lunes, 23 de marzo de 2015

Christoph Meckel: „Musterung“

Wie kamst du in die Welt? Ein Mensch, geboren,
mir schlug die schöne Welt den Himmel um die Ohren.
Dein Alter? Sieben Kriege und ein Überleben.
Leibgröße? Wie ein Sarg, der allen Völkern Platz kann geben.
Dein Herz? Ein Muskel, der kaut eine Kälte.
Dein Mund? Ich hab ihn mir verbrannt mit Strophen.
Die Augen? Sahen oft, wie sich die Nacht erhellte.
Die Ohren? Hörten oft Geschrei im Klageofen.
Was hast du vor? Noch einmal überleben
und sagen: diese Mähre haben wir geritten
wir wollen ihr ein bessres Futter geben
und um ein neues Zaumzeug bitten.
Wie heißt dein Land? Es heißt nicht; nicht vorhanden.
Ein faules Nichts, umstellt von Draht und Wänden.
Und dein Zuhaus? Ein Fluchtweg allerlanden
ein Hohelied, zu singen allerenden.
Wie kann ein Mensch so reden - streicht ihn von der Liste!
Du taugst als Musikant nur an nutzloser Stelle -
Gewiß - ich spann mich selber vor die Leierkiste
und zieh sie pfeifend durch die taube Hölle.


Christoph Meckel: "Revisión"


¿Cómo llegaste a este mundo? hombre, nací,

este hermoso mundo me golpeó con el cielo.

¿Tu edad? Siete guerras y un sobrevivir.

¿Cuánto mides? Lo que quepa en un ataud, espacio para todos los pueblos.

¿Tu corazón? Un músculo masticando el frío.

¿Tu boca? Me la quemé cantando.

¿Tus ojos? Tantas veces mirando como la noche ardía.

¿Tus oidos? Tantas veces oyendo gritos desde el horno.

¿Qué intención tienes? Sobrevivir otra vez

y decir: este caballo que hemos montado,

hay que alimentarlo mejor y pedir otra montura.

¿Cómo se llama tu país? No lleva nombre, no existe.

Un nada podrido, rodeado de alambre y murallas.

¿Y tu casa? caminos para escaparme

un cantar de cantares, a recitar en cualquier lugar.

¿Cómo puede hablar así un hombre?-¡bórrenlo de la lista!

Siendo músico sólo sirves en lugares deshabitados -

Cierto- yo mismo me pongo a tirar de la caja de música

y silbando me paseo por el sordo infierno.




Notas:

Preguntas - propias de una revisión a reclutas para servicio militar - y Meckel las formula para presentar quien es él: ¿Quién es el sobreviviente de siete guerras, el que cruza un paisaje hecho de escombros, tocando un organillo que emite palabras sonoras que nadie escucha? Palabras que resumen sus traumas y sus recuerdos, los años perdidos de la juventud.

Meckel se acuerda de Berlín, yo me acuerdo de Frankfurt, ¿quién más se acuerda?

Vivimos en la era del olvido. Desastres actuales echan velo sobre los del pasado.


El niño Christoph vio lo que ha marcado su vida: Delirios de grandeza, la caido de la ciudad y de todo un país en escombros y escoria, porque el cielo iluminado les cayó encima.

Después de quemarse la boca con falsas estrofas, al niño sólo le queda el deseo de sobrevivir una vez más. A siete guerras sobrevivió, esa era su perspectiva.

Delante de sus ojos se ha hundido una bella ciudad, se han iluminado las noches por magníficos incendios, monstruosos fuegos, que saturaron su deseo de artificios con luces por toda la vida. Escuchó los gritos desesperados de los que se quemaron vivos encerrados en hornos que prometieron falsa protección.

El precio: endureció el corazón, un músculo masticando frío. Sobrevivir también es, no sufrir todas las penas ajenas, porque es guerra multiplicada por siete para memoria del joven que tiene un solo deseo: sobrevivir; y este sobrevivir, fuente de vitalidad, es su respuesta.

¿Se cumplirá en un país que ya no es patria? Es tierra inhabitable llena de escombros, rodeada de alhambradas y muros.

¿Puede ser esa mi tierra? pregunta: Un lugar podrido que huele mal, donde todos nos hemos montado sobre una yegua mal alimentada, con falsa montura y que ahora exige cambios completos, innovación, renacimiento, resurrección.

En este vacío sólo irrumpe la voz poética, música para oidos sordos, pero esa es la reserva del sobreviviente, colocarse delante del organillo callejero y entonar un cante, un mensaje distinto que repara lesiones, las heridas abiertas que sufrió su autor.

Pasear este organillo a través de las calles rodeadas de ruinas deshabitadas es trazar una vía transitable através del infierno:

- Aun tengo la vida ¡Escuchadme!

Meckel ha conservado vida y voz, pero aun no sabe para qué le sirven. Por eso canta, sus palabras curan las heridas del alma en medio de un infierno continuado.

¿Nos contemplamos en este espejo, toda una generación, sobrevivientes de entonces, sólo nosotros?


¿Hay una actualidad, una terrible repetición?

Supongo que en el mismo espejo podrán verse los que tratan de sobrevivir en el Oriente Medio, cuando el cielo les cae encima y falsas estrofas ahogan las mentes.

Su respuesta será: sobrevivir.



friedrichmanfredpeter marzo de 2015






1 Christoph Meckel, escritor, nació en 1935 en Berlín


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