Das Bild des Krieges [1] war nüchtern, grau und rot seine Farben; das
Schlachtfeld eine Wüste des Irrsinns, in der sich das Leben kümmerlich unter
Tage fristete. Nachts wälzten sich müde Kolonnen auf zermahlenen Straßen dem
brandigen Horizont entgegen. "Licht aus!" Ruinen und Kreuze säumten
den Weg. Kein Lied erscholl, nur leise Kommandoworte und Flüche unterbrachen
das Knirschen der Riemen, das Klappern von Gewehr und Schanzzeug. Verschwommene
Schatten tauchten aus den Rändern zerstampfter Dörfer in endlose Laufgräben.
<La imagen de la guerra era sobria, gris y rojo sus colores; el
campo de batalla un desierto de locura, donde la vida aguantó mal bajo tierra.
Durante las noches, columnas de soldados exhaustos se movían sobre carreteras destrozadas hacia un
horizonte en llamas. "¡Apagad la luz!" ruinas y cruces sembraron el
camino.
Ninguna canción sonó, solo órdenes de mando y maldiciones en baja
voz, interrumpidos por el crujir de cuero y el chasquido de los fusiles y
palas. Difusas sombras salieron de pueblos destrozados para sumergirse en
infinitas trincheras barrosas>