martes, 24 de mayo de 2016

La Paz en Clombia: ¿una utopía?












Viendo la dificultad para encontrar una vía de pacificación de un largo conflicto sangriento, me dirigí discretamente a un lejano compatriota medieval. Y como todo poeta, no duerme a pesar de estar muerto, me contestó porque la poesía nunca duerme ni muere:

¿Cómo se puede vivir en paz en este mundo?
 

   En un lugar de Europa Central, 1200 (probablemente)

   se pregunta: Walther von der Vogelweide y contestó:



> Sentado sobre una piedra y puesta una pierna sobre la otra, coloqué mi codo encima; con la mano agarrando mentón y mejilla, así pensé intensamente, cómo se podría vivir en paz en este mundo: pero no encontré  ninguna respuesta para poder dar un consejo, cómo unir tres asuntos contrarios entre si, sin eliminar uno de ellos:

Dos de ellos son: el honor y los bienes que entre ellos se hacen mucho daño y lo tercero es la gracia de Dios que vale mucho más que los  dos anteriores. Pero bien, todo ello yo lo quisiera reunir en una sola cajita.

Pero desgraciadamente es imposible, reunir bienes, honor y la gracia de Dios en un solo corazón:

Además, intransitables están los caminos y puentes; la traición está en el acecho; la violencia ocupa todas las vías; la paz y la justicia se encuentran gravemente violadas. Ninguno de los tres podrá vivir seguro si con anterioridad no sea sanado el conflicto entre el honor personal y  los bienes de propiedad. <

 

Y estos son la imagen del juglar y las palabras que trato de transmitir en traducción libre del alemán antiguo (mittelhochdeutsch) al español moderno:




Ich saz ûf eime steine,

und dahte bein mit beine;

dar ûf satzt ich den ellenbogen;

ich hete in mîne hant gesmogen

daz kinne und ein mîn wange.

dô dâhte ich mir vil ange,

wie man zer werlte solte leben:

deheinen rât kond ich gegeben,

wie man driu dinc erwurbe,

der deheinez niht verdurbe.

diu zwei sint êre und varnde guot,

der ietwederz dem andern schaden tuot,

daz dritte ist gotes hulde,

der zweier übergulde.

die wolte ich gerne in einen schrîn.

jâ leider desn mac niht gesîn,

daz guot und werltlich êre

und gotes hulde mêre

zesamene in ein herze komen.

stîg unde wege sint in benomen:

untriuwe ist in der sâze,

gewalt vert ûf der strâze;

fride unde reht sint sêre wunt.

diu driu enhabent geleites niht, 

diu zwei enwerden ê gesunt.


Comentario:

Me impresiona la modernidad de esta voz, su mensaje sigue vigente y no caducó a pesar de más de ochocientos años que han pasado desde que se redactara y se cantara ante un público que debería haber estado tan frustrado como el colombiano en la actualidad. Imaginemos esa declamación del juglar acompañado del laúd ante el auditorio cortesano aristocrático. No sabemos si fue escuchado con atención en medio de un espectáculo de diversiones o de un banquete; ¿hubo aplausos, silbidos, silencio?

Afortunadamente existe el testimonio escrito, manifiesta que Walther no transmitió consuelo a su auditorio; y hoy tampoco nos infunde buena esperanza y optimismo. Su voz es la de un escéptico, de un pensador crítico, incómodo y valiente que verifica que la paz nunca fue fácil de alcanzar y de mantener, en ningún momento de la historia, y más cuando surge de la Edad Media tan distante e incomprendida hoy.

¿Qué es - según Walther - la causa que impide realizar su deseo:  cómo establecer un orden social pacífico? ¿Cómo poder vivir dignamente como ser humano?:

En un principio existe la rivalidad entre el honor que define el estado social de cada persona y el poder desmesurado en expansión que ejercen los bienes de la propiedad, la importancia de los bienes, la nueva riqueza, la de los mercaderes y comerciantes con artículos de lujo que provienen del Oriente,  porque este cambio definió la nueva jerarquía social de la alta Edad Media. Este poder era nuevo y dividió la sociedad  entre ricos y pobres, entre nobles que forman la casta feudal por un lado y los mercaderes, ricos en plata que poblaron las ciudades nacientes.

