extrañar; no había alternativa. Adenauer, De Gaulle y De Gasperi eran los políticos europeos que
supieron transformar estos deseos de millones de votantes de sus respectivos países
en un proyecto político. Europa como unión fue concebida sobre la meta política
y el deseo de superar una historia catastrófica. Pero se quedó en eso, en
proyecto; todo intento de concretizarlo quedó en obra negra, inconclusa.
La Unión Europea, tal como hoy existe,
consolidada(después de numerosos tratados) en la primera década del S XXI se fundó sobre un proyecto económico… sin
tocar en serio el tema de la soberanía de los países miembros y sin imponer la
moneda común a todos. Con frecuencia tenemos la impresión que no la dirigen
personas sino que lo que manda es el dinero, los intereses fugaces de la Banca
y del Comercio, el oscuro deseo de poseer más y cada vez más.
OTRO FRAGMENTO del texto escrito en 2011:
Hace falta el
techo común, hace falta constituir
definitivamente la federación de las naciones europeas. Porque sólo unidas
resolverán los problemas surgidos de
culturas económicas disparejas. Hay que atreverse a anunciar el final de
bondades, subvenciones y prebendas gratuitas. Hay que crear una infraestructura
homogénea en la zona Euro, y eso sólo es posible en compañía y con el apoyo de
una unión política. Faltan reglas comunes para el control del mercado financiero
especulativo tanto como el gasto irresponsable creando falsos paraísos
sociales. El método tentador de cargarse de deudas para parecer bueno y
hacerlas pagar a otros y de paso considerarlos malos es insostenible. Europa se
une o fracasa, no es otra la alternativa.
Desgraciadamente
esa decisión la tomarán Alemania y Francia solas. El problema de España es que
desde siglos atrás no sabe si es una nación europea o no lo es. España tiene
que mirar a América, pide Juan Beneyto, en un ensayo escrito en 1948, [1]”pero
no puede dejar de fijarse en Europa”, admite. Y eso no es suficiente. España
igual que Inglaterra y por motivos distintos se encuentra mentalmente fuera y
no dentro del concierto europeo. Por eso, y a pesar de soñar, veo que llegará
la división de la zona Euro. Alemania no vivirá sin la energía nuclear francesa
y Francia no aguantará sin el superávit comercial alemán. España no necesita a ninguna de las dos,
aparte del turismo masificado que busca clima y descanso, sobre quienes España nada
conoce , resultando que a su vez en una indiferencia mutua los visitantes sobre
la España real poco o nada saben, ni les interesa.
Reflexionemos hoy, cinco años después.
No solamente España pone en peligro la unión por el
aislamiento obvio. En mayor grado
Inglaterra, Grecia y los países del este resultan entes aislados. Las
estructuras económicas, sociales y en forma creciente las culturas diferentes
han comenzado a crear fuertes obstáculos, reto muy difícil de supera para la
unión. Las reglas que la globalización impone a todos los miembros son causa de
que la industrias avanzadas europeas miran más allá de las fronteras europeas.
Los que se quedan atrás contemplan eso con un crecido resentimiento. Las
miradas se dirigen contra Alemania cuyo poder económico causa sorna y sospecha.
La confrontación entre los miembros - sobre todo en contra
de Alemania - debido al tema de los refugiados ha metido una cuña divisoria
profunda y no se ve claro cómo se podría resolver. Una mayoría se distancia
abiertamente de la posición alemana y en la práctica incumple los compromisos
por ellos mismos firmados; todo eso es más que una crisis "familiar".
El político alemán europeísta Joschka Fischer lo manifestó con estas palabras
drásticas: "Europa se encuentra delante del abismo". En pocos días
veremos si tiene razón, si Inglaterra opta por retirarse primero; ¿quién
seguirá?
manfredpeter, 13 de octubre de 2011
[1] Juan Beneyto, España y el problema de Europa, Colección Austral
971, Madrid 1948.
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