Also lautet ein Beschluss,
Dass der Mensch was lernen muss.
<<Esta es la sentencia:
¡aprenderás un oficio!>>
¿Pero cuál?
Die Herren Professoren,
Die sind schon schlau geboren.
Der Weisheit Morgenröte,
Das ist jedoch die Kröte.
<<Los señores profesores, listos nacieron.
La aurora de la sabiduría, sin embargo, esto es el zapo.>>
Y <<zapos>> han de ser aquellos que aprenderán oficios para llenar el enorme vacío que se abrirá en los próximos años en toda la manufactura industrial. Alemania necesitará seis
millones de obreros cualificados nuevos para mantener su tejido industrial actual. Y este número casi idéntico sobrará de aquellos que estudian carreras universitarias, con resultados mediocres a malos. Sin embargo, estos podrán obtener becas, los<<zapos>> comunes no.
Casi la mitad de los jóvenes alemanes actualmente llevan matrícula universitaria. En Francia son 85 porcientos, y en España no mucho menos. Hay un consenso general que son
los estudios universitarios que dan mérito y prestigio sociales. Y se ha llegado a la situación absurda que a pesar del paro juvenil no se consigan mecánicos, carniceros o impresores, en suma toda clase de trabajador especializado imprescindible
para el funcionamiento de la industria moderna. Los versos citados indican que el problema no es nuevo, y la voz popular siempre ha puesto <<el zapo>> por encima del
<<listo>>. Para la sociedad su labor es esencial, sin su mano de obra ninguna rueda se mueve.
Por eso, ha llegado el momento de preguntarse, no de cómo aumentar la cuota de estudiantes universitarios, sino todo lo contrario, de cómo reducirla a un nivel sensato y tolerable.
Entre todos hemos sido responsables de producir una cuota de paro juvenil de 60%. Esta crisis laboral es una crisis en gran medida fabricada por la proyección ideológica sobre la
educación. Ante el manifiesto de ¡todos a estudiar, todos iguales! ¿quién se atrevería a levantar dudas a preguntar por los servicios básicos sociales? ¿Quién, entre millones de
titulados y doctorados los ejecutaría?
Este cambio de ruta es necesario en toda Europa e imprescindible para sostener el crecimiento industrial; pero encuentra numerosos obstáculos:
El primero, las mismas instituciones educativas, desarrolladas sin contacto con la realidad social y pasto de ideólogos turnantes. La más leve intención de cambio despierta su
reacción iracunda. Están habituados a pensar en el lugar de los otros, creyéndose cabeza y conciencia de la sociedad entera, y al mismo tiempo son guardianes de privilegios
privados.
El segundo, la costumbre sociocultural de dar valor a la formación universitaria y hasta despreciar el trabajo manualmente hecho. El barrroquismo feudal aun no ha
muerto.
Pero también será necesaria una revolución en la enseñanza de los oficios. Laborar en una industria moderna nada tiene en común con el <<curro>>tradicional. No se aprende
estudiando manuales teóricos, ni improvisando. Hay que crear un sistema completamente nuevo; aun no existe en la mayoría de las naciones europeas, especialmente donde más
paro juvenil hay.
El sistema alemán, llamado <<dual>>,podría servir de orientación. Allí, estudio y trabajo se combinan; el trabajo en la empresa introduce a la práctica, la escuela estatal displiega
la teoría. El aprendiz durante este tiempo forma parte de la cadena de producción, es útil y recibe un sueldo; pero trabaja bajo la supervisión del obrero maestro.
Cuando termina esta fase de aprendizaje, después de tres años normalmente, recibe titulo de obrero cualificado con todas las posibilidades de ascenso a maestría y a estudios
técnicos adicionales.
Introducir un sistema así, en un medio donde no existe ni se le conoce, es complicado y exige paciencia – El caso de Alemania es distinto porque allí tiene larguísima tradición – Sin embargo, el premio podría ser el final del paro juvenil.
Este sistema también podría liberar la universidad del cargo de candidatos no aptos para el estudio avanzado teórico.
Aquellos que están permanente insatisfechos porque buscan otra realidad, más idónea a su interés y capacidad, y que no hacen otra cosa que perturbar la vía de excelencia que toda universidad debe buscar; obligan al profesor universitario a hacer función de maestro.
Por eso, la aurora del <<zapo>> no es un menosprecio, podría ser sabia para todos, creo yo.
friedrichmanfredpeter 5 de jul. de 13
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