jueves, 30 de mayo de 2013

Homo Publicus

Después de Schopenhauer o Nietzsche se acabaron los filósofos, se dice, cambiaron a sabios literatos, similar a novelistas; crean su perfil de sabelomucho, interesante, pero filosofía en retirada, opción de pensionistas.
La tentación es grande, olvidarse del tema, de un tema, para dedicarse a difundir opiniones, como gallinas que ponen sus huevos en diferentes nidos.
Además, no olvidan el cacareo de rigor. Por eso son invitados de preferencia en talk shows TV. Les gusta el aplauso.

Me parece que en política sucede algo similar.
El sr. Hollande, por ejemplo, ha optado por no ser un hombre de estado, homo politicus, para bien de su nación y de Europa. Prefiere ser un pequeño presidente socialista, para bien de su gente. Su papel es tragicómico, porque no se lo agradecen. Pero su carácter simple y plano le socorre: no se da cuenta, es bueno.

Filósofos y políticos actuales no son malos. Nada de eso. Brillantes aforismos salen de sus bocas o de sus plumas. Demuestran que están a la altura de nuestro tiempo, se dedican a escuchar los ecos que sus voces producen. Así dosifican verdades, medias o cuartas bastan.
Nada de mentiras, por supuesto, nada de Maquiavelo.¡Olvídenlo! recomendó el sr. Obama a sus consejeros. Ha nacido un nuevo modo de ser, el homo publicus. Su verdadera vida transcurre en Internet, es transparente, nada esconde. La magia de pocas palabras, es su fuerte, es homo publicus y buena persona; le cae bien la sonrisa, le prestaríamos dinero si nos lo pidiera.

¿Excepciones? Creo que hay. Conozco a uno y le hago gran reverencia: Benedicto, es pensionista ¡Chapeau!

fmpeter

30/05/2013

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