“¿De dónde procederá esa falta de ‘moral’, ese sufrimiento y malestar que todo carácter sensible soporta en las colonias europeas de América?
Es debido principalmente a la misma ‘idea de la colonia’ porque el concepto de la colonia es una idea inmoral: Significa obligar a un país a entregar contribuciones para otro, reducir el crecimiento y las actividades industriales sólo a un punto determinado. Porque más allá de esa frontera el país metropolitano ganaría menos porque favorecería demasiado el crecimiento autárquico de la colonia.
Por eso el gobierno de toda colonia debe ser un gobierno de la desconfianza. No se divide la autoridad según las necesidades de los habitantes de la colonia. Predomina la desconfianza hacia aquellos que pudiesen contrarrestar los intereses de la metrópoli.
Y mientras más extensas sean las colonias, mayores han de ser la malicia política y las medidas inmorales de la administración.”
(Alexander von Humboldt, Guayaquil- Ecuador, 4 de enero de 1803)
(Humboldt menciona ejemplos de favoritismo, de soborno y de formación de clanes entre ‘criollos’ y ‘peninsulares’. Los ‘criollos’ suelen transformar el odio contra España en una veneración irracional por los enemigos de España; se prefieren Paris y Londres a Madrid.)
Supongo que al lector o a la lectora le causará sorpresa la precocidad de estas frases escritas en el año 1803en suelo americano por un ‘viajero explorador’ alemán.
Todavía no había comenzado la rebelión de Simón Bolívar.
Es conocida la relación de amistad entre Humboldt y Bolívar. Ambos fueron ‘hijos de la Revolución Francesa’, ambos defendieron la causa de Napoleón Bonaparte y fue Alexander von Humboldt quien construyera puentes entre la filosofía, la ciencia y la vida.
Humboldt llegó a conocer la Reforma Constitucional de Cádiz en 1812 en el marco de la política española; allí el término “colonia” había sido eliminado, tratando de formar así una nación moderna de carácter universal, que abarcaba por supuesto a todos los territorios descubiertos en el nuevo mundo. Mejor habría sido constituir estados autónomos independientes en repuesta a la voluntad de los habitantes de América española.
Al final surgiría lo que era previsible y crecerá una tendencia imparable de la revolución que repudia a los europeos colonizadores.
Después de la independencia, siendo americanos libres guerrearán entre ellos, lo que aún constituye nuestra realidad actualmente.
Humboldt ya lo había pronosticado: No nacería ningún paraíso terrenal, la violencia, las guerras brotarían como hierbas malas sobre los campos de la ‘libertad’.
Las bayonetas de unos hicieron brotar las armas de otros. Esa ley realista de la historia, no es ajena a Humboldt. La buena voluntad no es suficiente para crear otro mundo, otra realidad. Humboldt ha leído a Kant ‘Sobre la Paz Eterna’. Del ideal ‘ilustrado’ estamos aún lejos 200 años después.
Pero aún seguimos soñándolo cómo encontrar vida en otro planeta.
friedrichmanfred y anavictoria octubre 2019
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