Bilingües seríamos todos si aprendiéramos inglés desde el preescolar hasta bachillerato.
"¡Nonsense!" sugiere la experiencia. Nadie se vuelve
bilingüe estudiando en colegios que exhiben esta oferta a los padres preocupados
por el futuro de sus hijos.
Sencillamente es una falsa promesa, porque bilingües serán sólo
aquellos afortunados que por razones culturales o personales viven integrados
en dos - a veces más - lenguas distintas. Esto sucede en no pocas zonas
geográficas en Europa o en familias mixtas que cuidan la educación lingüística
de los hijos; y eso generalmente no beneficia el inglés entre los europeos.
La respuesta suele ser: el idioma inglés. Mas no es cierta, es el
inglés mal hablado, tan mal a veces, que es incomprensible lo que dicen estos
expertos parlantes. Este mal se refiere a
gramática y pronunciación, tan difundido y generalizado que un inglés
nativo contó su experiencia diciendo,
que no sabía en qué idioma le estaban hablando sus compañeros de la UE.
El ministro de finanzas alemán recientemente confesó que siente
lástima de todos aquellos, "que tienen que aguantar el miserable inglés
que yo hablo". Y según una encuesta reciente, en Alemania menos del dos
por ciento de la población habla inglés, aunque más de un tercio presume de
ello.
Falta hace una razonable y seria investigación sobre el dogma de la
necesidad del inglés en todas las profesiones. Aprender a hablar un mal inglés,
a costo de conocimientos básicos en otras asignaturas, es un mal negocio, y no
beneficia a casi nadie en contra de las promesas que se hacen. Se limita a
decorar millones de hojas de vida escritas inutilmente. Ya ha dejado de ser
mérito, pero la gente aun no se ha enterado.
friedrichmp 16 de octubre de 2013
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