domingo, 20 de octubre de 2013

Si pudiéramos conducir por ti

<¡Si pudiéramos conducir por tí, lo haríamos!> sugerencia en la campaña electoral de un partido político español a los conductores para mejorar la seguridad en el tráfico.
Me permito poner en duda esa sugerencia, no porque me sea indiferente la seguridad vial, sino por el mensaje tan inoportuno que se encuentra en aquella frase.
¿Necesita el conductor realmente a quien le reemplazca en el volante, y es la mano del estado oportuna para hacerlo?
Sólo es ficcional, me dirán, es por la seguridad.
–¡Es manifiesta omnipotencia reduciendo el ciudadano a servidor obediente, recibiendo cuidados intensivos del estado protector - por su propio bien, naturalmente!– digo yo.

Llamo de su tumba a Manuel Kant, el filósofo de Koenigsberg, para ver qué opina el defensor de la ilustración europea.
Y Kant me contesta - en alemán - como solía escibir:

< Faulheit und Feigheit sind die Ursachen, warum ein so großer Teil der Menschen, nachdem sie die Natur längst von fremder Leitung freigesprochen ---, dennoch gerne zeitlebens unmündig bleiben; und warum es anderen so leicht wird, sich zu deren Vormündern aufzuwerfen. Es ist so bequem, unmündig zu sein. Habe ich ein Buch, das für mich Verstand hat, einen Seelsorger, der für mich Gewissen hat, einen Arzt, der für mich die Diät beurteilt usw., so brauche ich mich ja nicht selbst zu bemühen. Ich habe nicht nötig zu denken, wenn ich nur bezahlen kann; andere werden das verdrießliche Geschäft schon für mich übernehmen.>[1]

Y con permiso del maestro traduzco:
<Pereza y cobardía son las causas, por qué tantos hombres permanecen inmaduros dependientes de por vida, aunque la misma naturaleza ya los haya declarado libres de mando ajeno. 
Por eso es tan fácil hacerse tutor de ellos.
Teniendo un libro para pensar en mi lugar, un cura para mi conciencia y un médico para prescribir mi dieta, etc., entonces no tengo que esforzarme.
Si puedo pagar, para qué pensar. Siempre habrá otros a quienes molestar con mis asuntos desagradables.>

Así habló el maestro creyendo tener un auditorio delante.
– Gracias maestro, por acudir– dije yo–. No pensé que ud fuera tan moderno.

Sabemos qué numerosos son los asuntos desagradables en nuestra vida, pero los europeos sabemos a quién acudir.
El estado moderno, dentro de su misión social y demócrata, nos  mantiene satisfechos; misión desperfecta e incumplida como sabemos. Pero confiamos en aquella labor, y por eso nunca preguntamos, qué podemos o debemos hacer nosotros mismos para remediar un mal. Siempre hay a dónde reclamar o pedir un servicio. El estado bombero nos espera, todo previsto, premeditado, planificado, funcional. Nada y nadie se escapa.

Por eso pudieron nacer unos lemas en labios progresistas.
<¡Todo lo hacemos por tí, por tu seguridad, lo que sea necesario!> u otro:
<Donde hay una necesidad, hay un derecho.> u otro:
<¡Nunca estarás abandonado, te ayudaremos!>
Nos conduce por la vía segura: sólo por nuestra seguridad, hasta el día, cuando nos liberará de responsabilidad por nosotros mismos. Cuestión de avance tecnológico.

Entonces estaremos libres, de verdad, porque siempre habrá, quien nos libere de nosotros mismos.
¡Mundo Nuevo Feliz!

– ¡Acuéstese ud. Manuel Kant y no resucite más!­– digo yo.

friedrichmp 20 de octubre de 2013



[1] Emmanuel Kant, Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung?
Berlinische Montasschrift, diciembre de 1784.

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