En enero del año
1792 se oyeron violentos golpes a la puerta de una casa en un céntrico barrio
parisino. Armados con picas y con sus gorros rojos frigios, el grupo de
jacobinos se presentó como la revolución ambulante.
La puerta se abrió, y
uno de ellos preguntó:
–¿Vive aquí el
hombre grande?
–¿Por qué pregunta?
contestó una voz.
–Venimos a
recortarle un poco, replicaron al unisono.