jueves, 26 de mayo de 2016

"¡Muera la inteligencia!"

El siguiente texto es un extracto del drama Don Carlos, Infante de España, por el autor de literatura clásica alemana Friedrich Schiller.
Encuentro una interesante referencia a lo que manifiesta el autor Manuel Arroyo Stephens en una entrevista publicada por EL PAÍS.

El Marqués:
<¡Abandone usted el innatural endiosamiento!
Nos está destruyendo, hágase maestro
De lo eterno y verdadero. Nunca - jamás
Ningún ser mortal poseyó tal divino poder
Para hacerlo vigente. Los reyes
De Europa todos veneran el nombre de España.
Adelante usted a los monarcas de Europa.
Una sola firma de la mano suya bastará
Para transformar este mundo. Pero, admita
Usted la libertad de pensamiento.
-- (se pone de rodillas ante el rey)
El Rey:
( sorprendido, le quita la mirada y nuevamente se dirige a él)  ¡Extraña locura!<


Marquis:
Geben Sie
Die unnatürliche Vergötterung auf,
Die uns vernichtet! Werden Sie uns Muster
Des Ewigen und Wahren! Niemals – niemals
Besaß ein Sterblicher so viel, so göttlich
Es zu gebrauchen. Alle Könige
Europens huldigen dem spanischen Namen.
Gehn Sie Europens Königen voran.
Ein Federzug von dieser Hand, und neu
Erschaffen wird die Erde. Geben Sie
Gedankenfreiheit. – (Sich ihm zu Füßen werfend.)
König (überrascht, das Gesicht weggewandt und dann wieder auf den Marquis geheftet).
                Sonderbarer Schwärmer!


"La historia de España en los últimos cuatro siglos. Felipe II hizo todo mal y le salió todo mal. ¿Por qué en España fray Luís fue a la carcel o asesinaron a Lorca? Porque había una mentalidad envidiosa, de odio a la inteligencia. El grito más expresivo de la cultura española sigue siendo el de Millán Astray: "¡Muera la inteligencia!"[1]




Con frecuencia el interesado estudioso de la historia de España se encuentra con un término muy usado en conversaciones: "La Leyenda Negra". Se usa para denunciar una acusación en falso de los hechos históricos relacionados con la conquista de América y con la política interior relacionado con minorías como judíos, moriscos, protestantes o conversos. Estoy de acuerdo con la advertencia contra exageraciones e intereses creados modernos.
Sin embargo, me parece importante enfocar lo que en ambos textos citados está presentado:
Estoy convencido que se trata de una observación fundamental para entender el carácter específico de la sociedad española en la actualidad. Se multiplican entusiasmo, deseo de cambio, fascinación por proyectos ideológicos por un lado y principios por intereses creados, ventajas adquiridas e inmovilismo localista por el otro, discursos banales, proyectos personalizados, apetitos  ventajosos.
El discurso intelectual, libre y distenciado, el diálogo entre opiones contrarias es raro o inexistente. Manuel Arroyo lamenta la ausencia del espíritu crítico español, tapado por el pensamiento único de histórica preferencia. Un ejemplo patente es la ausencia de diálogo entre nacionalistas locales de todo color con opositores. Izquierda y Derecha se libran un constante combate por vencer uno al otro, sin poner atención a los argumentos y a las posturas determinadas por la misma realidad. Parece, a veces, que lo que es real no interesa.
Jamás optan por cosntruir puentes entre opiniones contrarias o construir compromisos pragmáticos. Ganar y vencer es la única opción enfocada. La labor pragmática de parlamentarios suena a misión imposible. Cambiar una opinión es considerado falta de carácter.
El pensamiento que Schiller llama libre y lo reclama a la monarquía absolutista española predominante en el tiempo histórico ha dejado una sombra sobre siglos de falta de evolución que curiosamente no es una falta de modernidad. Todo lo contrario, la actualidad española rebosa de modernidad, es precursora en múltiples discursos científicos y proyectos humanitarios, sociales, modélica en salud pública, subvenciones, etc.
Pero el fondo está marcado por una gran carencia, difícil de recuperar, la libertad de pensamiento libre, la que Schiller hace pedir a Felipe II y el ojo crítico, pesimista y dolorido de Manuel Arroyo lo denuncia. El deseo fundamental sigue siendo la inmovilidad, el conformismo con un modelo de sentir y de pensar único que nada comparte, todo exige y amenaza con esterilidad cómoda. Se transformó en mentalidad colectiva la victoria del pensamiento único sobre el concepto y principios de la ilustración.
En este sentido, América Latina se modernizó, maduró- España no.
Inteligencia es conserada una habilidad operativa, reafirma lo conocido desterrando lo ajeno, desconocido - no interesa, punto.
Admiro a España por muchas razones, pero echo en falta lo que Friedrich Schiller hizo pedir: la libertad de pensamiento, la tolerancia y la curiosidad por lo ajeno, más allá de la buena acogida que celebran los turistas.

friedrichmanfredpeter, mayo 2016
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[1] Manuel Arroyo Stephens: "Franco acabó con el espíritu crítico español". EL PAÍS - Domingo 1 de mayo de 2016.

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