Incluso los siervos de la gleba, los campesinos, comenzaron a alterar su producción bajo la presión de mercados que  generaron dinero; la práctica del trueque se abandonó progresivamente.

Era el espíritu de las Cruzadas que abrió el camino hacia esa transformación social y económica y Walther, poeta, juglar y cantante participó- sospechamos - ¡Estuvo en Palestina como peregrino armado!  "Das Palästinalied" cante estimulante para conquistar Palestina para los cristianos que poseen el derecho sobre estas tierras, y  derrotar al enemigo "pagano".  Hoy este texto y melodía forman parte de festivales roqueras en Alemania[1] y se podría escuchar y tomar como declaración de guerra contra el Islam.

Pero a Walther le inquieta otra pregunta: ¿Dónde está la gracia de Dios en medio de este conflicto? porque en Palestina no la encontró y después de regresar frustrado a su patria alemana tampoco la halló.

Sucedió esto: la inseguridad invadió su tierra natal: nombra "gewalt" violencia y la ausencia de "fride unde reht" de paz y de leyes, sobre los caminos no hay seguridad.

Numerosos testimonios confirman ese cambio profundo en  la sociedad medieval. Cito un jemplo: Meier Helmbrecht, así se llama el joven de una larga narración, quien al regresar a su aldea cubre a sus familiares con obsequios de lujo jamás vistos antes. Les habla en fragmentos de lenguas extranjeras, nunca oidas y presume  de cómo y dónde consiguió su fortuna, igual que la ropa elegante que viste: pues, robándo con la espada en mano. Al final este joven es ahorcado y despreciado por su familia. Pero algo en profundidad pasó, alteró el orden tradicional: la violencia es dueña de las vidas.

Walther denuncia el desorden que impide la paz y niega la gracia de Dios, y culpa a la rivalidad que hay entre status social heredado y el crecido peso de la propiedad, lo que motiva el hacerse rico rapidamente y como sea. Una sociedad dividida en fracciones y en permanente conflicto por el reparto de los bienes está destinada a vivir sin paz y se desvincula de la gracia de Dios porque en una sociedad sin paz no hay lugar para la gracia de Dios, ni en Palestina ni en Alemania, ni en Colombia.



Esta observación está plenamente vigente en la actualidad colombiana. La violencia se transforma en destino colectivo y todo acto social está marcado por ella. Separarse de ella es casi imposible porque la violencia como tal lo impregna todo, creando una mentalidad, un modo de vivir:



Escribió en el año 1999 JORGE ORLANDO MELO:



>El legalismo de la guerrilla lo comparte sin duda el país, que espera que de este proceso surja nuevamente una norma legal o una constitución que resuelva sus problemas, así como espera que el teatro de la paz lleve a los "actores armados" a cambiar sus estrategias de fondo. En un escenario de marchas, declaraciones, encuentros, poemas y campañas de publicidad, las negociaciones se convierten en un ritual sagrado, tanto como la misa, o más, pues una delegación de paz nunca se secuestra.

Y sin embargo, es evidente que Colombia, en vez de avanzar hacia la paz, parece crear una curiosa forma de coexistencia permanente de la guerra y la negociación, la negociación en medio de la guerra, la guerra en medio de las negociaciones y la mayoría de la población, después de declarar su voluntad de paz, muestra en las encuestas su simpatía con los paramilitares, y exige a veces, cuando desespera de la guerra, que se pacte con la guerrilla a cualquier costo, y cuando desespera de las negociaciones, que el gobierno muestre su fortaleza, que defienda a a los ciudadanos acosados<



Walther von der Vogelweide, juglar medieval anticipa un saber sobre causas y consecuencias propio del tiempo actual, tal vez de todos los tiempos.

El cantante medieval sentado sobre su piedra se resignó ante la magnitud del problema. Y su mensaje para nosotros:

¿será la actual paz en Colombia, (lo que siempre ha sido universalmente) - una utopía ?














friedrichmanfredpeter   mayo  2016




[1] Vean! You Tube: Mix - In Extremis - Palästinalied / Geoiff  Strayer

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